Imagen cogida de la red
IMAGEN
(En la punta de los dedos babea
este blanco vehemente. Las confluencias de las calles en la esquina del
diluvio. Cada residuo de los vínculos está marcado por el oficio del viento,
asombro o eco del mito amplificado: fuera de mi alcance, el desierto con piel
sepia, movedizo cielo del latido al que no escapan los agobios. Mordemos la
fábula que acuna el sueño, el cáncer quemante del cielo sobre la chimenea
implacable de la sombra que dibuja el otro lado de las tarjetas postales. En el
escombro que deja la neblina, el promontorio transparente de la mañana con sus
símbolos duales: el cuerpo vivo del espejo en las aguas apretadas del aliento.)
De cada
lengua brotan lejanas tierras.
Moriré en
tanto las espinas agonicen y la soga de los amarillos sostenga
las semillas
que esperan la pulsión tibia de la música.
¿Qué paladar
necesita escaleras para subir al fósforo del racimo,
junto al
vigor de las libélulas como un juego inevitable?
Imagen sola
en el instante metálico del calendario, —digamos húmeda
palabra en
el surco,
extraña,
apenas, en el presentimiento.
La realidad
nos vuelve ebrios y volubles, —vos, callás frente a luz
que te
desvela, aquí en el otro tiempo que te espera, horas en fuga
los
espectros en la almohada, alacenas donde respiran los astros…
Barataria,
02.III.2013
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