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SOLO ÉRAMOS
SONÁMBULOS
Solo éramos trenes sonámbulos entre tanta
colilla vertida por la noche en medio de violentos disparos la patria grasienta
de los abandonos: ahí los cuerpos sobre el césped sin límites una luna de
saliva bullía en los poros mientras las sombras derribaban el cielo con las
astillas del crujido del aliento ningún otro firmamento sino el río de plata de
la piel y la luz derretida de los amantes y el gato parchado de las nubes sobre
el tejado. Más allá un vals de esquirlas lo indócil y la indiferencia de un
burdel.
Del libro: Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga