Imagen cogida de unocontracero.blogspot.com
SEMEJANTE SOMBRA
Igual a un trapo con agujeros
permanentes, esta sombra coagulada de resinas
en la memoria: sombra, en fin,
aun en la brasa del pájaro.
Sobre las estatuas áridas de las
pulsaciones, el humo denso del silencio
junto al caballo de espinas que
galopa en el aliento, insomnio de barrotes.
Uno sabe a las cabales, quién
huye y quien se queda: los muros son implacables
al momento de saltar las
fronteras, o la sombra nuestra, agónica en su remolino.
Siempre uno huye de los recuerdos
sordos del sollozo.
—Vos, te mirás en el tiempo con
un poco de extrañeza, con ese poco
de destrozo que nunca acaba sino
en la sucesión obstinada del tiempo.
Algo, —a veces—, es más vasto que
nuestras miradas: las aguas cuyo fondo
rebasan la infancia, los fuegos
de la opacidad, o los vértigos del alma.
Crece vagamente la sombra que nos
recuerda en la garganta.
Semejante sombra, adherida a las
costillas, incomoda.
Después de todo no hablamos en
subjuntivo, sino en este indicativo feroz
que apremia en las buenas y malas conciencias. (Al lado, —tuyo y mío—,
los ventanales fieros de la noche, o la madrugada, esta realidad
que muere junto
a nosotros, gastada o envejecida como los recuerdos: todo es esta
suerte
de silabario confuso, espuma esquelética en los goznes de las
estaciones.
Ahora, ante todos los despojos, la boca de la polilla, o del
asfalto, el horizonte roto
del paraíso, o la úlcera del grito debajo de paraguas
vacilantes.)
En medio de la afonía de los
demonios, semejante vos al abismo de mi sombra.
Barataria, 2016
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