Ilustración: Joan Miró.
Viento
…y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!
Rafael Alberti
En el fondo del viento que hincha nuestro pecho
En el milagro del viento lleno de nuestras palabras.
Vicente Huidobro
Deja que el viento corra coronado de espuma,…
Pablo Neruda
A merced de los vientos de la suerte;
Este vivir, que es el vivir desnudo,…
Miguel de Unamuno
¿Qué es esta gota en el viento
Que grita al mar:?...
Antonio Machado
Aquí al pie del muro
Fatigado del viaje
El viento se ha sentado
Gerardo Diego
Llévame por donde quieras,
Viento de la luz…
Emilio Ballagas
I
¡Viento, viento, viento
Que revienta en la cara!...
II
El viento canta. Va unido a mis huesos:
Su voz es suave como el agua,
Oleaje de montañas sobre la ventana.
III
En el comedor me siento a escucharlo.
¡Él está junto a mi soledad!
Hermosa soledad del viento sobre el follaje.
IV
Un viento de ausencias roe mi memoria.
¡Las palabras cuelgan del verano;
El cielo apaga sus linternas!...
V
¡Ya no es el viento de mi infancia!
Antes viajaba sobre las estribaciones;
Ahora entre la sombra de la hojarasca.
VI
¡Este viento es tibio como el amor!
¡Es amor encarnado! ¡Espejo y laúd!
A veces mi alma ciega se espanta,
Igual que los pájaros en el invierno.
VII
A las tres me levanto. A las cinco.
Sobre mi pecho se posa, la bufanda
Blanca del viento que ríe como niño.
VIII
¡La aurora y el viento!
¡Ahora la noche sube descalza!
¡Hay heridas: tempestad de muerte
Por todo el planeta!
IX
¡Subió la emoción! Nada dijiste, viento.
Se rompieron las arterias. ¡Ciego!
Hecho tambor anunciaste alaridos.
¡Viento funesto! ¡Viento contraviento!
X
Yo, como niño viento! ¡Niño fui!
¡Subió la emoción hasta la nube!
Ya en el umbral, ¡ciega noche!
¡Sueños perdidos rehaciendo en el viento!
XI
¡Sobre la lengua de la trementina volé!
¡Horizonte de yermos! ¡Viento de noche!
¡Viento! —espejo inaudito…
XII
Quise tejer ventanas en el viento. ¡Viento!
¡Los efluvios socavan el alma!
¡Viento que te despedazas en el agua de las barcas!
XIII
¡Sobre tierra, viento! ¡No en aire!
¡Tejamos en el corazón del alma!
¡En la mesa fiel de la casa, ilesa de culpas e infamias!...
XIV
¡Sólo vi una mujer, dialogando con el viento!
¡El sueño es frágil! ¡No el ideal!
Cabalgo en caballos de recuerdos.
¡Tus estribos, viento, gotean velámenes
De atónitos pulmones!...
XV
Viento en vientos de luto.
¡Desterrado habitante! ¿Luna menguante
En la fragilidad de este antiguo sueño!
XVI
¿Recuerdas, viento, el reír?
—Hoy el reír es otra cosa:
¡Bebe tu soledad con el paroximo de estos días!
XVII
¡Pero me desangro, degollado, viento!
Una flor en el camino. Una. ¿Una?
¡Nada fenece, —cósmica eternidad—,
Mientras la memoria nos acompañe con su fuego de vocales!
XVIII
¿Te llamas viento? ¿Halo efímero?
¿Huella? ¿Luz clandestina de la fragancia?
¡El silencio deja caer su lengua de granito!
¡Esparce la ceniza en tu navío, viento!
¡Viento que a la luz, postrera mirada!
XIX
Mi conciencia crepita en el espejo del viento.
Al fondo, la huella humana, se deja sentir campana.
XX
¡Florecen los alelíes!
¡Cascadas de sombras tiritan!
¡El viento es voluntad del planeta,
Y no de esta materia que consume el éter!
XXI
Al borde de la almohada, en secreto,
Quiero verte, viento. ¡Viento arco iris!
¡Viento con las alas de mi alma!
¿Bajo las sombras, tienes horizonte?
XXII
¡Las estrellas! ¡Las lámparas!
Soy niño en el musgo de la noche.
¡Busco luz, dentro de estas losas de granito!
