Imagen cogida de la red
IRONÍA
Ante los astros del azúcar, el
pájaro de sal de tus poros en el árbol enajenado.
El ojo obstinado bajo la lluvia,
alguna sombra en el hastío:
¿Dónde queda la luz ante la
oscuridad incontenible, dónde la
garganta
después de hacer líquido el sexo
del poema irreversible. ¿Dónde? ¿Dónde?
En el blues de la lejanía,
la niebla galopante de las
ventanas, el resplandor descompuesto de la saliva.
En el brusco aleteo de las
estatuas, los reflectores difíciles de las luciérnagas,
y el zumbido de los barcos a
galope.
Algo siempre se rompe en los
zarpazos del semen: la navegación fugaz,
rota en los peldaños del ombligo,
en el tropezón a puerta cerrada de la andanza.
En la destreza de la noche, el
trance de los espejos de la locura,
y esta suerte de acostarse sobre
las aguas del dilema.
(Por cierto, todo es irreal en las vísceras que abren los
ilusionistas.)
Barataria, 25.VII.2014
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