lunes, 29 de octubre de 2007

Piedra y polvo_André Cruchaga







Piedra y polvo




“Cómo volver a ese lugar que ya no existe”.
Y a la luz de las visiones
Y no a la hoja que teje la noche
Y no a la lengua de sal, río de muerte
De mi niñez, incesante espejismo de la noche.
Lleno la vida —acaso mi vida—
Con el asfalto de ciertos recuerdos. Hay
Paréntesis, puntos suspensivos, columpios
De ceniza, sobre las sienes…

Las ruinas se dan día a día en el mundo.

Uno nace y muere. Mueren los seres amados.
Mueren también los seres que se odian.
El planeta se hizo de póstumas alas y espantos:
Hay un sitio en la memoria para cada cosa.
El tiempo, sin embargo, transparenta las pupilas
Y hace visible los espectros,
La flor o el tallo de lo vivido, el témpano
De las vocales, la lengua de las libélulas.

El polvo convierte las palabras en mudos guijarros.

Un pedazo de viento desnuda los recuerdos.
Su velocidad no es la de los años civiles:
Levanta las sábanas y las hormigas,
Suben a las sienes hasta dejar ciega la piel,
Sin reconocerse uno en la conmoción de la marea.
En el fondo la herida del alambique sangra:
Eriza llaga del lecho. Mar abajo, roca;
Arriba, noche: Isla de espuma.
A la orilla, un ciclo de efímeras generaciones.

El oleaje de las horas cambia los lugares:
Cambia el amor. Cambia la historia:
Enjambre de lluvia y deslave, sobre
La vida que comienza y luego cae en bodegas
/de dolor.

Toda la vida es una adversidad:
Moneda a la cual embiste la oscuridad
O el rompeolas de la asfixia.
Ahora, osamentas llenan de líneas el horizonte.
La sabiduría pasó a papel sucio de periódico;
La calle, un tránsito para la muerte
—banderas de impunidad,
La calle, espectáculo devorante, —tiro al blanco
Del abuso de autoridad.
La vida, desmoronados mecheros de telarañas.

Hay lugares de inolvidable parpadeo:
La infancia con su celeste queso
Y pájaros de sílabas y escalinatas infantiles:
Caballos de golosinas y abanicos de alegría.
Nada he olvidado, pese a que la noche me busca
Y mi plato de espejos, incluye la ceniza.
Hay obeliscos de dura miseria, aquí,
Haciendo del día carretera de lágrimas,
Espejos que destapan ollas a vapor,
Infiernos más pesados que el fervor a lo divino.

Cuando quiero recobrar mis baúles de infancia,
Descubro que la aurora tartamudea
Y que el día es una estrella con espinas
Donde el horizonte tiene la estatura de la zarza.

Así está escrito en los candados…
Barataria, 27. 10. 2007.
Leer más de André Cruchaga en: Arte Poética-Rostros y Versos, Palabra Virtual, Cuaderno del Zorzal y otros sitios virtuales de la red.




jueves, 25 de octubre de 2007

Noches_André Cruchaga

Pintura: René Magritte_El Imperio de las luces




Noches




…me duele hasta la sangre de las venas.
Raúl Contreras




Fantasmas permanecen tocando el grito
Entre el vaho de la ceniza y el asedio
Negro de la noche: —cuervos mordiendo
Las pupilas, desnudos esqueletos
Tropezando en las piedras, niebla de mar,
Amalgama de agónica espuma…
El tacto del suplicio busca las paredes,
La torpeza de caminar sobre la ceniza,
La garganta contenida en la penumbra.

Las noches han sido hechas de algas infestadas.

Al filo agonizante de los párpados, el horror,
Un cielo sin hálito y vinagre de relojes,
Donde tragaluces descompuestos, beben
El calendario sordo del llanto.

Las noches ignoran los caracoles de la luz;
Con ellas no se puede usar corbata,
Ni subir rascacielos para explorar sombras.
El respiro no cabe en una mano.
Se duerme a secas entre sabandijas,
Hilando la sordidez de la tierra…
—Tierra hecha noche, por desgracia,
Donde el hombre hunde su acento,
Hasta ganar la muerte y la cruz:
Cerrada puerta de la luz, muros ardiendo
En su propio, despiadado cadáver.
Por todas partes rumorea, ciego, el vértigo;
La intemperie está llena de páginas mordidas
Por el brazo audaz, sordo, de la angustia.
Desde tiempos las noches son alfileres anónimos:
Raptan y agobian, crepitan sus mudas ráfagas
Entre tímidas luciérnagas.

¿Cómo entender su destello de cenizas?
¿Cómo abrir sus múltiples puertas sin caer,
En la ficción del aliento? ¿Cómo
No sentir sus barrotes de herrumbre?
Ellas tienen la mirada en opaca fantasía,
Llenan el torrente con pájaros sin espejos,
Hilan azúcares de obediente cárcel,
Crecen en polvorienta amenaza.
Las noches no mueren como lo hacen los espejos,
Sólo amanecen en el recuerdo de los párpados.
Nadie alza su sangre ilesa de musgo:
Las noches cierran la casa de pólvora y cuchillos.
Ahora las campanas son grito subterráneo
Y no profesa ala del respiro y la fragancia:
Sutil feligresía de hojas y cierzo…

Las noches tragan la sed en su propia escena:
Borrosos gemidos caen atónitos en la memoria.
Esas noches son los cazadores nocturnos
Que bailan como en un anfiteatro…
Barataria, 06. 10. 2007.
Del libro inédito: Noche de los sentidos, El Salvador, 2007.
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sábado, 20 de octubre de 2007

Nostalgia de la materia_André Cruchaga

Pintura: Juan gris





Nostalgia de la materia




Esta vida no cabe en la vida. Ladran
Mariposas sangrientas, muerde el instinto
Y el bisturí de los acantilados. Punza la materia:
Calabozo de los sentidos, carne de la noche
Donde cavan los ríos de las venas
Y los pájaros cuelgan de las sienes
Como las hamacas del follaje en su ansia
Profunda de ojos…
Crece el grito en el calendario de la carne;
El reloj astilla los meses y cimbra
Noches en el aliento…
“Se apolilla la paciencia”. Sangra el badajo
De las flechas y es póstumo amarillo el beso.

Cuando se cruzan las baldosas de las estaciones,
El racimo de los poros, escurre ríos de sed;
Cuando el grito es explosiva ceniza y viga,
La materia se torna estéril ráfaga
Y no raíz de ávida tierra y semilla.

Ahora se duerme en potreros grises.
Es cierto. Ahora la vida, agua de la noche,
Empuja hacia designios ebrios.
Es cierto. El sueño transita entre comejenes
Y la sangre es objeto de confusas supersticiones:
La neblina aprieta las pupilas;
Mientras la polilla se yergue en húmeda campana.

Hoy la materia es simple juego de naipes:
Alquimia de gargantas sin fondo
Donde el lucro entra con excesivos argumentos.
Antes fue montículo de mariposas.
Espejo de brasas o, latitud imaginaria…
En su ramazón crecía la vida,
No el vaho en su columpio de lenguas.
No era náusea la preñez del vuelo,
Ni canto de sirena el aliento de las gaviotas.

Ahora, a la noche se abre. “Materia luminosa”.
Espesa de tiempo y oleaje. Eterno aire
Del planeta.

Agoniza ante el alud de las armas.
Calla ante el latir de la muerte.
La soledad navega en su mirada:
—noche en el cuerpo, labios de sombras,
Cuyos poros y gemidos,
Transitan bajo la forma oscura del invierno.

“Donde estoy nada queda
Y existir es vivir en el recuerdo”,
Consumirme, transcurrir y descender,
Como la madera abrasada por el fuego.
Barataria, 20. 10. 2007
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domingo, 14 de octubre de 2007

Entre la oscuridad camino_André Cruchaga

Pintura: Juan Gris




Entre la oscuridad camino



…y entre los muros que se tambaleaban
Entré a la oscuridad para vivir.
Pablo Neruda



He vivido una época donde la muerte
Tiene mil puertas y la risa muros de granito.
Espejos siniestros, hostiles, han calcado
El fuego y quemado las alas.
Entre la oscuridad camino: tempestad
Rota, silbidos de oscuros dientes,
Muerden desde abajo la suela de los zapatos.
La vida y la muerte llenan de gusanos
La tierra, esta tierra donde vivir es una proeza:
Oscuridad tras oscuridad, múltiples alfileres
Para abrir los ojos y dibujar la noche
En las cuencas vacías.

Así es el orden de las cosas hoy. ¿El orden?
Los caminos son regiones oscuras
Donde los paraguas del aire dan náuseas
Y las casas ya no son espacios para el sueño,
Sino un río de soledad que traga la noche.

Todo vino de la espuma seductora.
Todo es hoy respiración de cuchillos.
El crimen no disimula su violencia,
Ni la ley su perdida batalla contra el hampa.
Al salir a la calle muerde el césped
Sangriento de la lengua
Con sus colmillos de salmuera: cava en las cunetas.
Cava en el follaje, en la mortaja gris
De la ceniza.
En donde haya materia viva,
Pone su ira, y sus ojos de sombra eterna.

Entre esta oscuridad camino. Caminamos.
Crecen las piedras de la adversidad:
La locura se impone a la razón,
¿o es demasiada razón sustentada
El exterminio,
Esta tempestad conmigo que corta los párpados
Para luego quedar impune, cohabitando
En la agonía de los sentidos?

El veneno nutre la sangre: La impunidad
Parece un bosque de poderoso musgo.
Saltan las dudas, las penas y la amenaza
Como una avalancha de moscas sobre el rocío.
La existencia se ha vuelto amenaza;
Las sepulturas, en cambio, un lento tambor
Que la lluvia moja y hace monótono.
Después, tal vez, secretos trenes sin herrumbre,
Nos conduzcan a tierra firme
Y no a otro pantano donde la vida sea
El ojo ciego de la sabiduría.
Barataria, 14. 10. 2007.
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jueves, 11 de octubre de 2007

Círculo de la polilla_André Cruchaga

Pintura: Juan Gris





Círculo de la polilla





Hoy, unos confunden la verdad con ciertos fundamentalismos;
Otros el sueño con la Tierra Prometida.
Sin embargo, noche y día este siglo es sarcófago,
Nudo de puntos suspensivos,
Aleluya del vértigo
Y la prisa,
Vagido de rocas en la hojarasca de las sienes,
Labio en desorden rasgando nubes
De oscuras puertas
Y hojas oxidadas que crujen en la plenitud
Del delirio.

Todas las ciudades tienen arrugas en sus aleros.
Están asediadas por la tinta de la muerte.
Las murallas y su anacronismo y sus fantasmas,
Niegan el mínimo hálito de sosiego.
Mientras la niebla sea látigo de horror,
Y la lengua una sábana silenciosa;
Mientras el alfabeto no sea natural cortejo,
Y la esperanza acechante candelario,
Estaremos condenados al vacío,
Al ala náufraga del escombro.

Hoy, andamos cuadras, pasajes, kilómetros
De muerte. Los meses también son eso.
Lengua y muslos desembocan en tuberías;
Salimos y jamás regresamos a la misma puerta.
Dormir ya no es un verbo necesario;
Correr en cambio, se tornó imperativo
Frente a esta lluvia de alfileres
Horadando la conciencia.
La uña y el arma se han vuelto infinita caricia;
Trasluz de pústulas la comida,
Beatífica la doctrina clandestina del hampa,
Profético el lento fuego del alba.

La paz aún es ojo velado por la indiferencia.

Uno agoniza. A la garganta sube esta malsana
Geografía del miedo:
Monótona centella de la ceniza
Parecida a una veta de humo
Trepando en las sienes…
Mientras se discute el desvarío de la espuma
En los foros, el caos resuena,
Irisa con su azogue
Al viento augural de las ventanas…
Barataria, 22.10 de 2006
Del libro inédito: Caminos cerrados. El Salvador, 2006
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viernes, 5 de octubre de 2007