XXIII
Viento soleado en la cruz del tiempo.
¡Hojas amarillas cayendo del confín!
¡El corazón tiene corto su boscaje!
Durante la noche el viento agoniza…
XXIV
Desde niño quería ese viento,
—Caballo de espejos sobre el agua—.
XXV
¡Ah el viento afiebrado del murmullo!
Emigro hacia tu pecho.
¡Junto a las hojas, viento, corro en mi delirio!
XXVI
Cuatro alas se juntan, mudas en su viaje.
La memoria picotea la alcoba
Donde el destino ofrece su asedio.
XXVII
Hemos de llegar alma-viento:
—sobre las manos de la neblina,
¿Adónde irás? Las luciérnagas de los años
En lágrimas, van y van…
XXVIII
El viento ha dormido entre espejos:
En las plumas de su aliento,
Revolotean mariposas…
XXIX
¡Ponte viento a lazar tus alas!
¡Crece enfurecido en la tormenta!
¡Empuja entre espejos la esperanza!
XXX
¡Un pájaro sobre las ramas!
El viento lo ha soltado
Para que caiga en mis párpados.
XXXI
Viento soy al verme, viento.
Era feliz antes de inventarte.
¡Ahora, el frío se posa en el retrato!
XXXII
En pleno combate gritaba:
¡”Agua que desborda de su espejo”!
Y hasta quise retener
Todo lo que la niebla cubre…
XXXIII
“Arrodillarme quiero entre tus brazos,
Como el niño en la cruz de su nodriza”.
¡Sólo así sería el aire agolpado en los peces!
XXXIV
Desde el fondo del viento, emergen
Fuegos de agónicos jinetes.
¡Ah, viento abrupto, hondo viento
Que te enredas en las sienes!
XXXV
Ahora bébete mi sangre:
Ojos de tempestad iluminada.
XXXVI
¡Hermoso delirio, este viento!
Te miro toda, de cabeza a pies:
Bebo el aliento y los hilos de tus suspiros.
XXXVII
Una sola voz suena entre las venas:
Las buganvillas encendidas del ansia
Y los sonido de los ríos…
XXXVIII
Si un día ya no soy, luz-viento,
Es porque mar adentro hundí mis dedos
Hasta tocar fondo.
XXXIX
Un silbido de pájaro,
¿Es Dios o el demonio?
XL
Entre más crece la llama,
Campana se vuelve, viento,
El ansia y el alma…
XLI
Las raíces del delirio nos unen.
¡Huyamos! ¡Huyamos!
¡Ninguna victoria da gozo cierto!
XLII
¡Vuela, viento-mujer, vuela en la ternura!
Hazte pájaro entre luz…
XLIII
El viento nos desborda en plenos rieles.
Pero el horizonte nos arrulla.
El tiempo nos pasa en bandada de azacuanes,
Pero los labios, un instante se detienen:
¡El mar nos deviene con su incendio de espuma!
XLIV
¡El horizonte en tus ojos, viento!
¡La lluvia mojando los retratos en la alcoba!
“Ya no podrás libertarte
—¡Ya no podrás libertarme!”—.
Altas son las ramas del viento y mis heridas.
XLV
¡Es sed en la pupila!
Es pálpito recóndito
Que trasiega el destino
Hacia la sangre donde se desvanecen las palabras.
XLVI
Vuélcome desnudo sobre ella
Como un tornado que desata
Aguas turbulentas…
¡Ah, este resuello de ámbar en la profundidad
De la tormenta!
XLVII
Mientras el ojo duerme, viento,
La memoria dibuja un mundo de sonrisas;
Mientras, tú, soplas en la conciencia,
Añoro las pequeñas arenillas de tus poros.
XLVIII
Pronto la emoción será ceniza.
El río de la hoguera, carne consumada.
¡Ah, la aurora vedada para este navegante
Que en gris figura se desangra!
XLIX
Me duele la presencia del olvido.
Esperar es ir, también,
Muriendo despacio, lentamente…
¡Viajemos, viento, taladrando las paredes!
L
En silencio digo tu nombre:
¿Mar? ¿Viento? ¿Noche? ¿Fuego?
¡Viento eres en mi sueño!
LI
Sueño luminoso en la tempestad del augurio.
