Imagen tomada de ka red
BAÑOS ROMANOS
Me hablas, hoy, de las termas
romanas y entre la ablución y lo lúdico,
Pompeya de nuevo entre la
constelación de las aguas.
Podríamos vivir ahí en el medio
punto del resplandor, junto al estío
de las alas, la voz en la solapa
de los poros;
y, en el despeñadero agónico,
morder los anaqueles del orgasmo
en la siempreviva horizontal de
los encajes,
aguas ciegas al poniente, ardua
cadencia de las piernas como un viento
que sin evadirse deja su huella:
el rescoldo descuadernado del
candil, allá la brisa como aire de eucaristía,
el triunfo de la flecha en el
conjuro, sobre el crecido cedro de la agonía.
Mientras aquí, exhausto,
ese sonido de vendaval y de
trompeta,
dura la ojera profunda de las
certezas, la cobija del forcejeo
sin que la parábola del desvelo
se agote en la piedra del aliento.
Barataria, 17.XI.2012
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