lunes, 24 de diciembre de 2007

Navidad, sí navidad_André Cruchaga

Ilustración: Collage





Navidad, sí, navidad



A Dina Posada y María Eugenia Lizeaga,
Poetas entrañables.


La estrella es tan clara que
No todo el mundo la ve…
Luis Rosales



Las escenas del aliento son las mismas:
—augurios, destellos de arcanos,
Incensarios en las sienes, mientras en el fondo
De cada pecho, amanecen ojos húmedos,
Ilusiones, disfraces y velámenes junto
A un mundo sin estrellas.
En el quicio de la puerta, hecha de adobe y bahareque,
Un niño desvela sus ansias, peregrina su mirada
Ante el juguete que no tiene: —rostro húmedo
Y mirada perdida en el maltrecho horizonte
Donde el viento quiebra el respiro
Y jugar se vuelve una viga muy pesada:
Entumecida soledad, estampa incierta
Que no sosiega el seno de la madre laboriosa,
Ni la mañana radiante que se cuela en las tejas.

Navidad, sí, navidad. Un vaho de tristeza
Entorpece las pupilas. ¿Dónde queda el asidero
De la sed y la resignación de la lágrima?
¿Dónde esta navidad deviene accesible y fosforescente
Como los Cuentos de Hadas e implique amor
Y tierra de vínculos más allá del hervor y la caducidad
Publicitaria?
Santa Claus no visita los pesebres,
Ni los renos bajan en romería para saciar el hambre
Que aletea sobre casas mudas.

Tengo un diciembre de resfrío, de heladas cucharas,
Perros callejeros de olvido y una esperanza
Que se ahoga en el alcohol;
Humeante niño dios del cuento, herido de fiebre,
Atrozmente mordido por los cascos del azogue.

Diciembre desvela su cadáver de carnaval:
Rosas heridas en el umbral del sueño,
Calles con sigilosa azúcar, crepúsculos de sal,
Al fondo de elefantes de olvido y vejamen.
Toda la memoria tritura cigarros; dormidos techos,
Roncan la velada de la costumbre:
Imaginar diferente es ver con lucidez el caos,
La perpetua veleidad de las ciudades,
Con sus cuerpos de pabilos ensangrentados.

La navidad se demora con sus canastas navideñas.
¿En qué olvido se quedaron las súplicas y los deseos?
¿En qué balcones las ventanas son la Vía Láctea?

Desde mi casa veo una caravana de arcas.
Desde aquí, pasan mojados, el laúd de la noche
Y las siluetas de alegóricos establos
Donde los espejos fluyen en “colosal acechanza”.
Barataria, 24. 12. 2007.
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sábado, 22 de diciembre de 2007

Tierra sin descanso_André Cruchaga

Pintura: Marcel Duchamp






Tierra sin descanso





La tierra gorjea en mi garganta: —aurora o pájaro
En la delgada rama de la vida.
El sueño crece aunque muera en la tarde
En el pozo de sábanas que la luna
Hace en el crepúsculo,
Sobre las sienes, tendidas las ventanas…

Sobre mí, las puertas y ese insomnio
De la almohada,
—sombra del tiempo, interminable, destiñendo
Los cabellos,
Como ese rumor de recuerdos en las mejillas.
El tiempo es un juego de espejos, inefable río,
Donde la aurora se asoma a la memoria
En absortos caminos de neblina: neblina, digo,
A ese círculo hondo de la historia que termina
Precipitando la vida para caer en lenguas de alevoso tizne.

¿Hacia qué luz va esta tarde muerta?
¿Qué sombras hieren estos ojos?
Aliento de piedras lamen los techos; delgados nidos
De aserrín, al tiempo; sombras la mortaja de la hojarasca.
Hoy sal anudando verjas, inermes voluntades
Caen en oscuros ruidos, carne donde la noche
Del planeta parece interminable galope de caballos.

Sombras inmóviles exhalan extraños ecos:
Boinas de furtivos cazadores con luz ultravioleta,
Parecen los dueños de acólitos misterios:
Dioses, acaso, que hacen de los peces
Apretadas vasijas donde las antorchas de cieno
Reparten su viscosidad de miedo.

Ahora somos una tierra mucho más triste:

El hastío se ha vuelto océano, sorda arena de soledad,
Rastrojos de muerte el asombro
Y ese vasto sueño urdido en la desconfianza y la inocencia.
Al final uno respira naipes y juegos de dominó:
“Es como agua desbordada” que sin cesar,
Traspasa la ávida brasa del anhelo.
Entre las sombras, los ojos ensimismados del alma;
En el lecho, vigía de la herida
Sobre el pulso bullente del pecho.

Toda la sangre entre las ruinas. La ternura
Todavía es sed que duele. Ahora, más.
Es voz acostumbrada al grito,
Olvidado alhelí picoteado por la desesperanza.

Ahora somos esa memoria tendida sobre
Ventanas cerradas.
Barataria, 22. 12. 2007.
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martes, 18 de diciembre de 2007

Me falta todo_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró

Me falta todo


(Título de una canción cubana,
Cuyo autor es Pedro Romero)


“No estás ya aquí. Lo que veo/ de ti,
Cuerpo, es sombra”… ojos ciegos, neblina.
Me hace falta paciencia de roble, curar
Este hueco de soledad —hueso ciego y descarnado:
Harapo toda esta boca sin nombrar las cosas,
Absoluta noche de la espuma, inexorable
Vuelo de los pájaros sobre designios infinitos.
Me hacen falta los meses y las campanas,
El ala, puertas, ventanas, la trementina
Del bosque, el verdor del día, la rosa de tu voz:
Carne del sosiego y la armonía…

¿Qué murmullos irrumpen en el alma?
¿Qué silencio tiende su hamaca en la garganta?
¿Qué destinos confabulan en nuestra contra?
Parece que el aire suspira en las sienes,
Y que un océano se desprende, sin brida,
Del fondo del alma: descalzo caminar sin alcanzar
El barco del horizonte, la estrella que cuelga del cielo.

Me hace falta todo: el aliento, las palabras,
El universo de los zapatos, el eco de la esperanza.
Sólo la lágrima gira como un planeta herido.
Sólo la angustia ensaya surcos, voz del caos,
En esta tierra mía, donde sucumbe la lucidez
Y los recuerdos galopan y enloquecen
Con sus guturales alfileres…
Me hace falta la gramática de la risa, los alelíes rojos,
La eternidad del amor en espejos verdes.
Ya de muertos y niebla estoy pleno:
Desde el sueño íntimo se muere;
Hay heridas tan profundas como las raíces
De árboles milenarios,
Como el inconsciente universal y profundo del grito.

El humo agoniza en el pecho…

Me hacen falta las mañanas, recibir cartas
Y leerlas bajo las estrellas, —abrevadero desnudo
Del crepúsculo, o junto al cierzo cuando habla con el cielo.
Me hace falta todo. Morder esta cadena, por ejemplo,
Que hace de los párpados una fábrica de sombras.
Allá en el poniente: los féretros beben
El planeta y el luto, obseso, se impone sobre los resortes
Del alma.