Cóncavo el horizonte gotea campanas.
¡Sueños de pájaros nos amanecen
En el palpitar primero de la mañana!
LII
¡Todo se ha convertido en anhelo suculento!
¡El mar nos baña con su galope de espuma!
LIII
Noche y día, viento, sobre el alma.
¡La luz de los meses, fragorosa, nos imanta!
LIV
Ciego de palabras, camino en desatino.
Mientras el viento no falte, viento-cuerpo,
Viento-alma, no seré polvo,
Sino una ventana encuadernada en las pestañas.
LV
¡Vámonos hacia el bosque! ¡Vámonos, viento!
Así las mariposas aletearán en nuestros nombres.
LVI
Hay ríos en el pecho desvelando los poros;
Hay una luz que levita en el cuerpo:
Es el sueño mismo que se mira en el espejo.
LVII
Sigo fiel al viento.
Él nos persigna con su loco parpadeo.
LVIII
¡Viento! ¡Viento! ¡Viento!
¡Viento del musgo y el escalofrío!
¡Las cejas se hacen palabras derramadas!
¡La ilusión tiene sus armarios, luz innumerable,
Aquí donde palpita la conciencia!
LIX
Ávido, el viento, diáfano,
Se va por la ventana…
¡Su aire de guitarra rocía las sienes!...
LX
Nazco y renazco, creo y recreo,
—Oficio de poeta—
Buscando la forma de sí mismo.
LXI
Te veo, viento; te oigo…
La semilla de tu sangre,
Concuerda con la luz…
LXII
Viento Eva. Viento Alba,
Sin túnica en el cuerpo.
Viento-fuego, viento-espada:
—Manantial sigiloso sobre el agua.
LXIII
Sosegadas en la alegría,
Las pupilas descansan,
Como gaviotas entre cristales.
LXIV
¡Nada nos niega, viento!
Amanecemos juntos en la transparencia
Y en el esplendor de los espejos…
LXV
“Antes de que las nieblas desciendan a tu cuerpo”,
Abramos el libro entero del ombligo,
Y que el viento, ágil, recorra página tras página.
LXVI
Vertemos luz del cuerpo como ese viento
Sacralizado en la profunda dulzura de las campanas.
LXVII
A veces nos quemamos las manos
Con ese irrumpir del viento:
De los anaqueles de su abecedario,
Sacamos un mundo de fragante azúcar.
LXVIII
En los pabilos del viento nuestras sombras.
En cada jadeo quemamos la lluvia.
¡Ah, viento que nos anda en la lengua de su ramaje!
LXIX
¡Viento en mi, viento! ¡Viento en ti, viento!
Donde entre el trueno, galopan los deseos.
LXX
Ella y el viento: —viento-imán.
Ella viento; viento yo, —materias ávidas,
Rondando en las sienes de la luz.
LXXI
¡Viento que viene con ella!
Viento que en cauterio cierra la herida.
¡Viento que bebemos
En el plato rojo de la alegría!
LXXII
¡Juegas al gozo, viento!
Viento entre los senos y el ombligo:
Intensidad que concentro
En este sofá tensado de los ojos.
LXXIII
¡Ahora viento, viento corpóreo!
Ahora, viento hacia puertas fragantes…
Desde el subsuelo la ropa desemboca en trenes
Y las entrañas en un planeta de claveles.
LXXIV
“Animal ciego que tropieza” en el vitral de sus pechos.
Con las alas, de abundantes pájaros,
Multiplicamos flautas azules…
LXXV
Adentro del viento otro viento:
Sueño sumergido en la humedad del cuerpo.
¡Sueño-viento! ¡Universo-viento!
¡Soles propagados en los muslos!
¡Enhiestos helechos en el pubis!...
LXXVI
“Frente a esta alta montaña”, veo que el viento,
En espiral, picotea los pensamientos.
¡Ven, viento! ¡Ven, viento!
—el mundo nos espera para armar sus pedazos.
LXXVII
No tengo edad en este goce que me mueve.
—¿Quién detiene el aguacero?
¡El galope del viento, acompasado,
Me afirma en el presente…
_________
*Poemas escritos durante el primer semestre del año 1995.
**La edición completa de este poemario se hizo en el Suplemento Cultural Tres Mil de Diario Latino, El Salvador, 1995.
Leer más en: