martes, 30 de diciembre de 2014

ABIERTA CORROSIÓN

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ABIERTA CORROSIÓN




Sobre el techo, las aguas oxidadas de las horas. ¿Acaso delirio del moho?
El pecho corroído de las esquinas de los espejos, —cada cual donde su sombra
deambula en la boca amarilla del umbral.
En el paladar ensombrecen las sombras, el haz de humo
que envuelve los sueños, la fuga del no ser repetido en aceras desiertas.
En las semillas, a menudo se repite el terror, la artimaña que mastican
los matorrales, el infierno que a golpes nos adentra en su furibunda emboscada.
En el ojo avanzan los bisturís ciegos del letargo;
en el metal de la efervescencia se gestan las crines desorientadas del viento,
las uñas de la herrumbre,
los brazos resbaladizos de la melancolía y la idiotez.
(De la línea ferroviaria a los durmientes, el gesto retorcido de los pernos.
Los orificios agudos del frío, esta manera de descender de los sentidos.
Exaspera la garganta cuando enronquece de murmullos o silencios.)
Si algo nunca se cierra,  es el trajín sobre la piedra del desencanto, 
el eco sordo del arado y su sombra de ardores desprendidos.
Tras el disparo de las convulsiones, el horror con su fatigoso trabajo.
Barataria, 29.XII.2014

lunes, 29 de diciembre de 2014

INTIMIDAD

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INTIMIDAD




En el silencio de los ojos, toda esta humanidad del desconcierto.
Muerde el desencanto como una piedra en el surco de los pensamientos.
Sangra el aliento de respirar sobre la herida: la boca guarda lo salobre
que la memoria ha acumulado en todo este tiempo de química nefasta.
Desabotono el alba en los granos del escapulario de la quimera;
cae de pique la escalera del firmamento sobre el pétalo derretido de la sal.
¿Qué uñas persigue la boca para que la arrullen?
¿Qué caminos fermentados derriban el sexo del musgo?
—(Perdónenme los que no escriben, o los que escriben enclavados en lo pegajoso; 
los que caen al vacío sin paracaídas.)
Siempre hay trampas en este largo amor por las palabras. Arrugo los espejos
sin puñales, sin ningún falo en la nuez del nardo.
En el bagazo de la botella de mar, los cazadores furtivos de la noche.
Aquellos sometidos al ocaso de la ráfaga, los que quieren gaviotas
en su féretro, los que siempre meditaron en la viscosidad de los retretes.
Hace tiempos recuperé la memoria y me aleje de la piedra pómez de la baba.
Barataria, 27.XII.2014

domingo, 28 de diciembre de 2014

DISUELTA HUELLA

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DISUELTA HUELLA




Todo está allí, y sigue estando allí, en las palabras
misteriosas, que fueron dichas, pronunciadas,
rotas en una voz…
Carlos Bousoño




Después de fenecidos los claveles esta sangre mía disuelta en la incandescencia de los cristales: cada quien es desde su escritura el fuego o la sombra su propio vía crucis en el entramado en la grieta de la conciencia destruida esos intentos de respirar en el viento y derretir lo inasible uno se harta del polvo y la hojarasca de la noche sin estribos de todo cuanto anida el veneno ¿Quién se fía de la sífilis en el ojo ajeno? alrededor de tanta piedra la hedentina de los días colapsados la furia anónima de la herrumbre las estrofas calcadas de las criptas (que se coman su propia crítica sobre los charcos del día aquellos que sufren la carencia de ventanas aquellos que sólo crepitan en zumbidos) yo simplemente respiro y me aparto de los guantes del estampido ante los ruidos del vértigo renazco en la ceremonia del cierzo estoy mudo frente al carbón el laberinto de ese reino no me interesa ni la calle insólita de alientos perversos en este país gótico dejé de darle importancia a las catacumbas siempre me resultan patéticos los siglos de alcantarillas y el pensamiento de algunos días poco afortunados cada quien es su universo a la medida del caos que lo habita me río ante la concavidad de los cuchillos me río de las batallas campales sin adversario me río de las telarañas ateridas y del miedo que tiene su propia vigilia ¡cuánta saliva iracunda revela la boca! ¡cuánto vinagre como deidad del gusto! sí no tiene rumbo la apoplejía ni el charco en el que se hace reverencia al moho ahora emergen terribles válvulas de escape como rejillas de pequeños sueños sobre lo vítreo del horizonte dejo que la polilla preñe otros sueños no los míos que fermenten su pulso ciego sobre los chiriviscos no en mis párpados dejo que las asimetrías roan neumáticos asfalto quimeras sopores de otra intimidad que no me pertenece (es triste no poder dormir o perder la claridad en lo estático de los túneles escanciar los pájaros ajenos vivir día a día en la prisión del ascua tensos de urgida perversidad) entonces conmueve todo este acendrado ejercicio de vivir del prójimo sin miramiento a la cárcava que se construye sobre el propio espacio de la sombra quizá nada quede después de ese fuego avieso: no existe manantial crecido que perviva sobre la superficie de las convulsiones salvo el botín de las propias frustraciones quién es quién después de la diafanidad del poema solo el que aprende a navegar desde su herida sin duda el espejo tiene su fluir: claro que a veces disfraza los insomnios muerde la tinta ajena arrecia con su bestia genética todo lo impensable puedo hablar de todas las amarguras que atraviesan como dardo el aliento pero resulta difícil deshabitarse de todas esas criptas retorcidas acaso porque prevalece la carencia de luz supongo que nadie busca “en su palabra la blandura ni busca su mano ni descifra” la causa de sus “horas muertas” en el jardín de ciertos simbolismos hay que brindarle una flor al enemigo…
Barataria, 13.12.2014

viernes, 26 de diciembre de 2014

A PESAR DEL POEMA

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A PESAR DEL POEMA




A pesar del poema, me hundo casi siempre en lo hosco, en ese reino inmenso
de la Nada: en la contracara de las cosas, los vientos inacabables de la madera.
Siempre el gemido de la tristeza invade los rincones de los poros.
La tierra y sus aguas abiertas.
Los días monótonos de aves disecadas, el vasto poniente como caricia negada.
Tal vez el antro masticando mi cuerpo, los dientes crecidos de la dureza.
Tal vez la alegría que rozan las ramas verdes de los paraguas o la etérea caricia
que juega a ser clarividente.
Sigo mínimo, pronunciando portales, lluvias, hambres, senderos: confuso
en la neblina, la sombra de las palabras en mi jornada diaria. (Alargo mis preguntas al odio, 
al amor: cierro la puerta; dejo que otros hablen.)
Regreso al acaso del padre y la madre, la voz del frío en un camino dormido.
Las manos no me pertenecen, ni las navajas sobre losas extinguidas.
A diario sólo perdura la sombra de la lejanía, el nudo de la carne y los cauces.
¿Es flor esta fragancia del absoluto?
—A pesar del poema, el silencio es manso, pero gris la piedra de la agonía.
Camino, pero siempre me distraigo en el tráfico…
Barataria, 24XII.2014

miércoles, 24 de diciembre de 2014

VENTANAS MÚLTIPLES

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VENTANAS MÚLTIPLES




Frente al ojo del vidrio, la madera de antaño y su sombra, los tumbos
en la gota del eco. En la armazón de las ventanas, la noche amplía las vistas
incandescentes, lo traslúcido de los anteojos,
el paraguas del desfallecimiento: hacia el huracán de las sábanas, los garabatos
de la tinta agarrándose del instante.
El fósforo del día me acerca a las palabras (cada quien extiende las manos
del tiempo) sobre el imaginario del prensapapel del firmamento.
Alrededor de los crímenes de lesa humanidad, concurren bocas crispadas.
largas travesías de paraguas amargos, Y ásperos lagos de diademas derretidas.
Y cuervos al filo del desperdicio del hierro. Y alambradas de patria mutilada.
Y hambres encima del lomo de las cruces y algunos espectros de dudoso
y famélico pájaro. Todo es hermoso en la cópula de las ventanas.
(Hacia la calle, la trivialidad con sus imposibles, el ruido de la hoja sobre
el féretro envuelto de altares y augurios: a menudo sangramos de techos.
A menudo, la baba inunda la sapiencia y los panegíricos.)
Hasta donde llega el goteo alcanza la usura y su neblina de ceniza.
Siempre me parece que migro junto al óxido amarillo de mis alas.
Barataria, 22.XII.2014

lunes, 22 de diciembre de 2014

DESCONCIERTO DE LOS AÑOS

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DESCONCIERTO DE LOS AÑOS




Detrás del árbol, el desconcierto de los años imposibles, los viejos aromas
de la desnudez primera, la eternidad que nunca termina de madurar,
sino en los goznes,  quizá en la osamenta engangrenada de los callejones.
(Hoy solo tengo entre mis haberes la lucidez fatigada de los días;
y la mesa del despojo sin nombres, salvo la ceniza sorda sobre mis hombros.)
Frente al hoy, el hambre secular de los minutos.
Arde cierto espejismo cubierto de lluvia. —Es, sal ciega, el ala del confeti
que vuela sobre las sienes, las llaves que escrutan la edad de la conciencia.
Ahora mitigo el hambre con la hostia de las luciérnagas.
No es peor la calle empinada al desvelo: los años, a menudo, tiemblan
como un vilano y enrojecen en la comunión de las entrañas.
Si algo he aprendido, después de todo, es a preservar el asombro.
(Entonces dejo que otras angustias aúllen sobre el timbre del cactus;
mi camino no tiene nada que ver con sequías ajenas: el mundo es un espacio
grande donde cabe la vida y la muerte. Aprendí a calmar mi propio frío.)
Alguien, de seguro, guardará fotografías para su postrera salvación…
Barataria, 20.XII.2014

sábado, 20 de diciembre de 2014

CEMENTERIOS PLURALES

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CEMENTERIOS PLURALES




Allí el otoño con sus carnes postreras y las aspas de los ataúdes mordiendo
el césped del cielo falso del aliento.
A ciegas las palabras arremolinadas en los andenes y calles.
(Todo lo putrefacto también tiene su vida interior) y, supongo, su mysterium.
Siempre es plural el país póstumo del paraíso.
En el cementerio de los taburetes, los aserraderos muerden el costado
de tantos jeroglíficos confiados a los tejados, al ajuar del silabeo.
Siempre existe alguien que recrimina las estribaciones del alfabeto: los jirones
de conciencia, aquí, en el  baño impúdico de la violencia.
Solo hay un regazo plural: los cementerios y esta suerte tenebrosa
de monedas, la extorsión que escarba debajo de las axilas y habita plegarias
tan siniestras como cuellos sajados.
Desde luego, desconozco la existencia de ruiseñores en el envase vacío
de los arlequines y de otros viscosos aullidos.
Nos hundimos en esta bestia de la tormenta, más allá del ojo que nace y muere.
Hay zumbidos ebrios desde que amanece y sueños grises en el puñado
de cruces arrojado a la otredad…
Barataria, 22.XI.2014

jueves, 18 de diciembre de 2014

VISIONES EXTRAÑAS

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VISIONES EXTRAÑAS




En el universo subterráneo de las polifonías, vislumbro las dudas del pensamiento, los párpados hostiles de los miedos, la combustión de las calles y esas niñas limpia parabrisas, siendo niñas: son visiones extrañas, a fin de cuentas, de la noche. Para ellas, una almohada inasible, salvo las pesadillas de un supermercado o ese escapar de la realidad. Ellas miran hacia todos lados mientras aprietan unas cuantas monedas…
Barataria, 24.XI.2014

