sábado, 31 de marzo de 2012

EPIFANIA DEL SILENCIO URGENTE


A menudo, la propia sombra desprende oblicuas telarañas, la propia
sombra en el rompecabezas del escalofrío; no hay aparición de espejos
 alegóricos, ni imposibles, sólo aquella conjetura que es menester del espejismo.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





EPIFANIA DEL SILENCIO URGENTE




No es sobrenatural el escenario donde habito, sino tan real la aparición de la sien que cavila en la salmuera. Real la ramazón del silencio, la ardiente herida que abre la puerta del costado, hasta el estrepitoso vaso de lo urgente. De pronto el mazo del viento rompe las persianas para que la diadema del aliento haga lo suyo. A menudo, la propia sombra desprende oblicuas telarañas, la propia sombra en el rompecabezas del escalofrío; no hay aparición de espejos alegóricos, ni imposibles, sólo aquella conjetura que es menester del espejismo. Aun así, escindido por el vaho, camino en la cuenca oscura del azogue; y claro, no espero milagros, cuando de tanto caminar ya hay bostezos, sino sólo un instante para contemplar las funerarias, los féretros, los huesos del galope, al ciego que cruza la calle con un bastón de palabras. Hoy entiendo a las estatuas: el tiempo las hace abundantes para los pájaros; allí deambulan sobre el galope del reloj, muerden la noche; las axilas son su hospedaje. Juro que el silencio es el mejor analgésico para no sangrar ante tanta purulencia. Antes, desde luego, sólo pensaba en el cuaderno del sepulturero; ahora, las cosas han cambiado: he aprendido a sumergirme a tiempo completo, en mi propio vacío inmaculado.

Barataria, 31.III.2012

viernes, 30 de marzo de 2012

PUERTA DEL DÍA


Más allá, o más acá de las puertas, las palabras errátiles en la concavidad
 de la noche, ese hacia dónde bañarme en aguas limpias, en aguas de permanente claridad.
Imagen tomada de la página viertual/ciberparroquia.wordpress.com




PUERTA DEL DÍA




Se abre el telón de las nubes sobre las pupilas; pero están presentes las pancartas de los días habitados por la modorra del jarro de anís en el taburete del olfato. La política criolla como la transnacional siempre tiene algo de malabarismo: muerde la intemperie con sus tentáculos de rendijas y agujeros; palidece en el bregar de las sombras que respira el relieve de las paredes. Ante cada puerta del día me armo de presagios, es decir, sueño en los sueños que se arman a la luz sumatoria del anhelo; de hecho hay siempre en nuestra naturaleza esa dualidad tortuosa de la vida: unos engordan para que otros enflaquezcan, con bombos y platillos el poder nos sofoca hasta volvernos “el trompo” de la calle o la moneda desgastada de uso común. —(Vos atizas el fuego en el colchón hasta derretir el desván en la boca, allí nos olvidamos de lo lóbrego que resulta el trajín, las burbujas ardientes de la queja, la mariposas que respiramos sostenida en la zarza.) —Yo, entretanto, imposible de entender la realidad: las aguas del estallido que se abren a no sé qué jadeos de manos frenéticas. Más allá, o más acá de las puertas, las palabras errátiles en la concavidad de la noche, ese hacia dónde bañarme en aguas limpias, en aguas de permanente claridad.

Barataria, 30.III.2012

jueves, 29 de marzo de 2012

LA VOZ EN EL ACUARIO

Cuando busco la luz, adentro, mi rostro debajo de las piedras, crecen
los vientos del lobo pervertido del aliento, el sedimento violento
de la noche de los escarabajos, el mercado con su relincho de invierno,
los peces oscuros de las sombrillas, allí donde el pecho se abre a la locura.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





LA VOZ EN EL ACUARIO




Durante la medianoche la voz siega en el acuario, los tantos silencios necesarios para el reposo: las aguas tocan la sombra de las raíces, afuera hay osamentas que lame la boca en el itinerario de la escalera. Cuando busco la luz, adentro, mi rostro debajo de las piedras, crecen los vientos del lobo pervertido del aliento, el sedimento violento de la noche de los escarabajos, el mercado con su relincho de invierno, los peces oscuros de las sombrillas, allí donde el pecho se abre a la locura. —Es locura esta agua estancada, casi quemada, invisible; pero sorprende cuando los sedimentos suben a los párpados de todos los días. Me quedo atónito purificando la vigilia, las tablas de multiplicar endurecidas de las retinas, la escarcha de las alas sofocada por la saliva; después debo lamer los relámpagos que iluminan los huesos. Después el amor, ¡cuánto sudor de poros! Duro mecate la espiga hasta el cielo, el mundo nostálgico en medio de la bruma; ahora me queda controlar el pulso e identificar los objetos despiadados en mi conciencia: la risa, los miedos, el infinito y el futuro cuyo camino es un cuaderno con dudosa caligrafía. En realidad, me conmueven tantos espectros alrededor de mi acuario.

Barataria, 29.III.2012

miércoles, 28 de marzo de 2012

AFICHES PARA UN DÍA SIN PÁJAROS


. ¿En qué lugar los amantes se vuelven calcomanías de la inmaterialidad?
 ¿En qué verdad se apoya la balanza del desequilibrio, los nombres
 hipotéticos de la página líquida que arrastra coros celestiales,
el acordeón subliminal de los encajes? Sin duda hay que sudar
carnavales para entender el coro de lo impúdico.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




AFICHES PARA UN DÍA SIN PÁJAROS




Siempre así el tiempo en la pizarra de la meditación. La anáfora reverdecida en la hojarasca, lo indecible del espejo agrio de las pancartas, los afiches, las vallas publicitarias: siempre el pájaro rompiendo a dentelladas los horarios; los inmaculados discursos a la orden del día en las esquinas, para luego ponerlos en vitrinas de anticuarios. ¿En qué lugar los amantes se vuelven calcomanías de la inmaterialidad? ¿En qué verdad se apoya la balanza del desequilibrio, los nombres hipotéticos de la página líquida que arrastra coros celestiales, el acordeón subliminal de los encajes? Sin duda hay que sudar carnavales para entender el coro de lo impúdico. Contiguo al sueño, los brazos espaciales de la sangre, a veces el adjetivo, que alarga la polisemia de los vitrales; a veces las esquirlas de la metafísica, despeinando las onomatopeyas del cuerpo, la ponzoña que nos coquetea en medio de la muchedumbre, el ojo de agua que hurga en el latido en cada tarima de la trama del día menos pensado del carnicero. —Nos movemos, es decir, caminamos sobre esta suerte de calles redonda; luego hacemos gorgoritos con la barbarie.

Barataria, 28.III.2012

martes, 27 de marzo de 2012

RETORNO CON ALGUNAS VARIACIONES


Pienso, de pronto, que me aproximo a la puerta del tecomate irrefutable
 del aire, a la ventana sin las callosidades de las sombras, al tiempo mío palpable en los zapatos.
Imagen tomada de la página virtual/geolocation.ws





RETORNO CON ALGUNAS VARIACIONES




Siempre volvemos al aserradero del diluvio, a aquel lugar de medianoche donde la perplejidad nos recuerda la condición de ceniza que nos persigue. Todo parece “Juegos de la edad tardía”, el ritmo del poema ajustado a la hora en que parpadea la llovizna; “Las ninfas” o “Lázaro”, todos son, de un modo u otro, partes del mismo sueño: cada claridad limpia los ojos hasta aprehender el suspiro de la página. Pienso, de pronto, que me aproximo a la puerta del tecomate irrefutable del aire, a la ventana sin las callosidades de las sombras, al tiempo mío palpable en los zapatos. Vuelvo con esa eternidad de las palabras a las aguas que permean la tierra, bajo el tronco del espectro rojo de la tempestad en la obsesión del vértigo; regreso a la posta real del entrecejo para atrapar la luz de la alegría en la luna ciega de la muerte. De todos modos, ese es el camino invisible que se nos abre, a veces sin los vaticinios del blanco o el negro. Lo único cierto es que estás aquí, poesía, lo real e imaginario del manicomio diario donde el espejismo debate con las alucinaciones de la tinta, con ese otro yo quedado en la memoria. Alguna vez, vos, permeada por el agua azucarada del alfabeto, puente donde no declinen los ocasos, ni falte la trascendencia de la Paz.ni el sueño profundo e inagotable.