Me hace falta “aprisionar la belleza. Poseerla. Vivir mi tiempo
Difícil, sin protesta.
Vivir la vida que es sólo espuma transparente,
Tránsito de la oruga,
Multiplicación de la arena. Pequeña muerte sin párpados,
Terrestre arquitectura de antiguas existencias,
Construidas y reconstruidas precisamente con estos elementos:
Aire, agua, polvo, fuego y obstinada soledad.”

Hace falta todo: encontrar la puerta de mi casa
Y despertar en el pecho de otro milenio…
Barataria, 16, 12. 2007.
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jueves, 13 de diciembre de 2007

Alguien muere a diario_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró






Alguien muere a diario




…si te preguntan por el mundo,
Responde simplemente alguien está muriendo.
Roberto Juarroz



Sé de la ilusión deshecha por la lágrima
Que baja sin palabras y hace de la sal,
Una rama de espesas sombras: bosque
De muda tristeza.
Alguien se va de este mundo. Alguien se queda.
Alguien busca en el aire lunas de espuma
O simplemente sueños para abrir el rocío.
Alguien camina, pero allí, en cada calle,
Se abre en laderas la tierra: —paredes desnudas,
Ramas de zozobra, lenguas hirientes:
Desnudos cuerpos van cayendo por el desamor.

Alguien muere, también, sintiendo su garganta
Agotada por falta de ternura: la orfandad,
Mueve sus dedos de ceniza, sábana de hollín,
Césped donde no cabe la carne del entusiasmo.
A menudo el ser humano muere anhelando luz:
Sed de garras, sed de pies para caminar el mundo.
Pero uno está en tránsito cada día, herido
Como el eco del mar cuando lo azotan
Lenguas de estribor: —refajos de áspera espuma.

Nunca en la boca son inocentes las palabras.
Nunca el alma deja de resbalar en vívidos fuegos.
Nunca nadie es cuerdo en la lucidez: siempre
Hay una nube de tumbas en el pecho,
Siempre la luz rapta los pájaros de la vida,
Siempre el deseo concluye, sin que el deseo mismo
Haya apagado sus ecos
De porcelana o abismo, de grito o sosiego.
Cada vez la soledad es pan; muros las manos
Que construyen la esperanza:
Allí nadie enciende ventanas, ni los ojos
Abren lámparas.
Entonces se muere. Piedra sobre piedra el rostro
Oscuro en las armaduras,
Los dardos de las moscas,
El perfume transitorio de las peluquerías,
El almacén tembloroso de las emociones.
Entonces se muere. La nuez rompe con todo abecedario.
El diccionario agota su selva de abejas,
Las luciérnagas sangran decrépitos zapatos…

Entonces, no sólo se muere en la guerra:
Hay mil silencios y golpes, gritos, ilusiones diezmadas
Que corroen la casa de todos:
Es decir, la esperanza y la ternura…
Barataria, 13. 12. 2007.
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sábado, 8 de diciembre de 2007

Metamorfosis_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró





Metamorfosis




Y el día hace presente su persona de vidrio;…
Juvencio Valle



Todas las mañanas se ahogan en la saliva del sol;
En cambio los relojes, lo hacen en la garganta.
El follaje con sus ojeras desata abismos:
Así se descubre la realidad insomne de todos los días.
Ser el yo de las cosas, el yo del tiempo,
—Su diccionario agotado por la indiferencia,
Bostezo de pájaros en soledad—:
Los espejos gota a gota forman estrellas,
La lengua del viento arma cataclismos
Hasta provocar peces de erguido delirio.

Ahora la rigidez cambia de piel.
“Su lenta ceguera, / su diminuta voz
Que ya no escucha nadie,…”

Cada día las horas prolongan la nada:
Ahora, en este instante, el universo cambia
Para siempre, el ojo del abismo suda
Como lobo de sal sobre las mejillas.
Inquieta el tronco seco del analfabeta:
Sus dominios de afilada noche se vuelven
Oscuros proyectiles,
Aunque es mejor tenerlos en su embriaguez sorda:
—Así dicta el capricho de los estratagemas—
Para convertirlos en rito, templo y campanas.

Por eso la esperanza no deja de ser sofisma,
Ni cigüeña cansada de mirar cuervos.
Entre un día y otro, hay líneas de ebrios alfileres,
Horas de rodillas, miradas suicidas,
Niños naciendo entre puñado de moscas:
Espectral memoria cuyas ventanas y puertas,
Lamen el cinturón de la vía pública.

Hemos llegado a un tiempo de andar descalzos:
No sorprende a nadie el humo de los gritos,
Ni los amotinamientos de licor en los curules,
Ni el muro de la realidad donde el aire,
Anuncia tantas defunciones…
Descalzos andaremos mientras los párpados
Sirvan de antena para moscas
Y no bandera como surtidores del aliento.

En todas las mañanas amanecen guijarros:
La voz del caos rompe el tafetán azul del cielo;
El aire sale descalzo a pasear sobre
Los viejos durmientes del día:
En cada clavo, hay lágrimas de sangre
Tiritando ojos de camellos
Por donde pasan exóticas vallas publicitarias.
Lentamente
“la noche va dejando sus amargas raíces
En el pecho del hombre,
Minando su memoria,
Recubriendo su lengua de una cansada herrumbre.”
Barataria, 08. 12. 2007.
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jueves, 6 de diciembre de 2007

Tierra de aquí, del alma_André Cruchaga

Pintura: Henri Matisse




Tierra de aquí, del alma



A Carmen González Huguet,
Conciencia de la poesía.


Si yo, por ti, he creado un mundo para ti,
Dios,…
J. R. Jiménez: El nombre conseguido de los nombres.


“Tierra inventada por el mar, desnuda”
La palabra para su cantera:
—Lava del verbo se torna,
—Ojos del enigma—
En la caligrafía de la sombra.
Tierra de aquí, del alma, la poesía
Que emerge entre la luz de las ventanas.
En ella arde el silencio y el calor de la memoria;
El aire flota entre peces de crepúsculos:
La luz es invierno; el conjuro, gaviotas infinitas.

Aquí, en medio de cenizas y subsuelo,
Hizo días de sorda madera,
Vientos de incurable desencanto,
Cloacas de habitada injuria.
Parecía noche la proximidad de todo:
El verde era herrumbre, sombra, atroz zarza
Cuyos códigos trocaban en piedra el susurro.

Ahora hay nuevos vientos instalados en los espejos,
Aunque las llaves de la muerte persistan
Sobre la pesadumbre detenida en las paredes.
Mi primer verso fue noche con alas:
Fronda donde respiraban telarañas
Y ojos de un largo conjuro
Como ese rescoldo donde lentamente respira el fuego.

De ese pozo devocional nació la poesía.

Nunca fue sudario, pero me hizo respirar zapatos;
Me dotó de ojos y aliento y aprendí a ver los adioses,
—Sin ahogarme— con la serenidad espesa del azogue.
Ahora puedo ver la oscuridad en los vitrales
Y la sangre que traspasan las tormentas…

La poesía también nace de los páramos.

Nace de esa respiración honda de la esperanza,
De la imagen del tiempo que nos baña con locura.
Otros quizá no hayan visto la destrucción,
Ni tengan la certeza de Heráclito,
Ni vean luciérnagas en las heridas,
Ni indaguen en la respiración de los escarabajos,
Ni en la savia deseante de la sal,
Ni en el violín de las lágrimas mohoso por los años.

Pero la poesía está ahí, sin indultos.
Ella toca el arrebato de los puntos cardinales:
Atisba siempre las puertas del augurio,
Enhebra luminosas flechas y puertos de efervescentes mástiles…
Barataria, 05. 12. 2007.
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domingo, 2 de diciembre de 2007

Atávica ceniza_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró




Atávica ceniza





Vuelven las flautas y sus espectros de ceniza
Sobre las paredes del insomnio: abiertos
Pabilos de la madera, nublado cielo de la ternura,
Goteando lenguas sobre póstumas lámparas.
¿Qué lunas profanan la noche?
¿Qué naipes juegan los días en el tímido
Harapo de la sonrisa?
¿Qué obstinados huesos hunden en las sienes
Sus agónicos dedos de grito?
Los cementerios flotan en las barcazas de la memoria.
El amor sabe a oscura trementina:
Ahogado sollozo arrastrando secretos, líquenes,
Esquirlas de nupcias desvaídas.

Fue sólo amor en el dintel del hipo,
Aquella herida: aro amarillo hacia la muerte
Sin nadie que cubra la existencia.
Fue sólo delirante lava, caos sin límite,
La noche que se confunde con la piedra,
El grito profundo de la osamenta,
El fondo del vacío sin pies ni calles.

El tiempo hunde la carne en los grises del latido.
Imágenes sin rostros allanan los vitrales:
Ciega redondez del frío, asombro de vísceras
Donde el aire roe las aceras
Y los perros lamen el tic tac de los relojes.
Después no queda nada. O, si acaso,
Una tormenta sin ventanas,
Donde se ahoga la acústica de la garganta.
Después, animal en total oscuridad:
Animal abierto en el costado
Hacia migajas de luciérnagas.

Vuelve la ceniza en los ojos: páramo
Ciego de la vigilia, lápida el respiro,
Callado itinerario de la herrumbre.
Ara el dolor en su atávica genealogía;
Muerde el horizonte pedazos de sombras:
Navajas hallo en la tierra. Calles,
Con su pecho abierto, tejen caballos
De pétreos relinchos como cansados
Fósforos en la memoria.

¿Qué herencia es esta, —me pregunto,
Donde la oscuridad sueña adoquines,
Donde la soledad no envejece y aprieta?

La luz es mi clamor deshabitado…

Me asfixian las ventanas cerradas:
Soy animal que busca desde el asombro,
Puertos donde las alas alimenten lejanías…
Barataria, 02. 12. 2007
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jueves, 29 de noviembre de 2007

Tres patrias_André Cruchaga

Pintura: René Magritte






Tres patrias




Los rostros que guarda el árbol en sus ramas
Se convierten en una ráfaga de rostros…
Roberto Juarroz


En este horizonte ya de certidumbres,
Sólo tengo tres patrias: mi madre muerta,
Los sueños: —dilatados en las sombras,
Y la noche, noche distinta cada día,
Sobre mi propio silencio de esfera.
Las tres están aquí sin sostenerme,
Bajo esta llama de pesado duelo:
Las tres celebran el quejido y el trozo
De lenguaje cuando la lluvia,
Desde su extraña levedad, moja la voz
Y la desgarra: abraza la madera
Con su fiesta líquida, sin tregua alguna.

Hay en toda esta luz que me invade,
Esa voz de inquietante intemperie:
Hay lenguaje, viento y desazón —música, no;
Sino crispación de losas, hondo sendero;
Después, todo allí, hojas…
Hojas como piedras entre la noche.

Tres patrias y ninguna puedo asir:
Algo no cabe ya en la casa con sus puertas cerradas;
¿En qué rendija del dolor respiran?
¿En qué jardines el reloj es flor?
¿En qué curvas la vida no se tuerce?
¿Por qué las horas gotean debajo de los poros?
¿Por qué cierran los ojos frente a la sonrisa
De las ventanas?
¿Dónde está el día con mis amores?:
La cita, la habitación, los zapatos,
El alelí de los sueños, la albahaca
De los pájaros,
El rasguño agolpado del amanecer.

Cada rostro se ha hecho imperceptible.

Y pese a ello, es la sábana que acompaña,
Sábana de ceniza en mi sediento aleteo:
Matorral del respiro con su piel de fuga.

A mis ojos, sin sorpresa los años.
Sólo esa cámara lenta de mis tres patrias,
Inevitables en la fragilidad del calendario,
Porcelana en mis manos,
Suspiro, acaso, sobre el granito de la lucidez.

Es de noche. Los armarios giran en su órbita.
Murmura el orbe su sollozo:
Sopla el ventanal de la penumbra,
Alrededor de los cuatro puntos cardinales.
Barataria, 29. 11. 2007.
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jueves, 22 de noviembre de 2007

Meditación con telón de fondo_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró



Meditación con telón de fondo




Escribir es volver, volver…
José Carlos Cataño



Escribir siempre es un ir con cicatrices,
Llenarse de hambre y hacer rodar
La cabeza, posesa,
De todos los confines de los pétalos,
Los pezones y la desnudez empollada
De la muerte.
Juro que uno vuelve a tantas ausencias:
A los papeles, al vuelo, a las campanas.
Siempre el fuego está ahí ―entre vivos y muertos―,
Centímetro a centímetro, transitando
Sobre las venas, como un invierno
De fugaces ojos.

A menudo uno se queda a oscuras:
Sangra el escombro peces de ceniza,
―Reino de sangrantes brazos, profundo horizonte,
Donde el imperio nos surte de museos
Y vitrinas con entrepaños de polilla.
En el asombro caminan los zapatos,
El grito abre los encajes de las pupilas:
Toda la memoria se vuelve
Vianda suculenta,
Para luego hundir las naves de la neblina
En inocentes páginas en blanco.

A menudo la familia es el alfabeto:
Mar, misterio que uno descubre
Cuando la orfandad tiene rostro de océano,
Y el aire trae destellos de luciérnagas.
El dolor madura sus esencias de chirriantes hormigas,
Para luego desembocar en bazukas
De poderosas raíces.

Juro que la materia cruje,
Cuando el sonido de la carne se torna vocablo
Y el sueño se llena de espejos,
Y la batalla, laberinto de agónica transparencia.

En cada poema uno muere y nace,
Regresa a las calles, a los escondrijos,
Y a ese perenne adiós, hondo, del día.

Nadie sale ileso de esta quemadura.

