Foto cogida del FB de
Musa Sinuana.
AHORA RESULTA…
(Ahora resulta que urgen las digresiones semánticas en torno a la
lluvia,
al invierno y al goteo de las lamentaciones del viento;
resulta extraño saltar sobre la esterilidad y el predio baldío del
pecho.)
Da asco transitar a la par de la
indolencia, en medio de algunas
perversidades de la poesía: hay
peces siniestros en la tinta que tras el rumor
del endecasílabo bracean,
muerden con su balcón lúgubre el
alfabeto,
merodean con sus congojas,
siempre regresan al mismo sitio con harapos,
ocultan sus miedos, pero los
hacen visibles en la almohada.
A falta del cierzo del alba, se
enroscan en los metales de la noche:
—cimbran sus alocuciones
habitadas por criptas, flotan como levedades
en el polvillo de las paredes,
están cada día inclinando su nariz
encorvada para hacer prolijo
su propio maleficio.
(Murmullo. Murmullo. La herrumbre acecha con navajas de
alquimista.)
No sé si con esa lencería oscura
y deshabitada se hace poesía:
es el mismo cuento de los
agujeros dejados en el tumulto de la sombra.
—¿Qué me dices, Parménides, de
Zenón de Elea, el dilema como cuestión
primordial de la dialéctica
—paradojas o aporías— fiebre o delirio
ese tambaleo moribundo de la
libido, (pulsión, lascivia)
por hacer del misterio, espejo
decadente.
(Un día se entenderá que el poema es más que un mesón de
estertores.)
Un enema es imperativo para
limpiar de toxinas el poema.
Barataria, 20.II.2013
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