Barataria, 27.III.2012

lunes, 26 de marzo de 2012

EL SILENCIO DE SIEMPRE


Extraño la bisutería de los funerales, la araña en la lengua de los sueños,
la inmensidad del mar desordenado de los rincones donde, pacientemente,
 se acumula la polilla, hasta volverse sustancia desprendida de los sueños.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





EL SILENCIO DE SIEMPRE




Hoy, “desperté —como dijo Roque— a medio podrir, sobre el suelo húmedo e hiriente como la boca de un coyote muerto…” Como no hay silencio perfecto, los grillos y las moscas me perturban, al punto de perderme en la subversión de esta delicia, sin otro derecho más que el de acumular mi propio mercado de pulgas. Extraño la bisutería de los funerales, la araña en la lengua de los sueños, la inmensidad del mar desordenado de los rincones donde, pacientemente, se acumula la polilla, hasta volverse sustancia desprendida de los sueños. Mientras escribo estas confesiones, avanza el colibrí como si de verdad existiera entre la honda sábana de mis diluvios; entre la dicción desparramada del aliento, el cántaro secreto de la duda con todos los sentidos ardiendo en el ojal del zodíaco, hasta que el sudor brota descalzo sobre los poros. Después de cada sueño brotan las revelaciones: he vivido entre fuga y escombro, entre asesinos infames y plegarias. Antes y hoy, en primer plano el silencio, de otro modo no entendería tanto espejismo.

Barataria, 26.III.2012

domingo, 25 de marzo de 2012

MADERA DEL ESCRIBA


A menudo las palabras surgen con la imperiosa necesidad de explicar el mundo:
yo aún sigo retorciendo los pensamientos, como el trapo
que hay que exprimir para usarse seco, limpio en el cuerpo.





MADERA DEL ESCRIBA




La palabra de nuevo, el silogismo del árbol en el calendario: me instalo en el tronco del diccionario, mientras la escritura prolonga su aliento. En cada página la caligrafía hace lo suyo, al séptimo día las puertas están abiertas, y la madera como una argamasa donde el espejo delata su equilibro. Me obsesiona el poema que están en la antesala de los párpados, el que va tomando conciencia tras el parpadeo; todo cuanto esta alrededor desnuda mis cartílagos, la vena yugular del alfabeto. Me encantan las teorías urbanas para eliminar la pobreza, tanto las elaboradas por el Fondo Monetario, como por los políticos criollos, que saben deshuesar los cementerios con todo ese bagaje de osamentas. Me sorprenden las altas dentaduras de los pájaros, también contar el silabario de esa sábana negra de la noche, vista desde la ventana donde la tinta ha hecho una penosa escritura: el grafiti, después de todo, es otro espejo inundado de muletas, conciencia de que el lenguaje también se pudre en las cloacas de algunas almas. A menudo las palabras surgen con la imperiosa necesidad de explicar el mundo: yo aún sigo retorciendo los pensamientos, como el trapo que hay que exprimir para usarse seco, limpio en el cuerpo. Al parecer, haré un poema con esas interminables cicatrices del estiaje, sin vos, antes que desfondés la vasija de mi pecho, en la contracalle de las espigas…

Barataria, 25.III.2012

sábado, 24 de marzo de 2012

KIERKEGAARD


A menudo la ansiedad invalida el rocío dibujado en el espejo;
por ello tomo para mis lecturas, la hoja verde del alba,
el salvavidas del paraguas, y el tren trasegado de la limpidez.
Fotografía Sören Aabye Kierkegaard