miércoles, 17 de diciembre de 2014

CEMENTERIOS DE LA MEMORIA

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CEMENTERIOS DE LA MEMORIA




Siempre me resulta incendiario el pedernal de la noche. El río oscuro
de la memoria a imagen y semejanza de las criptas: en los amaneceres
del cierzo también hay cementerios como fosas
de una vendimia caótica. (La oscuridad despierta cuando los trenes tosen
de la nada y uno se lava las manos, después de todo, tal el texto de la historia.)
Sobre el delirio de tierra ruinosa, siempre lo irremediable de las enredaderas,
los largos discursos del agua y la leyenda,
los tiempos simulados del nosotros e incluso los cuerpos en duelo.
¿Qué cara le ponemos al disfraz de todos los días?
¿Qué nupcias le ofrecemos a nuestra propia historia?
Patina el barandal del cielo entre nuestros pensamientos, ahora que hay nudos
en la entraña y moho en esta pandemia de ventanas derruidas.
¿Cuánto nos dura la lejanía para deletrearla?
Acaso todo el fragor sólo tiene su cauce en la muerte; la queja es tenaz,
laboriosa la desgracia de los inodoros, insultan los perros de la bugambilia,
imperceptible la voz de la piedra en los portales.
Todos los días este aire mortecino de los sustantivos.
Barataria, 20.XI.2014

lunes, 15 de diciembre de 2014

DESTINO

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DESTINO




Transitar siempre en calles desiertas; al final, incinerar mi propia escritura.
Tartamudear frente a las puertas y morir de indigestión en una mesa vacía.
Contemplar los días que huyen desde mis dientes con todos los sótanos
de la desesperación: siempre me revelo ante la estupidez  de los antros
sin arrepentirme; después, el espectáculo que provoca el pánico.
En la calle me espera el altar de los cuchillos y el pizarrón de las esquinas
con sicarios de desfigurada cruz.
Se desploman las palabras. A mitad de mi vida, pienso todavía en lo irreal
del alba y en la maleza que muerde los armarios.
He vivido los incendios del mantel vacío con su bodega de moscas.
En la estación del más allá, vislumbro los murales disfrazados solo de grafiti,
y los atrios con su vendaval de diorama.
Desde el sinfín, el sonido macabro de las hormigas.
El destino es esa lluvia que no se alcanza a deletrear en medio de la noche.
Barataria, 19.XI.2014

sábado, 13 de diciembre de 2014

INCLEMENCIAS

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INCLEMENCIAS




De la hoja seca, el leve pájaro de sepia entre las respiración de los días
acontecidos. Sobre cada uno de los nombres tutelares, los retratos borrosos
y profundos de los minutos del tránsito.
(Sucede que uno siempre es peregrino en medio de aglomeradas palpitaciones;
nosotros, el otro prójimo en tierra de tiempos extraños.)
Cuando el aire toca los imposibles, crecen las gotas lacustres del aliento.
Algo es cierto en todas estas inclemencias: baja a voluntad propia el océano
del contagio; muerden las hélices de la memoria,
cruza las calles todo lo insólito.
Siempre es vasto el andamio que desgasta el fuego de la conciencia.
Siempre una moneda es la sombra del resplandor.
Allá, en los absurdos de la nostalgia, el escombro como un hábito absurdo.
Sin tantos atavismos, me muerden los insectos de la nada: siempre es huraña
la ciudad con su mecánica de encajes sediciosos.
Barataria, 13.XII.2014

viernes, 12 de diciembre de 2014

TRÁNSITO DEL ANHELO

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TRÁNSITO DEL ANHELO




En el ojo de los sueños, los andamios del amaranto insoslayable.
El tiempo al acecho del viento, la fuga hacia el infinito: pródigo es el anhelo
en la bocanada del reino de este mundo.
En el cuenco de mis manos el trozo de infinito y todos sus relojes de hoguera.
Al cabo, si me quedo o me rehúso, es igual el semblante de las paredes.
En la ciudad todas las monedas de miedo y sus afanes simulados hasta el punto
de lamer las estrías de las sombras.
Siempre habrá, aquí, algo inverosímil, como la respiración de los amantes.
(En el diente de la lluvia, la piel cerrada de la noche, el agua verde que nos moja
hasta los tuétanos. Gotea la música redonda del anhelo; la luz, en los párpados.)
No hay límite entonces, ni cárcel, sino el fluir del ala que sostiene.
En el camino, la rama de pino de la inocencia, el alba de azúcar sobre el césped.
Con todo, la lejanía es irrevocable y obediente a la almohada.
Barataria, 12.XI.2014