Las imágenes humean al filo de los puntos cardinales.
Luego el “viaje de regreso”. Otra vez la zozobra.
Otra vez la medianoche entre sábanas.
Otra vez, aquí, los dientes como conciencia
Del tiempo.
Barataria, 22. 11. 2007.
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sábado, 17 de noviembre de 2007

Blues III_André Cruchaga






Blues III



Y es un sueño de mar como nunca fue soñado…
Saint-John Perse




Destino de vértigo infinito. Madera de viento.
El metal del cielo suena a medianoche;
Profundos fósforos delatan las sombras,
El tiempo se detiene en los dientes
La agonía del tabaco ata lo cósmico.
Hay un suplicio en cada cuerda del cielo
Y en los dedos un presagio de sed.
El galope de la noche vierte sal en los bolsillos:
En este manantial de agria ternura,
El otoño se hace miserable,
Idéntico al azogue en los ojos
Y a esa muerte de hostiles vestimentas.

En cada pétalo de música hay alfombras
De agonía: almas como en una gruta insondable;
Campanas transparentes sobre las piedras
Sumergen la luz como un susurro de flechas.
Siempre fueron el aullido en la vestidura:
El lado roto del canto, la semilla oscura del amor,
El retrato oscuro de los calabozos,
Y el carbón de los ferrocarriles
A través de adversas plantaciones.

Con el color se hizo duro el camino:
Absurda la vida, el vestido de escarcha sonámbula,
Los relojes de sudor, el oído de temblorosas ilusiones.
Siempre fue obligatorio el desvelo,
Sumir los cabellos en las alcantarillas
Y copular sobre el zarcillo de las moscas.
En la grieta de los grifos,
Todavía chorrean los espejos
Armarios de oxidada madera,
Frías ventanas de acantilados,
Hierbas y ratones como feroces centinelas.

En algún lugar de Georgia o Alabama,
De Charleston o Savannah, hay
Lenguajes apilados en el entrecejo:
Encajes de horizonte, ceniza en la vasija del pecho:
Un bosque sobresaltado de grises.

Nada duele tanto como esta brasa del blues,
La pesada historia del suspiro.
En este solitario crujido, las canciones
Levantan, como anticorrosivo, la herrumbre
De las entrañas, el polvo del grito
Y el humo de apagadas chimeneas.

Nada es tan fuerte como este fuego del blues,
Fundiéndose en sendero y navío…
Barataria, 17.11.2007.
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domingo, 11 de noviembre de 2007

Blues_André Cruchaga





Blues




Cicatrices de carbón en el horizonte.
Mareas de noche prisman lo humano,
Rocíos de lunas desatan códigos,
Pergaminos de cristal resbalan
En los surcos de casa,
Mientras, el arco iris susurra en las pupilas
Y en los oídos se hace evidente Bilie Holidday
Con Please don`t talk about me when i’m gone.

Al fondo de la noche, la noche de la aurora.

Las melódicas envejecen en los sueños,
Ruiseñores de humo agonizan en las entrañas:
Días, meses, sin cantar
Junto al musgo de la cruz.
Bajo soles oscuros, ríos cortados de roble
Abetos, años sin brazos:
Ciegas playas del viento, pañuelos sin solsticios,
El aguardiente en los labios,
Masticando el reloj de la angustia,
Eternidad entera.

Sobre la lejanía, la voz de las campanas
O el gastado párpado de las huellas,
Camiones de polvosos neumáticos, sílabas sin escuela.
Bajo la propia sombra,
Un universo sin caminos,
Y el ceño fruncido de tanto dolor acumulado,
Vidas apagadas al crepúsculo,
Hundidas en su propia soledad.

En la oscuridad, la palabra del sollozo
La medianoche sin papel ni madera,
Deshace doliente las paredes
Hasta fundirla en el pañuelo de la carne.

Luz ardiendo en su propio incensario.
Luz quemada en los cirios del aceite, en los ojos
De la historia:
Tierra donde fugaz desciende el día
Con su oscuro césped de barro sin estrellas.
Golondrinas cuyo mapa de granito
Delira en las aceras de un bar
Con el confín ronco de una guitarra …
Barataria, 10. 11. 2007.
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domingo, 4 de noviembre de 2007

Extravíos_André Cruchaga

Pintura: Max Ernst





Extravíos




Me extravía este tiempo con su lluvia
De desamparos, con sus pañuelos de desgracia.
Aquí, esa desgracia es una mácula y una pústula,
Traje permanente
Invocando llanto y huesos.
Al pueblo que uno vaya, los niños sueñan
Con cadáveres y esa música de perros
Y serpientes sedientas. Tanto el hampa
Como los cristianos tienen sus adeptos:
En cada uno la gente madura sus dialectos;
Pero el pueblo de Dios es otra cosa,
—Ya lo decía Monseñor Romero,
No simple jerigonza que nadie entiende,
Donde se repiten salmos y se invoca alguna
Revelación de los apóstoles…

El tiempo es sólo un simple parpadeo;
Pero en ese parpadeo, se pierden ciudades enteras,
Se forja el destino: se vive, ama, odia,
Se incuba la miseria humana
Y el desamparo como afilada espada.
Este tiempo y este mundo son propios de la indiferencia.
Nunca se podrán asir. La bondad no ilumina,
Pero se globalizan los discursos, ahora,
Con imágenes satelitales y sin papel.
El mal compra almas. Para eso está la Bolsa,
Donde las ganancias se reparten
En raciones de hambre y soledad.
El tiempo es ese fugitivo ahogo de los ferrocarriles.
Ahogo. Vaho. Tránsito del suspiro,
Mientras gorjea un pájaro;
Tránsito del alma sin atuendos fastuosos,
Segundos de nacimiento y muerte en el Universo,
A la orilla de tantas Torres de Babel.

No sé hasta qué punto las leyes de Heráclito
Siguen siendo válidas
En una memoria con tantos jeroglíficos
Y muerte emergiendo como zompopos
Para anunciar la lluvia o la tempestad siniestra.
La realidad es una maravilla: permite
Verla y tocarla, olerla,
Aunque para ello pasemos siete túneles
De espesa oscuridad, cambiando los sueños
Y renovando nuestros ojos,
Es decir, quitando el moho de las pupilas.

Los grandes cónclaves se autonombran hacedores
De la historia, pero se reúnen para beber vino
Y trasnochar a las luciérnagas;
O en todo caso, a hablar a puerta cerrada
Sobre las estrellas,
Y olvidan que todo el Planeta sangre
Y que el dolor es más ancho
Que todos los océanos juntos…
Barataria, 04. 11. 2007.
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lunes, 29 de octubre de 2007

Piedra y polvo_André Cruchaga







Piedra y polvo




“Cómo volver a ese lugar que ya no existe”.
Y a la luz de las visiones
Y no a la hoja que teje la noche
Y no a la lengua de sal, río de muerte
De mi niñez, incesante espejismo de la noche.
Lleno la vida —acaso mi vida—
Con el asfalto de ciertos recuerdos. Hay
Paréntesis, puntos suspensivos, columpios
De ceniza, sobre las sienes…

Las ruinas se dan día a día en el mundo.

Uno nace y muere. Mueren los seres amados.
Mueren también los seres que se odian.
El planeta se hizo de póstumas alas y espantos:
Hay un sitio en la memoria para cada cosa.
El tiempo, sin embargo, transparenta las pupilas
Y hace visible los espectros,
La flor o el tallo de lo vivido, el témpano
De las vocales, la lengua de las libélulas.

El polvo convierte las palabras en mudos guijarros.

Un pedazo de viento desnuda los recuerdos.
Su velocidad no es la de los años civiles:
Levanta las sábanas y las hormigas,
Suben a las sienes hasta dejar ciega la piel,
Sin reconocerse uno en la conmoción de la marea.
En el fondo la herida del alambique sangra:
Eriza llaga del lecho. Mar abajo, roca;
Arriba, noche: Isla de espuma.
A la orilla, un ciclo de efímeras generaciones.

El oleaje de las horas cambia los lugares:
Cambia el amor. Cambia la historia:
Enjambre de lluvia y deslave, sobre
La vida que comienza y luego cae en bodegas
/de dolor.

Toda la vida es una adversidad:
Moneda a la cual embiste la oscuridad
O el rompeolas de la asfixia.
Ahora, osamentas llenan de líneas el horizonte.
La sabiduría pasó a papel sucio de periódico;
La calle, un tránsito para la muerte
—banderas de impunidad,
La calle, espectáculo devorante, —tiro al blanco
Del abuso de autoridad.
La vida, desmoronados mecheros de telarañas.

Hay lugares de inolvidable parpadeo:
La infancia con su celeste queso
Y pájaros de sílabas y escalinatas infantiles:
Caballos de golosinas y abanicos de alegría.
Nada he olvidado, pese a que la noche me busca
Y mi plato de espejos, incluye la ceniza.
Hay obeliscos de dura miseria, aquí,
Haciendo del día carretera de lágrimas,
Espejos que destapan ollas a vapor,
Infiernos más pesados que el fervor a lo divino.

Cuando quiero recobrar mis baúles de infancia,
Descubro que la aurora tartamudea
Y que el día es una estrella con espinas
Donde el horizonte tiene la estatura de la zarza.

Así está escrito en los candados…
Barataria, 27. 10. 2007.
Leer más de André Cruchaga en: Arte Poética-Rostros y Versos, Palabra Virtual, Cuaderno del Zorzal y otros sitios virtuales de la red.




jueves, 25 de octubre de 2007

Noches_André Cruchaga

Pintura: René Magritte_El Imperio de las luces




Noches




…me duele hasta la sangre de las venas.
Raúl Contreras




Fantasmas permanecen tocando el grito
Entre el vaho de la ceniza y el asedio
Negro de la noche: —cuervos mordiendo
Las pupilas, desnudos esqueletos
Tropezando en las piedras, niebla de mar,
Amalgama de agónica espuma…
El tacto del suplicio busca las paredes,
La torpeza de caminar sobre la ceniza,
La garganta contenida en la penumbra.

Las noches han sido hechas de algas infestadas.

Al filo agonizante de los párpados, el horror,
Un cielo sin hálito y vinagre de relojes,
Donde tragaluces descompuestos, beben
El calendario sordo del llanto.

Las noches ignoran los caracoles de la luz;
Con ellas no se puede usar corbata,
Ni subir rascacielos para explorar sombras.
El respiro no cabe en una mano.
Se duerme a secas entre sabandijas,
Hilando la sordidez de la tierra…
—Tierra hecha noche, por desgracia,
Donde el hombre hunde su acento,
Hasta ganar la muerte y la cruz:
Cerrada puerta de la luz, muros ardiendo
En su propio, despiadado cadáver.
Por todas partes rumorea, ciego, el vértigo;
La intemperie está llena de páginas mordidas
Por el brazo audaz, sordo, de la angustia.
Desde tiempos las noches son alfileres anónimos:
Raptan y agobian, crepitan sus mudas ráfagas
Entre tímidas luciérnagas.

¿Cómo entender su destello de cenizas?
¿Cómo abrir sus múltiples puertas sin caer,
En la ficción del aliento? ¿Cómo
No sentir sus barrotes de herrumbre?
Ellas tienen la mirada en opaca fantasía,
Llenan el torrente con pájaros sin espejos,
Hilan azúcares de obediente cárcel,
Crecen en polvorienta amenaza.
Las noches no mueren como lo hacen los espejos,
Sólo amanecen en el recuerdo de los párpados.
Nadie alza su sangre ilesa de musgo:
Las noches cierran la casa de pólvora y cuchillos.
Ahora las campanas son grito subterráneo
Y no profesa ala del respiro y la fragancia:
Sutil feligresía de hojas y cierzo…

Las noches tragan la sed en su propia escena:
Borrosos gemidos caen atónitos en la memoria.
Esas noches son los cazadores nocturnos
Que bailan como en un anfiteatro…
Barataria, 06. 10. 2007.
Del libro inédito: Noche de los sentidos, El Salvador, 2007.
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sábado, 20 de octubre de 2007

Nostalgia de la materia_André Cruchaga

Pintura: Juan gris





Nostalgia de la materia




Esta vida no cabe en la vida. Ladran
Mariposas sangrientas, muerde el instinto
Y el bisturí de los acantilados. Punza la materia:
Calabozo de los sentidos, carne de la noche
Donde cavan los ríos de las venas
Y los pájaros cuelgan de las sienes
Como las hamacas del follaje en su ansia
Profunda de ojos…
Crece el grito en el calendario de la carne;
El reloj astilla los meses y cimbra
Noches en el aliento…
“Se apolilla la paciencia”. Sangra el badajo
De las flechas y es póstumo amarillo el beso.

Cuando se cruzan las baldosas de las estaciones,
El racimo de los poros, escurre ríos de sed;
Cuando el grito es explosiva ceniza y viga,
La materia se torna estéril ráfaga
Y no raíz de ávida tierra y semilla.

Ahora se duerme en potreros grises.
Es cierto. Ahora la vida, agua de la noche,
Empuja hacia designios ebrios.
Es cierto. El sueño transita entre comejenes
Y la sangre es objeto de confusas supersticiones:
La neblina aprieta las pupilas;
Mientras la polilla se yergue en húmeda campana.

Hoy la materia es simple juego de naipes:
Alquimia de gargantas sin fondo
Donde el lucro entra con excesivos argumentos.
Antes fue montículo de mariposas.
Espejo de brasas o, latitud imaginaria…
En su ramazón crecía la vida,
No el vaho en su columpio de lenguas.
No era náusea la preñez del vuelo,
Ni canto de sirena el aliento de las gaviotas.

Ahora, a la noche se abre. “Materia luminosa”.
Espesa de tiempo y oleaje. Eterno aire
Del planeta.

Agoniza ante el alud de las armas.
Calla ante el latir de la muerte.
La soledad navega en su mirada:
—noche en el cuerpo, labios de sombras,
Cuyos poros y gemidos,
Transitan bajo la forma oscura del invierno.

“Donde estoy nada queda
Y existir es vivir en el recuerdo”,
Consumirme, transcurrir y descender,
Como la madera abrasada por el fuego.
Barataria, 20. 10. 2007
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domingo, 14 de octubre de 2007

Entre la oscuridad camino_André Cruchaga

Pintura: Juan Gris




Entre la oscuridad camino



…y entre los muros que se tambaleaban
Entré a la oscuridad para vivir.
Pablo Neruda



He vivido una época donde la muerte
Tiene mil puertas y la risa muros de granito.
Espejos siniestros, hostiles, han calcado
El fuego y quemado las alas.
Entre la oscuridad camino: tempestad
Rota, silbidos de oscuros dientes,
Muerden desde abajo la suela de los zapatos.
La vida y la muerte llenan de gusanos
La tierra, esta tierra donde vivir es una proeza:
Oscuridad tras oscuridad, múltiples alfileres
Para abrir los ojos y dibujar la noche
En las cuencas vacías.

Así es el orden de las cosas hoy. ¿El orden?
Los caminos son regiones oscuras
Donde los paraguas del aire dan náuseas
Y las casas ya no son espacios para el sueño,
Sino un río de soledad que traga la noche.

Todo vino de la espuma seductora.
Todo es hoy respiración de cuchillos.
El crimen no disimula su violencia,
Ni la ley su perdida batalla contra el hampa.
Al salir a la calle muerde el césped
Sangriento de la lengua
Con sus colmillos de salmuera: cava en las cunetas.
Cava en el follaje, en la mortaja gris
De la ceniza.
En donde haya materia viva,
Pone su ira, y sus ojos de sombra eterna.

Entre esta oscuridad camino. Caminamos.
Crecen las piedras de la adversidad:
La locura se impone a la razón,
¿o es demasiada razón sustentada
El exterminio,
Esta tempestad conmigo que corta los párpados
Para luego quedar impune, cohabitando
En la agonía de los sentidos?

El veneno nutre la sangre: La impunidad
Parece un bosque de poderoso musgo.
Saltan las dudas, las penas y la amenaza
Como una avalancha de moscas sobre el rocío.
La existencia se ha vuelto amenaza;
Las sepulturas, en cambio, un lento tambor
Que la lluvia moja y hace monótono.
Después, tal vez, secretos trenes sin herrumbre,
Nos conduzcan a tierra firme
Y no a otro pantano donde la vida sea
El ojo ciego de la sabiduría.
Barataria, 14. 10. 2007.
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jueves, 11 de octubre de 2007

Círculo de la polilla_André Cruchaga

Pintura: Juan Gris





Círculo de la polilla





Hoy, unos confunden la verdad con ciertos fundamentalismos;
Otros el sueño con la Tierra Prometida.
Sin embargo, noche y día este siglo es sarcófago,
Nudo de puntos suspensivos,
Aleluya del vértigo
Y la prisa,
Vagido de rocas en la hojarasca de las sienes,
Labio en desorden rasgando nubes
De oscuras puertas
Y hojas oxidadas que crujen en la plenitud
Del delirio.

Todas las ciudades tienen arrugas en sus aleros.
Están asediadas por la tinta de la muerte.
Las murallas y su anacronismo y sus fantasmas,
Niegan el mínimo hálito de sosiego.
Mientras la niebla sea látigo de horror,
Y la lengua una sábana silenciosa;
Mientras el alfabeto no sea natural cortejo,
Y la esperanza acechante candelario,
Estaremos condenados al vacío,
Al ala náufraga del escombro.

Hoy, andamos cuadras, pasajes, kilómetros
De muerte. Los meses también son eso.
Lengua y muslos desembocan en tuberías;
Salimos y jamás regresamos a la misma puerta.
Dormir ya no es un verbo necesario;
Correr en cambio, se tornó imperativo
Frente a esta lluvia de alfileres
Horadando la conciencia.
La uña y el arma se han vuelto infinita caricia;
Trasluz de pústulas la comida,
Beatífica la doctrina clandestina del hampa,
Profético el lento fuego del alba.

La paz aún es ojo velado por la indiferencia.

Uno agoniza. A la garganta sube esta malsana
Geografía del miedo:
Monótona centella de la ceniza
Parecida a una veta de humo
Trepando en las sienes…
Mientras se discute el desvarío de la espuma
En los foros, el caos resuena,
Irisa con su azogue
Al viento augural de las ventanas…
Barataria, 22.10 de 2006
Del libro inédito: Caminos cerrados. El Salvador, 2006
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viernes, 5 de octubre de 2007

Un pájaro entre las ramas de los pinos_André Cruchaga

Pintura:Pablo Picasso






Un pájaro entre las ramas de los pinos




Vivir es lo más íntimo del mundo
Juan Gil-Albert



Sí: Yo escapé de la ciudad y me fui al campo.
Ahora alguien me saluda en una vereda;
Alguien me pregunta qué hago debajo de los árboles,
Sobre el césped húmedo sin fuego y sin manteles.
O qué hace una muchacha con faldas ajustadas
Depilando el bosque en medio de la niebla.
Alguien lee los periódicos y no se inmuta por nada.
Alguien seguramente reinventa las noches como los ciegos,
Aunque sea la misma noche que lee sus hierros.
Alguien da noticias macabras frente a extraños espejos.
Alguien me manda libros desde Cádiz, Sucre y Tequila,
Y lee mis poemas en diversas partes del mundo.
Alguien me escribe desde Rótterdam, Bruselas,
Jednosci Narodowej en Polonia
O del boulevard Bonne-Nouvelle de París.
A veces enternece todo este tiempo subliminal:
Uno debe aprender entre vivir o morir, entre
Ser bárbaro en medio de la civilización o serlo al cortejo
De los pájaros.
A veces me subo al campanario de una iglesia de pueblo
Para ver los animales tendidos de los cerros
O el horizonte que cambia de mirada cuando baja.
Alguien recorta fotografías del tiempo para enviármelas
Desde Ganduxer en Barcelona,
Los Pirineos o Euzkadi en vez de tantas palabras.
A veces la noche me encierra junto al poema.
A fin de cuentas es lo que busco: respirarme dentro del sueño.
Barataria, 2005
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jueves, 4 de octubre de 2007

Entre la sombra de la noche y el blues_André Cruchaga

Pintura: Marcel Duchamp





Entre la sombra de la noche y el blues




Blues is my middle name
Ray Charles



Mi nombre es blues. Mi medio nombre. El otro medio
Es el murmullo de la noche peinándose
Con la morfina perezosa del suelo,
Con la sangre dulce de Lousiana Red,
En el cielo breve de Champion Jack Dupree.
Las horas son inciertas, ha dicho Percy Sledge
Cuando el desamparo desemboca en hondura
Y las cacerolas suenan desconfiadas frente al aceite,
Al cigarrillo cuyo breve fulgor
Te invade el tráfico del humo,
Los especiales del Libre Mercado a la media noche
Cuando rondan desnudos los asesinos
Y los vehículos sintonizan con los transeúntes
Perplejos de la esperanza.

Las ratas merodean las esquinas y no se trata
De ningún misterio,
Los delirios decrépitos asaltan los ojos,
Los bebés parecen violinistas del insomnio;
La violencia, una danza sin fronteras.

Vuelan las frases en las cantinas de los barrios pobres;
Uno que otro epitafio en el delgado hilo de los cipreses,
Sombras de invariable negro en el sueño.
Pequeñas fuentes en el pavimento
Donde uno moja la suela de los zapatos
Y los pantalones vacían sus impacientes orgasmos.

Ahora grita el estanque del sueño. La luz del follaje
Toma forma de esquirlas
Y el cuchillo transmuta el parpadeo en un lecho de adioses.
Ahora cuando nadie duerme, aúlla en la bruma
El hervidero del ixcanal y la piedra;
Cuando el golpe del eco es incesante hasta el delirio,
Cuando apenas se tiene tiempo de pensar en la muerte,
Cuando a la par la noche cae sin pies,
Cuando no hay talismanes que borren pesadillas,
Uno se queda sin puertas y sin caminos.
Ahora el féretro es nuestro medio nombre:
Midnight special trocada por el maleficio
Del juego atroz del alfabeto.
Ahora es el tiempo de exhibir la muerte
Como un trofeo,
De un aliento embalsamado de neblina,
Donde los espejos rozan los huesos de la trama
Y hunden el tiempo en el vacío de la bruma.

Nadie está ileso de este huracán.
Todo parece una geometría ponzoñosa.
Barataria, 23.09.2006
Del libro inédito: Caminos cerrados, El Salvador, 2006.
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lunes, 1 de octubre de 2007

Desahogo_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró






Desahogo




Tira el ataúd de mis recuerdos
Los de ayer los de siempre
Los de hace siglos
Que se borre la esperanza los verdugos
Los verdaderos nombres
La jaula obsesa
De mis deseos
La risa prensapapel
De la desesperanza
Sacapuntas del odio
Hacia la calle
Hacia la pared
De sombras y tintas
No es verdad la verdad
La verdad del espejo
Que fornica con nombres incendiados
Con ojos de místico tatuaje
En la noche me veo
En un espejo de cenizas
Alcantarilla del sollozo
Donde se rompen los ídolos
y abruma la certeza
Del ojo cerrado y la redondez de los relojes
En atropellado desatino
Tira mi ataúd
Que parezca locura el albedrío
De desmayar el aliento en las calles.
©André Cruchaga
Del libro inédiro: Estornudos
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martes, 18 de septiembre de 2007

Premonición_André Cruchaga

Pintura: Boccioni: La calle entra en la casa






Premocición




En el momento preciso,
los crisantemos se tornan espejos;
el grito en un fatigado
espectáculo del tiempo;
el olvido, en una sombra transparente,
donde el aliento toca el aire
y las gaviotas, los senderos
verdes de las sienes...

Sólo la llama de la desnudez no cesa en el cuerpo,
ni en la íntima densidad de la roca...

Relámpagos de escalofríos se vuelven los caminos...

Ávidas las ventanas en los ojos...

Fantasmas en las líneas del horizonte,

Carne fatigada el calendario,
lenta piel de los colores...
Barataria, 17. 09. 2007.
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lunes, 10 de septiembre de 2007

JUSQU'À MAINTENANT VIVANT_André Cruchaga

Pintura: René Magritte




JUSQU'À MAINTENANT VIVANT



Aujourd’hui je me suis arrêté devant un mur
Là où pendent les bougainvilliers
Ramures de fleurs glissant sur les pierres
Soif obstinée de rêves à la tombée du jour
Saison du temps dont le mystère redouble
Dans cette aventure au pacte de vie
Images qui éclatent avec une lucidité élastique
Scènes replètes d'un voyage absolu
L'ombre elle-même qui pénètre l'immédiat
Ensuite la nuit qui distille de perceptibles grillons
La pluie où danse l'irascible
Là aussi où valse l'iris déchiré des bourrasques
La nuit se construit avec les nuits du jour
Le silence de l'étrange silence des eaux
L'aube qui surgit des ombres du labeur
De cette mer promise transparence de l'aurore
J'ai marché ensuite parmi la foule
Pour oublier les oublis et la froideur des eaux
Et le papier de l'asphalte là où tous nous écrivons
Avec la calligraphie des souliers
Devant les étalages et les vitrines la transparence bascule
Un oiseau bat des ailes dans la ville et devient humain
Il respire de vagues choses au lieu des forêts
D'horribles marchés d'atroces jeux de lumières
Fragments d'arc-en-ciel dans des cieux irréels
Des passions fantasmagoriques qui annulent et détruisent
Des femmes tels des violons de porcelaine qui se brisent
Dans ce monde de cendres
Des enfants faits pour regarder et sangloter la fange du monde
Respirer à travers l'abîme d'un couteau
Danser sur les aiguilles de la faim
Faire des vagues extravagantes avec le soufre
Et mordre l'âcreté du vent sans atteindre le sommeil
De l'autre côté de la ville un autre horizon moins dense
Où il n'y a ni musée ni désert ni cirque romain
Ni rues malodorantes ni phénomènes agenouillés
Seulement ici de ce côté où les eaux de l'horloge
Font office de planète et d'itinéraire
Seulement ici où je souris aux passants
Et je me console en voyant des yeux sans arrogance

Au bout du compte c'est ce que je me dis
lorsque je joue avec la solitude:
Ils ne sauront jamais cette folie de l'oiseau transi
Qui vole entre les pins refusant le mépris et l'oubli.
©André Cruchaga
Barataria 20-12-2003
Del libro: (Le feu derrière la fenêtre)
Traducción: Danièlle Trottier
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miércoles, 5 de septiembre de 2007

Cerrada noche del sueño_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró





Cerrada noche del sueño





Cerrada noche del sueño, el cerrojo,
La puerta del camino;
Nada queda sobre el suelo:
—Ahogo y locura son grandes;
El gemido del recuerdo, espeso.
Cada minuto se torna lección de ceniza.
El presente es un meteoro de fugitivo
Entusiasmo
Bajo la boca de peces rotos.
Ya no me esperes. Déjame ahora
En el umbral de la penumbra
Con una plantación de odio en la boca
Y un incendio rasgándome los ojos.
La soledad nos une y nos separa;
La soledad, ahora, ahogando las palabras.
—Te escondes hoy. Te vas negando el retorno.
Ayer, apenas, la luz era inmensa:
—Luz buscando el evangelio de los cuerpos,
El lecho sin sábanas, el reino trenzado de campanas;
El camino tenía cara definida,
El arco iris no era fugaz mariposa,
Sino fuego encendido en el rostro.
—Te escondes, hoy. Te llevas el árbol de la luz.
—Te niegas, hoy. Niegas el ala en las pupilas.

El viento arde en el ave de las sienes;
El césped pierde la huella de los zapatos:
—Toda tú en mí —habla el insomnio
Y el largo cinturón de la niebla.
—No sé si duermes o huyes en el viento;
Sobre el mar tu rostro, irrepetible sal
Sobre la ola del alma,
Cópula imaginaria abriéndose en los poros,
Cuando la pulsación se vuelve visible bandera
Y el horizonte colma los ojos de intemperie.
—Toda tú en mí: audible seno en mi boca:
Río abrasado en la continuidad del beso,
Redonda guitarra goteando sobre mi cuerpo.