KIERKEGAARD




En el talud agónico de las cábalas, la mano del ojo que alberga mundos reales, inéditas armonías del aceite sobre el alma inmemorial del yo interno, sobre el cuaderno de vilanos que transcurre en los zapatos. Debo suponer que la angustia es esa otra cara de la armonía expectante que proclama el rocío de la espesura y no esa maligna ponzoña de estar despierto sobre la hojarasca. En el sonambulismo del poema, sólo caben las digresiones del latido de la linterna que se adentra en la hazaña del hálito y no en los exteriorismos que únicamente multiplican las estridencias inevitables del mundo. A menudo la ansiedad invalida el rocío dibujado en el espejo; por ello tomo para mis lecturas, la hoja verde del alba, el salvavidas del paraguas, y el tren trasegado de la limpidez. La angustia o la armonía, las dos puntas del imán donde sólo hay salida para el caminante despierto; pues mientras la primera dura, la otra se desvanece. Por suerte, cuando se está en tránsito, no hay tiempo para la espuma: el ojo es apenas una progresión del horizonte, un hacia la embriaguez del esplendor que resucita en el alma. Kierkegaard de nuevo desparramado en las escaleras de las palabras, con una legión de paraguas, profundo como la herida del mediodía.

Barataria, 24.III.2012

jueves, 22 de marzo de 2012

PREDIO BALDÍO


¿qué palabras hemos olvidado, qué ataúdes nos llevan hasta el fastidio,
qué calles inventamos con este cansancio histórico,
con esta fuerza gravitacional que no descansa?
Fotografía de Lázaro Aguirre




PREDIO BALDÍO




Mientras el papel sediento sube al estío o baja al agua, recreamos el júbilo en la rueda ascendente del viento; a pierna suelta la sombra de la historia, las certezas llevadas al extremo de la síntesis del papel carbón de los castillos de naipe, en un lugar donde el tiempo nos parece un objeto prestado. Desde esta posmodernidad efímera, pero letal, sucumbimos en su metástasis, lo indecible se vuelve un panfleto de locuras, estación del pozo macabro donde se perpetúa el borrón y cuenta nueva. Ardemos demasiado tarde en el amanecer del ave de rapiña con su despojo de resplandor de tierra liberada; ¿qué palabras hemos olvidado, qué ataúdes nos llevan hasta el fastidio, qué calles inventamos con este cansancio histórico, con esta fuerza gravitacional que no descansa? Mordemos el entrecejo de la cuchara de madera de la sopa, saludamos al minotauro de la saliva, abrimos la boca para tragar los espejismos; después, el perro callejero tocando el acordeón de sus costillas hasta el punto del sinsentido. Cuando cambie la visión de la estampida del ocelote, el terror de los brazaletes en los tobillos, habremos sacudido el karma de las serpientes, y bebido el incensario de los evangelios, hasta el punto de pasar por el ojo de la aguja del notario con su invierno de argucias…

Barataria, 22.III.2012

miércoles, 21 de marzo de 2012

TRATO DE NO PENSAR EN LAS SEMANAS


Bien sé, que debo lavarme los pies con aguas celestiales,
 para borrar la huella de los criminales que fornican sin miramiento con los cadáveres.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





TRATO DE NO PENSAR EN LAS SEMANAS




Trato de no pensar en las semanas. Borrar el tiempo. Vivir como un autómata, caminar sin memoria por las aceras, esconder el reloj bajo el puño de la manga de la camisa: quiero decir, con esto, que ando tras el sosiego, aunque una avalancha de cuervos caigan sobre mis sienes queriendo robarme las palabras, nutrirme del asco que producen los ojos vaciados que supuran incendiándose en la respiración. Bien sé, que debo lavarme los pies con aguas celestiales, para borrar la huella de los criminales que fornican sin miramiento con los cadáveres. La sed me hace transcurrir en alambiques amortajados: tras de mí el tren de la luciérnaga del calendario con agonizante juego de cenizas; pero la verdad es la ventana que me deja ver la tierra, esas semanas únicas sin temblor de jeroglíficos. Aunque digan que todo es imborrable, prefiero pensar que es mentira y que a la vista de la memoria, hay cosas que se vuelven imperceptibles alrededor de los propios magnetismos. Después de tantos lentes agonizantes y promesas incumplidas, trato sencillamente de no pensar en las semanas, o, al menos, no darle crédito a tanta conspiración, a ese paraguas de extraños episodios.

Barataria, 21.III.2012

martes, 20 de marzo de 2012

DISCURSO DE LA CENIZA


En cada porción de ceniza, hay manteles amputados, masturbando
la conciencia; siempre es así cuando la puerta se vuelve una catástrofe,
y las vacas flacas proliferan  en el excremento de las ciudades.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




DISCURSO DE LA CENIZA




Ante cada indicio de espejos, el tiempo tutelar de la ceniza, dictando veranos. Yo, lector de subsuelos moribundos, la escritura emerge arraigada a ese magma obsesivo que la tinta muerde en el espantapájaros dilatado del poema. En cada porción de ceniza, hay manteles amputados, masturbando la conciencia; siempre es así cuando la puerta se vuelve una catástrofe, y las vacas flacas proliferan en el excremento de las ciudades. Con todo, la ceniza sigue allí arraigada al peregrinaje del futuro, —sigue como los sueños urbanos de las estatuas, como los sobrevivientes de un holocausto. A estas alturas de buganvillas disecadas por el aliento, no me queda sino la tarima de la hojarasca, el hoyito que hace la saliva cuando salta sin los verbos auxiliares del sueño. Desprovista del fuego lento de los escorpiones, la ceniza también alza su plumaje hasta hacer menguantes las fechas del calendario. A menudo resulta un hartazgo de horarios inciertos, miseria a fin de cuentas, abierta al paisaje. Quizá el poema sólo sea cuestión de incendios en el diván oscuro de Artaud.

Barataria, 20.III.2012

domingo, 18 de marzo de 2012

POEMA

Imagen tomada de Miswallpapers.net





POEMA




Viene hacia la garganta,              el pájaro detrás de la niebla,
los días contados               en la incineración de los paraguas:
                  para que el aliento sea diáfano,
                                               es necesario afilar los trenes
                  del cierzo  y darle a las puertas
claridad permanente.
                     Ante la acidez
                                           de las piedras  
                 de la noche  
                                           del túnel oscuro,
                         caminamos
marcados por las devastaciones,
                                                ¿dónde es visible
una ciudad no dividida,
                                              sin que la alacena deje de ser,
ese otro cielo de bienaventuranza?
                                                Lo dirán, sin duda,
los postreros días de la ruda y el chichipince…
Lo dirán,
los relojes bífidos
de los funerales,
el ascua
del olvido,
la pócima
viscosa
del grito,
el andar a tientas dejando
de soslayo la memoria, el azul patrio,
en las ráfagas del proselitismo, —ahora el País,
la misma invisibilidad de siempre con otros colores,
con la otra camisa de la noche,
con otro ataúd donde
también mueren
los crisantemos
que plantamos
cuando creímos
en la transparencia.
                                              Vienen los efectos secundarios
de la piedra pómez, el tizne del candil
sobre la piel, el muñón de aplausos para sustituir graneros,
la hipoteca del tumulto a quemarropa de los bolsillos.
¿Vaya cuando sucumbimos
a los espejismos, y dejamos
que la tempestad
                                              derribe los pilares,
                             y dejamos que las mansiones sean el ojal
                                              y el botón!
                             De nuevo entre nosotros el ojo insaciable,
                   el ojo acusador, el que nos desangró a cuentagotas,
                                 —las mismas paredes sobre los ojos
                                               hasta quitarnos  
                                                 el abecedario,
                                                      hasta
                                                       ser
                                                          parte
                                                                de la peste
                                                                        del barullo.
Barataria, 17.III.2012

sábado, 17 de marzo de 2012

DE MI DIARIO INCONCLUSO


Durante el día me eternizo en el zumbido de las palabras, geométricas,
obedientes en los pezones del azúcar: juego siempre con los contornos
de la aldaba, sigilosas las hojas del libro en mis dedos de vertiginoso asombro.
Imagen tomada de la página virtual/city-data.com-forum




DE MI DIARIO INCONCLUSO




Siempre, al amanecer mis libros apiñados, dejados en desorden la noche anterior. Los senos aquéllos al ras del agua, como dos cantaros en manantial puro. Aprendiz de la campana del rocío con lengua de derrumbe y consumación; al anticiparme a la materia, adivino la música armada del olfato, los juegos de la brasa en el oficio del ala. Durante el día me eternizo en el zumbido de las palabras, geométricas, obedientes en los pezones del azúcar: juego siempre con los contornos de la aldaba, sigilosas las hojas del libro en mis dedos de vertiginoso asombro. Busco éste o aquél libro, cualquier imagen es mejor que la asfixia, la ficción de vaciar el planeta, aéreas águilas de la transfusión de la locura, pantano la postura del libro, órfico misterio en vendaval de la caligrafía. Ay, Eurídice en mi Hebro, encadenados siempre al tacto del fogonazo…

Barataria, 16.III.2012

viernes, 16 de marzo de 2012

COMPOSICIÓN

Imagen Molinos de viento





COMPOSICIÓN




                      Extraño:
el deseo,
mojadas coníferas, sábana en el follaje:
                                                   los élitros, el bramido,
          las  palabras al tanteo del plus sin alharaca:
               altanoche de contrafuerte del arbusto,
                    telaraña en la baba del gateo,
                                                           bocacalles,
                                                           abrelatas,
                               compraventas,
sacacorchos,
matamoscas,
                              prensapapeles,
                                                              sacamuelas,
                                                              sordomudo,
                          espantapájaros,
trabalenguas,
                                                  guardabosques,
                           pasamontañas,
la altamar
               las panaderías,
el paraguas,
                la prehistoria azarosa de la concavidad,
                                  el pararrayos,
                                          la hipertrofia del frío intravenoso,
el horizonte y su monólogo: la gaviota
del sueño en mis sueños, el mar verde de la razón
                          sin emboscadas,
                          sin conspiraciones,
                          sin titubeos, sólo el mar inefable 
                          del pubis en el lengua,
la campana colgando del atril del tiempo, la escalera subiendo
el agua derramada,
                                    palpita el delirio en el viento…
Barataria, 15.III.2012

jueves, 15 de marzo de 2012

RESPIRACIÓN

Imagen tomada de Miswallpapers.net





RESPIRACIÓN



I
Sin renunciar
a la noche,
persigo
las ráfagas
del día:
a posteriori,
cualquier
refugio
termina
siendo casa
de destino.
Ante cada
Invierno,
La labor
del orfebre
se torna titánica;
lo sé desde
que la savia,
se internó
en mis venas.





II
En el pecho,
las aguas
termales
de la brasa:
cuerpo soy,
conciencia
de la carne;
obedezco
al estertor
del pájaro
de la locura:
“Who art
as black
as hell,
as dark
as night.”

Barataria, 08.III.2012

miércoles, 14 de marzo de 2012

DEL DIARIO DE MIS PROPIAS CAVILACIONES


De nuevo el frío rebelde en mis poros, las estrofas blancas
de las aceras, los recuerdos, todos, vienen a desnudarme.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




DEL DIARIO DE MIS PROPIAS CAVILACIONES




UTA, 1230 PM. A la luz del entresueño me conmueve la nostalgia. Cada vez cuelgo mis pensamientos en la alacena de la ausencia. Veo la viga del trajín en mi propia carne, necesito vestirme de olvidos, una lectura es necesaria en este cielo de pesados grises; mar adentro, en la vigilia, el horizonte con sus aguas congeladas. De nuevo el frío rebelde en mis poros, las estrofas blancas de las aceras, los recuerdos, todos, vienen a desnudarme. Ahora pienso en los equívocos y estridencias del nosotros y nuestra propia disidencia: el sentido de la moralidad confundió nuestro propio tiempo: la armonía por el simulacro; la sucesión de balcones por el grito, la violencia por la magia de la risa, la fraternidad por la coacción. Nos consumió el dogma y el autoritarismo y perdimos el espíritu y la geografía del paisaje de la contemplación. Olvidamos que dos personas son substancias y no desaforada sintaxis de las piedras, y no simples nombres con talante expresionista. Luego de tanta noche y pesadillas desgarrando la entraña, viene la luz con su vagón de mudanza. El ala fortifica la ramazón de la mañana. El cierzo incoloro alborota mi aliento.

