©Pintura de Hervé
Lenouvel
ESPEJISMO
Nunca me han sido extraños los espejos quebrados del
paraíso.
Ni la goma de mascar sosteniendo los dientes en tono
absoluto.
Una hebra de luz danza en medio de la luna
como la huella que deambula en tus poros después de la
lluvia.
Amanezco en el vuelo quebrado de una sortija de ecos,
entre el filo de la desnudez y los antídotos del pinar
oculto.
Siempre me persigue un espejo de peces acribillados:
en las venas
esta muerte invisible, que mueve mi destino a las
aguas,
a ese otro mundo de trenes con acequias de rieles
interminables.
En el sofoco de bracear entre las sombras,
descubro los minutos de saliva de tu boca, los
encajes, en el trance
real de tus gritos agónicos, el arroyo noctámbulo del
celaje.
A solas los contornos vacilantes de la orilla del
escalofrío.
Alrededor de la dentadura, juegan los ecos de mi
mendicidad.
Del libro: Umbral
de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga
©Pintura de Hervé
Lenouvel