Imagen cogida de la red
INSTANTE
Era cierto aquel otoño sobre la
sombra abierta de las palabras.
He descubierto que la orfandad
tiene el rostro de la calle:
nadie necesita pasaporte para
transitar sobre las aceras del frío,
—hay andenes hipotecados a las
hormigas,
y novedades a punto de descubrir
su propio funeral.
Me resisto a creer en la
eternidad cada vez que me hablan de ella;
todo es momentáneo como la
lucidez de la urgencia:
la historia se repite en la misma
flor y en el mismo fruto.
Ahora sé que ya no necesito
fósiles frente al espejo, sino el fervor
de la utopía con su alberca de
domingo…
Barataria, 09.III.2013
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