Barataria, 14.III.2012

martes, 13 de marzo de 2012

DEL DIARIO DE LUCY WESTERNA


De nuevo pienso en los insectos respirados, esos que contaminan
 el juicio de la exactitud y la probidad, esos que desbaratan
el pellejo de Kan en sus reflexiones trashumantes.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





DEL DIARIO DE LUCY WESTERNA




Uno sobrevive a las muchas noches de calendarios vacíos. Sinuosos ceniceros lamen las sienes, como lo haría un perro cuando su amo lo acaricia: la multitud de colillas bombardea mi olfato, el desván loco donde la tinta hace su orgía de fósforos incandescentes. Es horrendo el aire del sonambulismo cuando las estrellas danzan una eternidad en la brasa del jugueteo de las partituras. De nuevo pienso en los insectos respirados, esos que contaminan el juicio de la exactitud y la probidad, esos que desbaratan el pellejo de Kan en sus reflexiones trashumantes. Sé que siempre estoy más cerca de la levedad cuando mi cabeza ha perdido todo juicio; más cerca de la trinchera del cisne desde el hervor del alfabeto. Uno nunca sabe los mares que pare la asfixia, ni los maremotos que inventa la imaginación, ni el sigilo que se cuela en la sábana de la trasfusión de los poros. Lo cierto es que hasta en la fosforescencia está presente la farsa; y, sin embargo, sus aguas nos imantan hasta el punto de olvidar los plazos de alquiler de las funerarias, hasta el punto de convertir en pestilencia las alacenas. Al final, sólo quiero retornar como Ulyses a mi potrero…

Barataria, 12.III.2012

domingo, 11 de marzo de 2012

ESTAMPILLAS


Siempre vos, como una frase gótica en mi abrigo negro de invierno:
siempre así hundida en el desierto de mi cuerpo,
irreal en la llovizna de la tinta. Irreal, entreabierta. Irremediablemente irreal.
Imagen tomada de la página virtual: diarioanimales.com




ESTAMPILLAS




La sombra en el Gato negro de Poe, el negro de los heraldos de Vallejo, la rama de la aridez en el piso último del rumor, donde sube y baja la desmesura de la sombra. De mis espinas, la puerta oscura de la pena; el río de polvo que bebo en la piel de la culebra de la ceniza detenida en el cascajo de la sed de todos los días. Maloliente la luz que enjuta todas las emociones, la nostalgia caída a la ciénaga del pañuelo: el matadero de la mirada de todos los días, siempre la realidad madre de mis congojas. Siempre vos, asomándote a mis honduras, aquí, hondura de la ausencia y los sentidos; tengo prisa para caer en el barranco de la delgadez del humo de mi cigarro que dura toda la memoria, la luz negra del pavimento de la intemperie. Siempre vos, como una frase gótica en mi abrigo negro de invierno: siempre así hundida en el desierto de mi cuerpo, irreal en la llovizna de la tinta. Irreal, entreabierta. Irremediablemente irreal. Irreal devuelta al tizne de mi sequía. Irreal. Cierta en el filo del tiempo. Irreal en el ocre de las peluquerías. Irreal, dilatada en la hosquedad. Irreal en la boca, cierta en la espina.

Barataria, 10.III.2012

sábado, 10 de marzo de 2012

LA DURA CAMA DEL MENDIGO


Ciego de nombres: los olvidé todos después de encarnar
constantes naufragios, después de vivir como un cuervo
 picoteando los pinos y los escalpelos del suplicio.
Imagen tomada del blog: Opiniones de contrabando.





