martes, 30 de septiembre de 2014

MURMULLO DE LA AUSENCIA

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MURMULLO DE LA AUSENCIA




Allí, en mi tardía respiración, la ausencia de campanas, salvo el estío
extendido sobre el granito. Salvo el invierno amarillo en las vigas del aliento.
¿Hacia dónde se agiganta la alambrada de los minutos?
¿Es interminable esta sábana rota de las aguas, sal  y agonía?
Los grises se resignan a la calle de mis ojos: lo visible cede las telarañas
hasta ocupar todo el territorio de mi ciudadanía.
(En el ruego de la carne, los cipreses de la ropa y esos pedazos de desdicha
que tocan miedos y heridas.)
Hoy, ya no sé si soy culpable de la espina o es la espina la vestidura
de la ausencia, ese juego tácito de lo inextinguible.
En el desquicio, me despierta el metal de la noche…
Barataria, 21.IX.2014

lunes, 29 de septiembre de 2014

OFICIO DE DIFUNTO






OFICIO DE DIFUNTO




Debo esconderlo en lo más íntimo de las venas
el Antepasado de la piel de tormenta surcada por relámpagos y rayos
mi animal guardián, debo esconderlo.
Léopold Sédar Senghor




me muerdo los calcañales con el escalpelo de las uñas allí los poquitos de tierra que he ido acumulando para los días postreros el reloj de la muerte empieza a estremecerse en medio del tumulto de los ataúdes del olvido: pienso en los sepultureros de hoy de mañana de siempre en la tumba de los pensamientos donde la memoria se aletarga en la cuchara de madera impermeable de los murmullos del origen que cruje de hambre sin disiparse todo el día platico con los muertos y con esos peces de la noche que discurren en mis huellas ¿tiene algún sentido, después de todo? en el vagón de los ojos la travesía de los rieles toca fondo:  me conmueve la reventa de los periódicos en lugares donde ya han oscurecido las ventanas ¿en qué otros sitios no se ahoga el aliento ni el espejo es dardo inminente?  somos emporio de ojos fenecidos en el lupanar inmutable del universo —a menudo vos y yo enterramos tristezas insolaciones atrios con residuos de zapatos (siempre alguien en algún lugar me pregunta por la claridad en la respiración solo las paredes son tangibles y los perros que aúllan junto a los grillos como en un juego de carcajadas siniestras) desde siempre heredamos este oficio de difuntos el poder sobre la vida y la tierra ¿qué fue de nuestra ropa? acaso las mortajas envuelven monumentos nada ha quedado en los bolsillos ni el hedor de la mística del Paraíso ni el contrabaile de la saliva ni la salud mental de la cruz colgada del cuello de los ángeles ni la dulzaina oscura de las sombras ni el alma esotérica de lo improbable me declaro fiel a los aperos de las criptas a los sueños que dejan una escarcha de frío al caballo del destierro del entrecejo: el mundo es gracioso sin Platón sin Shakespeare sin Otelo sin Hamlet sin la fierecilla domada de muchos rostros inocentes cabalgamos maestro de la Triste figura: nos ríe la muerte cuando se inclina sobre nuestros hombros ay una ínsula para mis titubeos una ganzúa para colgar las dudas nos faltan actores para continuar con el festín de las luciérnagas (para colmo ya no recibimos tarjetas postales) la anemia no es idílica bajo la lluvia en los costados (vos) la vieja lengua de la herida la goma de mascar agria de los bueyes los pruritos de la muerte diaria culpable o no en el tafetán de la salmuera repudio las imágenes y semejanzas el infortunio de los deseos las leyes del desfallecimiento en el detonante del orgasmo ¿de qué están hechas por cierto nuestras exequias? ¿desde qué garganta vislumbramos el camino? todo está pensado para hacer un testamento de embudos así me lo dices al momento de jugar con las canicas de las sombras: así apuntan las cuarenta noches en el dintel (sigue la escena con todos sus equívocos) no admito otra obra de arte sino la paternidad de los sepultureros el mísero atrio del bocado los bestiales incestos de la ceguera mañana desde lo inhabitado contemplaremos la duración del tiempo el invierno doméstico de nuestras propias respiraciones (pañuelos y zapatos harán la misa) es gratis después de todo la imaginación y esos sedimentos de madera en la respiración del grano de mostaza…
Barataria, 27.IX.2014

