sábado, 20 de octubre de 2007

Nostalgia de la materia_André Cruchaga

Pintura: Juan gris





Nostalgia de la materia




Esta vida no cabe en la vida. Ladran
Mariposas sangrientas, muerde el instinto
Y el bisturí de los acantilados. Punza la materia:
Calabozo de los sentidos, carne de la noche
Donde cavan los ríos de las venas
Y los pájaros cuelgan de las sienes
Como las hamacas del follaje en su ansia
Profunda de ojos…
Crece el grito en el calendario de la carne;
El reloj astilla los meses y cimbra
Noches en el aliento…
“Se apolilla la paciencia”. Sangra el badajo
De las flechas y es póstumo amarillo el beso.

Cuando se cruzan las baldosas de las estaciones,
El racimo de los poros, escurre ríos de sed;
Cuando el grito es explosiva ceniza y viga,
La materia se torna estéril ráfaga
Y no raíz de ávida tierra y semilla.

Ahora se duerme en potreros grises.
Es cierto. Ahora la vida, agua de la noche,
Empuja hacia designios ebrios.
Es cierto. El sueño transita entre comejenes
Y la sangre es objeto de confusas supersticiones:
La neblina aprieta las pupilas;
Mientras la polilla se yergue en húmeda campana.

Hoy la materia es simple juego de naipes:
Alquimia de gargantas sin fondo
Donde el lucro entra con excesivos argumentos.
Antes fue montículo de mariposas.
Espejo de brasas o, latitud imaginaria…
En su ramazón crecía la vida,
No el vaho en su columpio de lenguas.
No era náusea la preñez del vuelo,
Ni canto de sirena el aliento de las gaviotas.

Ahora, a la noche se abre. “Materia luminosa”.
Espesa de tiempo y oleaje. Eterno aire
Del planeta.

Agoniza ante el alud de las armas.
Calla ante el latir de la muerte.
La soledad navega en su mirada:
—noche en el cuerpo, labios de sombras,
Cuyos poros y gemidos,
Transitan bajo la forma oscura del invierno.

“Donde estoy nada queda
Y existir es vivir en el recuerdo”,
Consumirme, transcurrir y descender,
Como la madera abrasada por el fuego.
Barataria, 20. 10. 2007
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