LA DURA CAMA DEL MENDIGO




Ciego de hambres y nostalgias. Ciego de caminos y baldosas. Ciego de petate y cobija. Ciego de estrellas y humanidad, hundido en el arpegio de la noche, sin más ropa que el aire, sin más carne que la hojarasca hundida en los dientes de las piedras. Ciegos el ahora y el mañana. Siego en mi ceguera el vacío; la sal cruje en los ojos rotos del bulto que soy en los muros oscuros del día. Ciego de nombres: los olvidé todos después de encarnar constantes naufragios, después de vivir como un cuervo picoteando los pinos y los escalpelos del suplicio. Ciego en el fango de mi propio abatimiento. Ciego de alas frente al grito: nunca debió saltar la claridad en mi memoria, nunca debió asomarse el ideal en el espejo. Ciego de calendario en la rama que cuelga del infinito, sólo la respiración monótona dentro de la cavidad de la choza o los neumáticos. Ciego de brazos a la hora en que las aguas enhebran los poros: así, semejante a un cielo desgarrado, hilachas del pulso en la sangre, magma de sombras en lo profundo. Ciego, pues, este caminar como el Lazarillo de la historia, servidor de muchos afanes y atesorador de desengaños. Ciego giro en el terraplén de las sombras. Mi propia sombra.

Barataria, 08.III.2012

viernes, 9 de marzo de 2012

BLUES


Entre paredes de musgo y arcilla, el fondo negro de las miradas del absurdo:
 la noche bastante incierta de la perpetuidad, avienta cabezas sobre los invernaderos
fértiles de la explotación.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




BLUES




Calles embriagadas de maderas amarillas, bicicletas y boinas migratorias. En el tambor del tiempo, deambulan relojes de tabaco y melódicas con pájaros moribundos. Hay náuseas en las miradas guarapas del entrecejo, arneses a la carta de los vitrales desfondados de la esquina ensartada en el lenguaje; oigo voces en el pozo negro de las sombras: ceniceros de colillas enredados en el espejismo de las palabras, en la sal orgásmica y a veces, abominable. Siempre el alba es negra como los merodeadores de los sueños, como la justicia sorda en un campo minado, como las almádanas aplastando el aliento. Entre paredes de musgo y arcilla, el fondo negro de las miradas del absurdo: la noche bastante incierta de la perpetuidad, avienta cabezas sobre los invernaderos fértiles de la explotación. Ondula el follaje su miseria de índigo, la libertad escondida en los baúles de los trenes, soplan los sombreros charcos de sangre, el absurdo se debate entre sueños y abanicos de espesa niebla. Cuando la noche cae son maravillosas las plantaciones y los jardines, el fierro del arado, del carbón y los perros; cada día las manos mudan cascabeles, sigue aquí, al amparo de la noche, el baile oscuro de las tarántulas y la corona de espinas abriendo las sienes.

Barataria, 06.III.2012

jueves, 8 de marzo de 2012

FOSA COMÚN DE LOS JARDINES


Algo ha cambiado: el crimen y el hambre como largas enredaderas en los intestinos,
ardiendo en costillas y aliento; de pronto, también la piedra nos desarma,
 deshace nuestro rostro sin posibilidad de restaurarlo.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




FOSA COMÚN DE LOS JARDINES




Entramos, ahora, a la fosa común de los jardines, hojas cegadas en el murmullo de la tierra; ante cada color desvanecido, el contraluz de las criptas, el mecate del aire colgando del cuero de la noche: ciudades rasgadas, hundidas en la respiración. Algo ha cambiado: el crimen y el hambre como largas enredaderas en los intestinos, ardiendo en costillas y aliento; de pronto, también la piedra nos desarma, deshace nuestro rostro sin posibilidad de restaurarlo. ¿Hasta dónde es posible preservar la dignidad, el decoro, cuando el escalofrío está masificado y el disfraz supera a  la ceniza, y la democracia anda en muletas? ¿Ante el inminente descenso del vinagre en la boca, podemos seguir hablando del azúcar? Me doy cuenta que el sarro ha invadido las campanas, y que los ojos cada vez son conquista de la noche y de esta amalgama de huesos de los jardines. Alguna vez, vos, entenderás este humo sin tregua, mordiendo el horizonte, la respiración en los troncos abandonados de la inocencia. Entonces, sabrás, que los jardines también sucumben en las ciudades, igual que un espejo destinado a la diáspora.

Barataria, 05.III.2012