domingo, 28 de septiembre de 2014

MOSCARDÓN

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MOSCARDÓN



…bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
Antonin Artaud




aúllo sobre el moscardón monocorde de la nostalgia a los cuatro vientos el girasol de la sal en los párpados en el patio intermitente del aire la mesa vacía sin comensales ciertos salvo el rocío estático de los recuerdos ya han madurado los huesos como esos viejos aperos colgados de la viga del tabanco del cielo cuántas veces he muerto resquebrajada mi garganta nunca es fácil el camino de lo humano ciertos caminos del racionalismo cuando nos enfrentamos a ciertas posesiones: es extraña la flor que cuelga de la flama del mechero es extraño el cerillo a destiempo de los murciélagos dónde está lo fantástico y mágico sin meterme en la rendija de la tinta en la historia metamorfoseada de la saliva en los manuales de la suspicacia inquisidora —Dios sabe que me dan ganas de reír o llorar estoy ciego de tiranías ciego de suicidios ciego de tantas tardes en mi corazón en una página y otra lo insaciable que resulta la página levita el demiurgo este dolor obligado de las contradicciones mía es la angustia y estos güishtes enarbolados de “las flores del mal” este escarabajo transversal de mis pequeñas guerras interiores el cadáver del absoluto carece de fisonomía es terrible el parpadeo de la desesperación resbalan las ausencias en mis manos: siempre es extraño el paisaje que cuelga de las mochetas del umbral toda la noche desafía mis raíces hoy o mañana los tumultos de la fiebre esas fotografías con ojos sepia reducidas a implacable ceniza a veces me arrodillo frente a una tarde sin pájaros la soñolencia derrama su finitud los presagios del mugo como muertos silenciosos dolientes de soledad qué duro es el olvido y el llanto los incendios que provoca lo inapelable el sarcasmo de la esquizofrenia las colillas múltiples y los escupitajos repito la noche en los prostíbulos y en las calles con grafiti tambalean ahora mis remordimientos la terquedad de amar sin recompensa la terquedad porque me rediman los funerales todo es mínimo en el sendero de la polilla mínima la voz la cara inexplorada del horizonte la caligrafía feroz del humo el triángulo inequívoco de la voluptuosidad el pescuezo sin forma de los agujeros esa fatalidad resuelta de las navajas ya es imposible a nada me atrevo todo lugar es extraño con palidez de firmamento es duro el puño de la meditación la lengua lamiendo la llaga de las esferas del recuerdo siempre desato los pies hinchados de la tarde hay sin duda dolores más inmensos que la culpa ahora mi rostro solo busca un manicomio o un antro con piscuchas mi conciencia ruega por el cementerio de la infancia es lágrima o luciérnaga esta misericordia morder extrañamente la ciénaga del estupor el elefante de la desesperación el infinito derrengado y hecho jirones hollín derramado sobre la piel sé que antes del búho todo fue euforia luego el desatino empezó a fluir como enmarañadas ratas: bajo mis ojos al lecho de la caverna mientras emprendo de nuevo la travesía obligado a la profundidad de los clavos echo de menos las alas en consecuencia debo acostumbrarme a lo hosco que a menudo resulta el delirio…
Barataria, 26.IX.2014

sábado, 27 de septiembre de 2014

CALLE VACÍA

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CALLE VACÍA




En la lengua del alba, la calle del más allá late con venas rotas y altares
redondos como la zozobra. Ya no hay aguas para nadar, ni días de trenes
con estaciones, ni paredes con ventanas que abriguen árboles.
Camino en medio de tantos zapatos vacíos.
Camino en medio de jaulas sin lavabos, (se acaba el sol y los espejos.)
El disparo de la muerte cae sobre las mochetas (recuerdos y voces)
de la mitología amarilla de las telarañas.
Nada es ya cierto, salvo los dedos colgando de un calendario fenecido.
Ahora tengo tantos nombres enterrados que debo construir con cierto apuro
mi propio cementerio: vos, aquí, en los corredores de mi aliento, junto
a las calles vacías de mi sombra, subiendo al camposanto de mis brazos.
Después del disfraz del amor, construimos con fervor nuestra muerte;
luego, cabalgamos sobre el sudario, ya sin trama, la perpetuidad de la cacofonía
y los chiribiscos del horóscopo colgando de la saliva.
Barataria, 24.IX.2014

jueves, 25 de septiembre de 2014

SOFOCO

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SOFOCO




En los sedimentos propios de la noche invento los vacíos. Muerde el esplendor
del tránsito con sus minutos de tentación del arcano pájaro que habita
los entretelones del horizonte.
Salta la antigua voz de las manos y su herrumbre, la ciencia de las curvas
de este mundo, el culto a los fetiches y al mal de ojo que emerge de las palabras.
(Solo el despojo tiene sabor a gloria porque es consustancial a los puntos
cardinales; solo la ley del olfato nos da cuenta de la corporeidad inesperada.)
Uno reposa entre tantos sofocos como monedas invencibles sobre la hojarasca:
no hay imaginarios sin agobios, ni festín de sombras en el espejo
que no sean inquisidores disfraces de este viaje voraz de lo efímero.
Igual que la noche comestible del firmamento,
este no ser en los cansancios, (mañana abriré los ojos al presente para quitarle
la envoltura a la soledad. Dentro del matorral, bóvedas comestibles.)
Barataria, 23.IX.2014

martes, 23 de septiembre de 2014

OLVIDO

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OLVIDO




Sueño ya el olvido y las extrañezas en vísperas de relojes caducos. El horizonte
es irreparable en las postrimerías de la edad (también los mostradores
huesudos de las talabarterías, los disfraces cumplidos de los funerales sobre
el mundo infinito del desquicio.)
Después, todo será como la mesa vacía de transeúntes sin bitácora.
En lo alto de los hombros, esa sensación extraña del fuego. El silencio obsoleto
de cadáveres, (alguna pared oscura entre las manos)todo a la espalda de torpes
comensales. Mañana, qué lejos mañana para el paraíso.
Cae la boca sobre el cuaderno de la bruma, sobre el rostro ya hecho despojo.
En medio de tanta cetrería, no tengo sino esta sombra de caracoles
como una linterna acústica, cifra conceptista en el imaginario del búho.
En la hora implacable del vinagre, vos y la afectación de mis sentidos…
Barataria, 22.IX.2014

domingo, 21 de septiembre de 2014

TURGENCIA

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TURGENCIA




En el fondo del poema, la turgencia magnética y desafiante:
toda la luz del deseo se torna transitiva como las inflexiones gramaticales
del aliento. En el trance el zodíaco madura la sombra del azúcar.
No hay sabiduría que valga para deshacer el fuego, ni pared que quede firme
ante el arcoíris gozoso del orgasmo…
Barataria, 19.IX.2014

sábado, 20 de septiembre de 2014

INTERIORIDADES

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INTERIORIDADES




Así, el salmo del mundo en el oscuro mutismo de la caverna.
Los interiores en la fluorescencia nauseabunda, el yo de la sombra gritando
en la estatua donde —al pie de los escapularios— hilvano algunas páginas
que luego las tiro al canasto del horizonte.
El fluir de la conciencia no deja de tener sus propias paradojas: de pronto
emerge la parábola del hijo pródigo, el grano de anís o el ojo de la aguja.
Nada es comparable al cloroformo que rumia en la alcoba: cada interioridad
es un espejo de sorbos indescifrables.
En cada esquina de la desnudez, hay muertes e infiernos que alguien
glorifica (alguien que hurga en el ojal de la ceniza; alguien que ciego ve sutiles
paisajes; alguien que en silencio arrastra la desmesura dispersa de los caminos.)
Para no perderme en la marcha, dejo la filiación de la salmuera.
Ninguna perspicacia es tan sutil como el mundo doliente de las baldosas
frente a los traumas de mi propia ignorancia…
Barataria, 19.IX.2014

jueves, 18 de septiembre de 2014

LABERINTO

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LABERINTO




Me declaro impotente fuera de mis zapatos. Por doquier el ojo abre laberintos,
y heridas que quedaron en las sombras del aliento.
En medio de tanta nostalgia, las luciérnagas se vuelven un tabú en los encajes;
en el apogeo del insomnio, los centímetros del mar y su forma consumada.
¿Hacia dónde tira el horizonte sus lentas calles?
Desde la perversión de la almohada, ¿qué rumbo tiene el hambre y su secuela?
(Siempre hay horas postreras para la defunción de los cipreses)
Al menos eso me parece cuando quiero fugarme de los sobresaltos.
En la hoguera flotante de las puertas, el gran teatro de los sueños echado
al agua de las acequias: gotea la luz peces de polilla.
Cuando madura lo irremediable, es desmedida mi propia miseria.
(Supongo que también el silencio es un laberinto con sus propios designios.)
Barataria, 17.IX.2014

miércoles, 17 de septiembre de 2014

CONVICCIONES


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CONVICCIONES




Me deslumbran las aceras en medio de tantos recuerdos y guijarros.
Soy solo un animal que disimula sus tejados y el extravío de espejos.
Entre lo real y lo imaginario, siempre busco una tercera opción:
el eco a la deriva que abre la intemperie,
la dentellada que no se ciñe a los huesos ni a la obediencia, ni a las tapicerías
de la piedad. Nada me conmueve más allá de las funerarias (todo lo sofocan
manos apacibles): si camino alrededor de la orfandad, es porque nunca
me reconcilié con las paredes, ni fui colono de códigos invisibles.
(Todo tiene su precio y cada quien paga el suyo.)
Si los harapos se me tornan insolubles, es porque esas alas me dio el arcano.
Desde el fondo de mi muerte, no necesito talismanes en mi lápida.
Barataria, 16.IX.2014

martes, 16 de septiembre de 2014

CUERPO

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CUERPO




La noche sin nahual cubre tu cuerpo. El mismo muro como obligado
silencio: sobrevivo al caos de los sueños ¿A dónde va este presente
macabro, tu solo ser que me deja oscuro en medio de tantas páginas en blanco?
He vuelto a mi escritura después de lamer la oscuridad.
(Siempre supuse que en los sueños hay calabozos y ceniza, insomnios hondos
como un pozo macabro.)
De aquel cauce de palabra e imagen, solo quedan los signos dispersos
de la batalla, ese aliento soterrado en el espejo de la tristeza.
La muerte oscurece mi aliento: ya no quedan bolsillos para las palabras,
salvo las calles apolilladas del otoño y la ilusión gastada como una moneda.
Debajo del paraguas negro de la oscuridad, el universo sordo del escalofrío,
el reverso del azar, por si acaso, de la página carcomida del ala.
Nada ha quedado de todos esos días, excepto la maleza y sus migajas…
Barataria, 16.IX.2014

lunes, 15 de septiembre de 2014

OFICIO

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OFICIO




La claridad es el oficio de fiebre del poema. Imantación del ojo, después
de haber vivido en la incandescencia del tizne.
Cada día me despido del tiempo y los sueños: las palabras del escapulario
lo explican todo, son las onomatopeyas las que horadan mis sentidos.
No tengo otro oficio más que éste: desempolvar el reloj del alfabeto,
morder la sombra gris de los juramentos,
sacudirme el prontuario de las hormigas, sumergirme en las entrañas
del vértigo hasta abrir las compuertas de la indiferencia.
Mi oficio es asir la yesca del aire y tirar a los cuatro vientos la hojarasca.
(Si me queda algún lugar por nombrar es porque forma parte del cielo;
desde siempre trato de buscarle el sentido a los pedazos del calendario.)
—En cada página, humedezco de tinta y salmuera, esos espantapájaros
que ayunan en mis párpados…
Barataria, 14.IX.2014

domingo, 14 de septiembre de 2014

RELECTURA DEL TIEMPO

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RELECTURA DEL TIEMPO




También nuestras mañanas se hicieron noches en la pantalla del horizonte.
He regresado solo y ciego al fervor de la entraña: dondequiera hay monedas
amargas en los puertos, (siempre me sorprenden las calles con ese fuego
incomprensible de lo humano);
intento cualquier cosa para no verme en medio del hollín, en ese ojo
de la sábana vacía, en los crímenes que le dan cansancio a mi aliento.
Ya no tiene sentido la mendicidad sin comensales.
De nuevo el día se hace huraño en el sueño. ¿Es posible cruzar la realidad
en medio del estiércol, solo el abanico de los itinerarios?
Vuelvo a la ceniza del olvido, ¿quién lo diría? —Aquel frío está así:
con ojeras profundas, con miedo a las mismas relojerías desconocidas…
Barataria, 14.IX.2014


sábado, 13 de septiembre de 2014

ÚLTIMOS PÉTALOS

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ÚLTIMOS PÉTALOS




Vos y cada poro de tus pétalos humedecidos en la habitación del luto.
Todo desertó en medio de bocas moribundas. La embriaguez y ese afán
por los vacíos: subimos al páramo como una larga elegía de guijarros.
Desde la puerta se alzan ciertos territorios en desuso, (ayer, extraña
la quemadura en la osamenta del aire, extraño el reino de los dientes debajo
de la luz, extraña la cerradura de los trenes.)
Siempre en fuga como la sed del fuego: me obstina el hervor del caracol
y el rastrojo de pétalos que deja en su descenso.
El adiós tiene sabor a viento y a espesura; a estas alturas, enrollo el hilo
de la entraña del horizonte y los pájaros, —quizá después, sólo después,
alcancemos —justamente— los reflectores del olvido.
El calendario con nosotros es semejante a un orgasmo infructuoso…
Barataria, 13.IX.2014

jueves, 11 de septiembre de 2014

TERCERA EPÍSTOLA

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TERCERA EPÍSTOLA




Vendrán inútilmente los recuerdos suicidas en cada uno de los pájaros
del ocaso entre las manos: contemplaremos el ojal del gargajo
y tantos nombres que murieron en la incredulidad de ciertos parpadeos.
Quemados los amaneceres, ya no hay respuestas válidas que rehagan
los instantes, sino la página pétrea en los pensamientos.
(No me juzguéis, ahora, que yo tengo mis propios tropiezos; hay letargo
en la tiniebla que ni siquiera el grito es oíble.)
Volvemos sobre la piedra y la hojarasca y ese es el evangelio en los ojos.
¿Qué doctrina nos instruye hacia la luz? ¿Qué ignorancia nos ha colmado
la sed? —de cierto, aquí, el precipicio de las fotografías y el hollín
hacia la severidad del reloj.
Todo nos parece cruel cuando las hormigas en fila india, dejan su sombra
anegada de saliva. Sangra el aliento de tantas noches; el olfato no deja
de ser fastidio, cuando prolifera el desatino de las talabarterías…
Barataria, 11.IX.2014


martes, 9 de septiembre de 2014

TIERRA DEL ENTRESUEÑO

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TIERRA DEL ENTRESUEÑO




Es casi gemido el ojo puesto en el laberinto de todo cuanto descuaja
lo vital: vos sos la tierra del ensueño, el lavatorio de la tinta en la conciencia.
Nadie más puede entender este largo invierno de la sangre.
En el odre prolijo del desangramiento, las mismas preguntas de siempre
que descienden a la noche, el enjambre del pálpito, acaso también la rendija
del aliento que seduce los cabellos.
¿Quién nos dio esta fiebre de sibaritas para luego estremecernos
en el vertedero del frío y los recuerdos? ¿Qué absolutos nos condujeron
a esta penuria donde el desamparo crece como un crucifijo?
Abro la aldaba interior de la escritura, solo para trazar pájaros amarillos.
(Por si acaso, pienso en los trenes, en los rieles que pernoctan en las palabras,
pienso en las alas sin nudos y sin amenazas,
pienso en la hogaza de música que habita en tu ombligo,
pienso en los dientes aferrados a la brasa de tu sexo: nuestra fosa común
está debajo del escombro.) Habrá días menos atroces a las manufacturas…
Barataria, 09.IX.2014

lunes, 8 de septiembre de 2014

TESTIMONIO DE LA NOSTALGIA

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TESTIMONIO DE LA NOSTALGIA




Después de haber colmado los días, ¿qué futuro tendrán los callos
en los calcañales, en la sed que alarga su historia de vértigo?
En el recuerdo no hay matronas que asistan la melancolía, ni piochas
para desenterrar los jadeos.
Llovió. Ha llovido. Llueve.  Lloverá, sin embargo, en este lento cansancio.
(A veces soy árbol olvidado en el bosque de los sueños.)
Duele ser el insecto sobre la piedra. Duelen las golondrinas sin brazos.
Duele el santuario de la jaula sin hisopos.
Me dolés en la afirmación de la salmuera, en el tropezón de la vigilia.
(Ahora nos embriaga el destiempo, esa especie de cuervo de sed, la edad
que nos golpea con sus largos puñales, el ideograma de la herida y sus grietas.)
A veces solo pienso en la libertad de mi desnudez.
Aquí, sobre la espina de la noche, el tacto atroz del sonambulismo.
Barataria, 08.IX.2014