lunes, 30 de marzo de 2020

ESPEJISMO

©Pintura de Hervé Lenouvel





ESPEJISMO




Nunca me han sido extraños los espejos quebrados del paraíso.
Ni la goma de mascar sosteniendo los dientes en tono absoluto.
Una hebra de luz danza en medio de la luna
como la huella que deambula en tus poros después de la lluvia.
Amanezco en el vuelo quebrado de una sortija de ecos,
entre el filo de la desnudez y los antídotos del pinar oculto.
Siempre me persigue un espejo de peces acribillados: en las venas
esta muerte invisible, que mueve mi destino a las aguas,
a ese otro mundo de trenes con acequias de rieles interminables.
En el sofoco de bracear entre las sombras,
descubro los minutos de saliva de tu boca, los encajes, en el trance
real de tus gritos agónicos, el arroyo noctámbulo del celaje.
A solas los contornos vacilantes de la orilla del escalofrío.
Alrededor de la dentadura, juegan los ecos de mi mendicidad.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga
©Pintura de Hervé Lenouvel

miércoles, 25 de marzo de 2020

PURGATORIO DIARIO

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PURGATORIO DIARIO




En el sinfín nadie se salva de la noche, ni del culto a los vértigos del discurso roto de la opacidad. El humo se enreda en los diversos dialectos del fuego, o en el hueco del vómito del purgatorio. Antes nos vino la náusea con su cuchara de sal y el cuerpo al límite de las supuraciones: se abren los ojos ante la belleza de las idolatrías; quedamos pocos fuera del telón de las armaduras y los torpes maniqueísmos de una lágrima en este mundo de conspiraciones. Es como jugar a los razonamientos del estiércol o regresar al asco de los esfínteres, comedia a fin de cuentas de nuestras desgracias. En los disparates de la desesperación, aquellos rostros de difícil digestión y sospecha…

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga


lunes, 23 de marzo de 2020

FULGOR DEL SOBREVUELO

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FULGOR DEL SOBREVUELO




En la marcha, una túnica de alfileres hace la diferencia.
O el vinagre de los tiempos inhóspito en el pecho.
Una túnica de sal muerde mis heridas, la misma que despierta
sobre las cáscaras de la inclemencia.
En el útero de la sombra, arden las esquinas de un cielo que golpea
diligentemente, esta sed postrada y silenciosa.
En mi, una luna de estruendos socava mis brazos. Cornea feroz,
en el sueño, toda oscuridad, el remo de piedra de mi barca,
el tropel de escamas en mi garganta.
Vencido el aleteo, solo el coágulo del rastrojo, hirviente de vacíos.
Mientras pulsa la ceniza, he de rasgar en tintineo del pálpito,
y recordar el candil de la última marea. O cruzar la brea.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga
©Pintura de Claudia Küster


lunes, 16 de marzo de 2020

EPISODIOS DEL DESTIEMPO

©Pintura de MARCUS BOHNE





EPISODIOS DEL DESTIEMPO




Del otro lado del abandono, el jiote de polvo de los días indecisos. La tentación siempre por ese paraíso borrado en los rincones del diario vivir. Todo está tan lejos ya, que el sueño me parece antiguo, un grito en el barro del infierno, un juego que pervive en lo inagotable. En cierto modo, extraño la oscuridad y su inevitable destiempo. Extraño aquella voz de la infancia aunque me niegue. Aun me duele el eco de las rodillas y la salida a las calles. Da pena morir todos los días en los feos incendios de las cruces. Da pena, también, el despojo de la desnudez y el extravío en tus encajes, la torpe sombra de la lluvia.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga
©Pintura de MARCUS BOHNE

martes, 10 de marzo de 2020

DISTORSIÓN DE LA MIRADA

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DISTORSIÓN DE LA MIRADA




A través de mis manos desemboca la oscuridad del asfalto.
Por doquier el plato vacío como los hartazgos del moho
en un machete: en las ojeras ahumadas de la mesa, el hambre
ceñida al horror del paraíso prometido.
Nunca a mis ojos fue extraño el argumento a un mejor destino;
y mientras eso no sucede, sigo aquí, desvivido en el espejismo,
o en los veleros miméticos del espejo.
A ratos se asoman a mis ojos enjambres de vacas.
A ratos los muslos tuyos sin diluirse en mi boca de sombras.
A ratos la quemadura de tu aliento en el desvelo de mis venas.
Una cueva de insectos amenaza los siete círculos del fervor.
En mi cama bailan salpicadas sin tiempo mis pupilas.
Por si acaso, la imagen del trasiego me sirve de testigo.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga


sábado, 7 de marzo de 2020

SAN SALVADOR EN MI PECHO

Imagen tomada de la red





SAN SALVADOR EN MI PECHO




No hemos nacido para el canto sino para el acopio
de las palabras en el rechinar de 1os dientes.
Enrique Lihn




San Salvador con sus bestiales juegos de palabras y ritos feroces.
San Salvador enclenque en las cunetas del sueño, desteñido
en los ojos de la infancia, en los callejones donde está la muerte.
Nada me hace pensar diferente a lo inmundo de este Paraíso,
cuando muge el dolor y proliferan los embustes.
En un petate de desamparo, las simetrías de lo inexpresable,
las uñas con sarna de fatiga, el lento bostezo de las cicatrices
y los sudarios falsificados del abrazo.
Entre dientes y bocas de despropósitos, San Salvador, calamitoso,
torpe en el deseo que aguarda, asustado en la penumbra.
A veces cansado en las arterias del despojo, entre añicos de voraz
absurdo y homicidios, inasible en la ternura.
En las noches, un somnífero hace la diferencia para evocarte.
.
Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga

miércoles, 4 de marzo de 2020

DISCURSO REVELADO

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DISCURSO REVELADO




Ofrendamos esta suerte de prolongar el clímax de las calles.
En lo humano del dolor, cada queja se fue haciendo oscuro río.
En cada grito una cripta dolorosa, una tumba de mar, aquí,
en las sienes, un tren de féretros amargos en la boca.
Nada dijiste antes a la espera. Nada a la sombra muda del llanto.
Nada a veces la piel, sino el abrojo de niebla en las mañanas,
el cansancio de lo que no tiene límites y se prolonga, quizás,
como un litoral de sueños.
Mañana ya no estaremos, tampoco el castillo de naipes, ni aquella
litera tangible de tibias cobijas. Ni el pelo en la sopa.
Será como la ceniza, torpe destino. O urgida llaga.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga

lunes, 2 de marzo de 2020

PRESAGIO DE LA ANGUSTIA

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PRESAGIO DE LA ANGUSTIA




Ya solo me queda la escarcha del sudor de todos aquellos días.
Llevamos a cuestas la tragedia de los ataúdes y la oscuridad
de una tragedia: grito sobre la pared de fuego de la rosa,
o sobre los guantes tumbados en mi boca.
frente a la túnica de las furias, los barrotes secos de la esperanza.
—Ahora ya no menciono la quemadura de peces en la piel,
ni el azufre de tu sangre en mis brazos, ni la tierra que nos espera
por igual, en la hora undécima del filo.
Voy solo y en silencio poniendo la otra mejilla. Cesa la luz.
Voy con mis zapatos mortales, hacia el mayo de mi natalicio.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga

domingo, 1 de marzo de 2020

DESPUÉS, LA DESHORA

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DESPUÉS, LA DESHORA




La vida en tiempo se vive, tu eternidad es ahora, porque luego,
no habrá tiempo para nada.
Luis Cernuda




En el instante de pensar en lo remoto, los jardines dormidos
del destino, y el río en el que uno no se lava dos veces
los genitales. Entramos con sigilo a lo recóndito de la vida: es nada
esta suerte porque cada día tiene su misterio. Salvo la desnudez,
todo se desdibuja al final del día.
Ya se nos acaba el tiempo pensando en la eternidad, sin alcanzar
ese paraíso insondable: aquí, solo hay acumulación de noches,
la suciedad que dejan las tormentas, el perro transeúnte
de la bruma, la sospecha en la boca de la sombra, el escombro.
Abro, ahora, mi alma. Después todo será holocausto, o pañuelos.

Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga