lunes, 28 de octubre de 2024

SOMBRAS INVERTEBRADAS

 

Imagen tomada de Pinterest

SOMBRAS INVERTEBRADAS

 

 

En el ojo de la sombra las tantas aguas invertebradas de los sueños.

⎼⎼Siempre me decís que el tiempo es un juego inasible en las manos.

Y que, en el garabateo del lenguaje, hay un chorro creciente

de sombras, bocas apretadas de espinas,

lavatorios de abundantes ojos, hojas con pedacitos de gusanos,

desbandadas de esquinas como el pulso desbordado de la locura.

Todas las sombras, moribundas, atraviesan inexplicablemente

mi pecho y anuncian su envés de horas.

(No hay una forma exacta para quitarle las estridencias al pecho);

siempre sorprende el paisaje del éter gutural de la catástrofe,

y los cachivaches para la prosperidad de los montepíos

y esa costumbre venenosa de los dientes sobre el desvelo dromedario

y ese duro fruto de la tristeza en tiempos de hambre.

⎼⎼Siempre me decís que la lluvia sobre la tierra es desigual.

Tanto como la herida secular de la flor de las once.

Tanto como el raro paisaje de miel en unos pezones núbiles,

tímidos, verdes.

(Yo te pienso en medio de todos los chiriviscos:

la rosa de la memoria golpea las paredes del aliento hasta deshacer

la hinchazón del cuerpo).

Las sombras, a menudo, las ando como racimos sobre mis hombros.

Por cierto, en el troncón de la mañana,

respiran las calles de polvo y todos los espacios callosos del miedo;

de la gota de humedad, la pelambre tetelque de los pétalos,

la nube dentro del guacal secreto de los ojos, los viejos chunches

del aire en los altares.

Juro que la sombra de claridad trastorna todos los renglones

de fiebre material e inconsciente del enredo.

 

 

Del libro: «Paraíso de la demencia», Barataria, 2016

©André Cruchaga

Imagen tomada de Pinterest


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