Un pájaro entre las ramas de los pinos_André Cruchaga

Pintura:Pablo Picasso






Un pájaro entre las ramas de los pinos




Vivir es lo más íntimo del mundo
Juan Gil-Albert



Sí: Yo escapé de la ciudad y me fui al campo.
Ahora alguien me saluda en una vereda;
Alguien me pregunta qué hago debajo de los árboles,
Sobre el césped húmedo sin fuego y sin manteles.
O qué hace una muchacha con faldas ajustadas
Depilando el bosque en medio de la niebla.
Alguien lee los periódicos y no se inmuta por nada.
Alguien seguramente reinventa las noches como los ciegos,
Aunque sea la misma noche que lee sus hierros.
Alguien da noticias macabras frente a extraños espejos.
Alguien me manda libros desde Cádiz, Sucre y Tequila,
Y lee mis poemas en diversas partes del mundo.
Alguien me escribe desde Rótterdam, Bruselas,
Jednosci Narodowej en Polonia
O del boulevard Bonne-Nouvelle de París.
A veces enternece todo este tiempo subliminal:
Uno debe aprender entre vivir o morir, entre
Ser bárbaro en medio de la civilización o serlo al cortejo
De los pájaros.
A veces me subo al campanario de una iglesia de pueblo
Para ver los animales tendidos de los cerros
O el horizonte que cambia de mirada cuando baja.
Alguien recorta fotografías del tiempo para enviármelas
Desde Ganduxer en Barcelona,
Los Pirineos o Euzkadi en vez de tantas palabras.
A veces la noche me encierra junto al poema.
A fin de cuentas es lo que busco: respirarme dentro del sueño.
Barataria, 2005
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jueves, 4 de octubre de 2007

Entre la sombra de la noche y el blues_André Cruchaga

Pintura: Marcel Duchamp





Entre la sombra de la noche y el blues




Blues is my middle name
Ray Charles



Mi nombre es blues. Mi medio nombre. El otro medio
Es el murmullo de la noche peinándose
Con la morfina perezosa del suelo,
Con la sangre dulce de Lousiana Red,
En el cielo breve de Champion Jack Dupree.
Las horas son inciertas, ha dicho Percy Sledge
Cuando el desamparo desemboca en hondura
Y las cacerolas suenan desconfiadas frente al aceite,
Al cigarrillo cuyo breve fulgor
Te invade el tráfico del humo,
Los especiales del Libre Mercado a la media noche
Cuando rondan desnudos los asesinos
Y los vehículos sintonizan con los transeúntes
Perplejos de la esperanza.

Las ratas merodean las esquinas y no se trata
De ningún misterio,
Los delirios decrépitos asaltan los ojos,
Los bebés parecen violinistas del insomnio;
La violencia, una danza sin fronteras.

Vuelan las frases en las cantinas de los barrios pobres;
Uno que otro epitafio en el delgado hilo de los cipreses,
Sombras de invariable negro en el sueño.
Pequeñas fuentes en el pavimento
Donde uno moja la suela de los zapatos
Y los pantalones vacían sus impacientes orgasmos.

Ahora grita el estanque del sueño. La luz del follaje
Toma forma de esquirlas
Y el cuchillo transmuta el parpadeo en un lecho de adioses.
Ahora cuando nadie duerme, aúlla en la bruma
El hervidero del ixcanal y la piedra;
Cuando el golpe del eco es incesante hasta el delirio,
Cuando apenas se tiene tiempo de pensar en la muerte,
Cuando a la par la noche cae sin pies,
Cuando no hay talismanes que borren pesadillas,
Uno se queda sin puertas y sin caminos.
Ahora el féretro es nuestro medio nombre:
Midnight special trocada por el maleficio
Del juego atroz del alfabeto.
Ahora es el tiempo de exhibir la muerte
Como un trofeo,
De un aliento embalsamado de neblina,
Donde los espejos rozan los huesos de la trama
Y hunden el tiempo en el vacío de la bruma.

Nadie está ileso de este huracán.
Todo parece una geometría ponzoñosa.
Barataria, 23.09.2006
Del libro inédito: Caminos cerrados, El Salvador, 2006.
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lunes, 1 de octubre de 2007

Desahogo_André Cruchaga

Pintura: Joan Miró






Desahogo




Tira el ataúd de mis recuerdos
Los de ayer los de siempre
Los de hace siglos
Que se borre la esperanza los verdugos
Los verdaderos nombres
La jaula obsesa
De mis deseos
La risa prensapapel
De la desesperanza
Sacapuntas del odio
Hacia la calle
Hacia la pared
De sombras y tintas
No es verdad la verdad
La verdad del espejo
Que fornica con nombres incendiados
Con ojos de místico tatuaje
En la noche me veo
En un espejo de cenizas
Alcantarilla del sollozo
Donde se rompen los ídolos
y abruma la certeza
Del ojo cerrado y la redondez de los relojes
En atropellado desatino
Tira mi ataúd
Que parezca locura el albedrío
De desmayar el aliento en las calles.
©André Cruchaga
Del libro inédiro: Estornudos
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