Vas por calles de frío;
—el invierno crece en la desnudez de los párpados,
Los gritos del pájaro salen de las pupilas
En noches compartidas.
—Noche de ambos, los cuerpos poseídos,
Las imágenes insuperables en la memoria,
El trance de ya no ser…

Todo duele, —casas sin techo, la aurora destruida,
Por la negación de la risa.
—Somos ya espejos sin raíces,
Camino sin transeúntes,
Fracaso de la alegría…

—Te niegas, ahora. Me niegas. Nadie sube
Con los brazos abiertos a la cama,
Ni hacia dentro, el fuego revienta campánulas.
—Y sin embargo, todo sabe al sabor de tu pubis.
Duele no amar el infinito,
Duele no quitarle las aldabas de la tristeza a las ventanas,
Duele buscarte cuando cantan los gallos,
Cuando los pétalos del sueño caen
Como arrugados granizos del tiempo.

—Dueles, ahora. Dolemos
“Como aves que no pueden volver su propio cuerpo
(al) aire”…
Barataria, 05. 09.2007.
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lunes, 3 de septiembre de 2007

Medianoche, nocturno del subsuelo_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró






Medianoche, nocturno del subsuelo



Para SYG



Mis pensamientos se bifurcan, serpean, se enredan,
Recomienzan,
Y al fin se inmovilizan, ríos que no desembocan,
Delta de sangre bajo un sol sin crepúsculo.
¿Y todo ha de parar en este chapoteo de aguas muertas?
Octavio Paz




La noche cae sobre los ojos:
Gritan las sienes al pie del horizonte,
Rueda la alegría en neblina,
—rueda, grita la tierra;
Las cuerdas del pecho tiemblan entre rieles
De lágrimas ahogadas. —ya no hay estación
Posible para cantar —pájaro herido
Por antorchas sin pabilo. Nada ilumina
Las ventanas, ni el viento danza.
—Es un día sin puentes. La noche baja
Salpicada como abejas en el cuerpo.
El alba cae al vacío, mientras las campanas
Se marchitan en la herrumbre de las alas.
Estallan las agujas como ramas de recio huracán;
Un pozo de dolor se yergue —jarcias
De agonizante ceniza,
Sobre la niebla que dejan los barcos cuando se alejan.
El reloj envejeció de vida —náufrago espejo,
Mutilada vida sin camino.
Te perseveré en vano. Para qué revivir
Lo vivido, para qué alas póstumas
Y caminos sin zapatos y recuerdos de gastada ceniza.
Ahora se cierran las ventanas:
—Los sueños se alejan de los ojos,
Nido bajo musgo, armario astillado
Como los dientes abiertos de las piedras.

¡Nada queda porque nunca existió nada!

“Te hice la más bella de las mujeres
Tan bella que enrojecías en las tardes”.
Ahora la ceniza grazna desnudas cruces,
Y levanta en mis ojos cielos enmohecidos.

El pañuelo del calendario lava su humo:
—uno aprende a decir adiós en invierno
Y a caminar sobre siglos de frío;
Uno aprende a soltar lo que se tiene en las manos,
Aunque la roca de la angustia
—en su silencio de labios cerrados—
Se torne un reloj de cardos, o un jardín
De indiferentes guitarras.

Algo muere en el corazón: la voz, la lejanía;
El agua de las pupilas, en cambio,
Desciende a goterones sobre las tejas del universo.
—Da en tierra sin horadar las puertas del insomnio,
Camino de la noche, encima del musgo:
Herida que, —celda, alma náufraga,
Incuba cementerios
Y horizonte de espinas…

Ella era lámpara y puerto. Era la palabra:
—Fónico espejo del anhelo
Entre bandada de ventanas…
Barataria, 02. 09. 2007.
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miércoles, 29 de agosto de 2007

Cuentas de la ira_André Cruchaga

Pintura: Juan Gris




Cuentas de la ira




…si el sueño cruza y es tangible,
Puede ser realidad la vida entera.
Waldo Leyva




En vez de sueños tengo ira e insomnios:
—Hay abismos como caricias,
Fuego de dientes, hartos de cuervos,
Espejos de ironía, engañoso cielo
Y no un horizonte de alas.
Fuera, el día se viste de roca:
Roca creciente, áspero granito en la garganta.
Hay días con musgo —caras con tapices;
También noches —grutas de oscuros botones.
Uno camina entre pedazos de calles,
Calles rancias de tiempo.
—Juro que el miedo hechiza; la misma
Fosa común de la carne persigue la muerte.
¿Dónde están los brazos de la ley?
La vida cruza entre siniestra basura:
—Anuncios, desveladas conciencias,
Manos de antigua tristeza
Y nostalgias tocadas por la ausencia de todo.
Todo: sombra, muro, ojos sin arcano:
Extenuados vacíos del milagro.

— ¿Qué tierra florece en la entraña?
¿Tierra, acaso? ¿Surco, semilla?
La luz que vimos y veremos se hace de la sangre.
¡Es triste el tiempo e inefable la vida!
—Tiempo y vida: nada más ataúdes
Colgando de las lágrimas;
Nada más vendas para amordazar las sienes
Y el raro corazón del horizonte.
—No se avanza en el sueño!
No tiene forma ni gracias —es de la suerte del viento.
Es del azar, —dispersa materia de espejos:
Hambre y no luz —engañosa
Hambre y luz,
Nutrido zumo de labios, abiertos a la náusea.

¿Qué amor florece en la tierra?
¿Qué tierra del poder nos tizna?
¿Qué tizne desencadena espíritus siniestros?
¿Qué mitos o fábulas arrastran su lengua?
¿Cuántos insomnios tiene esta lengua de violines?:
—Dos eras de sueños y cadenas: mesa de vampiros,
Raras especies:
Nada más sombrío que el cuerpo sin brazos;
Nada más cierto que los basureros
Y los cadáveres como pupilas de cruces.
¿No hay amor que se centre en la vida?
—Amor para ascender. Tiempo
Para edificar el mundo;
Desterrar el caos para heredar el alba.
— ¡Hay que tocar las semillas y nacer!
Fluir. Coronar el horizonte de memoria;
Restituir el universo, cercenar los genitales
Del oprobio,
Engendrar luz para ser: — ¡Ser!
No instrumento de una tregua con alfileres,
Sino luz total, restituida llama…
Barataria, 29. 08. 2007
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martes, 28 de agosto de 2007

Presentación de libros_André Cruchaga

Ilustración: Invitación




Invitación


Presentación de libros:
Pie en tierra
Oscuridad sin fecha


Presentados por:
La poeta y escritora salvadoreña: Claudia Hérodier

Acompaña con su guitarra:
la poeta, escritora y cantora
Nora Méndez.

Día:
6 de septiembre de 2007,
Hora: 18:30 horas.

Lugar:
Centro Cultural de España,
Calle La Reforma #166,
Colonia San Benito, San Salvador,
El Salvador.