VIAJE
Siempre he jugado a los viajes
para encontrar mi voz. Pienso en la escritura,
pero también en el puerto de tus
brazos, en la estación de tus poros
donde mis gritos se ahogan, en la
siguiente página anegada de tinta.
(Por más noches miserables, la claridad me visita con sus cábalas
inmortales);
—no hay otra compuerta sino el
rocío en tu ombligo,
el continuo navegar;
allí los cuerpos que hablan desde
el balbuceo (no los cuerpos muertos
con sus ojos vaciados.) Nosotros en largas trenzas de aguas.
¿Qué otra cara le ponemos a los
casquillos, a esa fotografía casi blindada
de la muerte? —Sé que saldremos
ilesos, aunque al final de la historia,
—vos y yo—, gemelos de disidencias,
nos hayamos convertido en extranjeros.
Supongo que el tránsito nos dará
la mesa llena.
Los minutos son señuelos en un
calendario de mazmorras interminables.
Barataria, 23.VII.2014
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