magen cogida de la red
OSCURO LÍMITE
¿Hasta dónde llega la luz del mar
para tocarse con las pupilas?
(En lo oscuro, la recordación anticipada, quizás el techo de la
brisa,
la verdad que traspasa las paredes del transeúnte.)
Muerde la baba cuando derrumba
sus miedos, los tantos espectros
de la calle y el sentido
sacrílego del respiro, junto al ave erguida que lo habita.
—Me seduce la larva de las
alcantarillas y la mancha incesante
del crepúsculo con sus tentáculos
de ciega masturbación.
(En el sofoco de nadie, el infierno de los perros con su bozal
abyecto.
Deshago la nube para descaminar cualquier turbulencia: la puerta
que rezaga
el remanso, mis pesadillas cada vez más cerca del tiempo.)
—Si algo pervive, que no sea lo
siniestro,
sino sólo el fondo de lo
absoluto, o el viento movido por los ojos.
¿Es la razón la que abre la
espesura de este imperativo de las sienes,
o es la memoria que de repente
suelta sus recurrencias?
Vamos, le digo al mar o a la
flor, polvo seré, y eso, también es tortura.
Vamos, le digo a los zapatos
entre el sofoco, lo oscuro es la rosa
trocada en claridad, —si existo,
también conozco lo ilegible, el extremo
nombre de las profundidades (la muerte ciega de los peces)
salta el goteo e irriga las
paredes…
Barataria, 19.III.2013
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