jueves, 11 de diciembre de 2014

DIVAGACIÓN SOBRE LAS HORAS

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DIVAGACIÓN SOBRE LAS HORAS




Alguna vez en el camino de lo vivido, el trompo disperso del cierzo, el grito
o la voz del tiempo: divago en la infinitud de los minutos; remotos tatuajes
empollan la memoria, ese siempre implacable de los aullidos.
En el cíclope de la vigilia, el enjambre tórrido de los párpados y su flama
de luciérnagas. (Ya desvelado el Dios del laberinto, son transparentes,
el madero y los esqueletos y los estupores y el rostro desnudo entre las cosas.)
Nunca tengo más, al desteñirse de cuerpo y quemadura.
La respiración tiene su importancia: ayuda a enjaguar el aliento de tantos
disfraces y juego de peces y escapularios e indulgencias.
En el rostro siempre gritan las piedras, las ganzúas, o el pétalo atollado
en la alegoría de alguna proclama o disparo.
En el alero de la desnudez, se desangran los periódicos y las palabras.
Al encaje fino de la brisa, el ojo circular del recuerdo, los caminos sudorosos
de la piel, la línea ingobernable de la fugacidad.
En el confín de las viejas telarañas, deshago el zumo de la ráfaga del crepúsculo.
Mañana, en medio del matorral ardiente, el país, de nuevo  entre mis venas.
Barataria, 10.XII.2014

miércoles, 10 de diciembre de 2014

ACEQUIA

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ACEQUIA




Mientras la tarde astilla el entrecejo, el estiaje del candil se hace hondo.
En la acequia de mi pálpito, el perro con pulgas de la indiferencia.
Huye conmigo el despeñadero y el torbellino de la bestia que me habita.
Ante la pared de la inmolación, el terror con sus paraguas azorados.
¿De quién me fío cuando la claridad está muriendo? ¿En qué cobija mis miembros yertos, el alfiler creciente de la herida?
(Ya hemos caminado bastante, por cierto, en esta negrura de la furia y el caos;
quizá sea tiempo de decirle un hasta aquí, a la ponzoña y a la niebla.)
Entretanto, no sé si poner la otra mejilla. Aun hay hollín en estos días.
Aun no hemos enterrado el luto para darle paso a la epifanía.
Barataria, 08.XII.2014

lunes, 8 de diciembre de 2014

HUATAL*

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HUATAL*




En el posol** de mis ansias, los vértigos asomándose, ligeros, sobre el agua de la noche. Aquel terreno baldío ya no existe: adentro, yace la nostalgia y la herrumbre crecida de la materia. Ciegos los girasoles circulares de los pájaros y los ídolos de arcilla eclipsados. Siempre es dolor de cabeza, la escalera y los juguetes subterráneos, una cripta sobre la intimidad de los genitales, el vómito como respuesta a los cataclismos. (Por más huatal y posol, nuestros poros, los guijarros del horizonte, sangran en la garganta como deslave de jornada adusta.)
Barataria, 16.XI.2014


Huatal: terreno grande y baldío
Posol: sólido triturado en poco líquido

domingo, 7 de diciembre de 2014

VESTIGIO DE CENIZA

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VESTIGIO DE CENIZA




Morder allí la flor de zinc del lenguaje, los apellidos de la historia, las cuarenta
noches carbonizadas de la astrología, los vestigios triturados de la ceniza.
(Tal vez aquí encuentre un agujero para todas las desdichas carcomidas:
en las aguas del natalicio, no hay peces que abran los ojos a las sombras.)
En la parcela de la lengua, esa campana pulverizada del aliento.
Solo sobrevive la huella en pañuelos de ceniza;
en los capítulos de los poros, los cementerios con sus ojos de piedra.
Al final, solo queda remover las lágrimas del fuego, deshacer el cataclismo,
morder vagamente el talud y sus aristas.
—Alguien dirá, un día, que la intemperie es una herradura ensimismada
en la entraña o en el sopor abisal de una mortaja.
Después de la fábula, la lámpara enmohecida de las fauces…
Barataria, 06.XII.2014

viernes, 5 de diciembre de 2014

CAMINANTE

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CAMINANTE




En víspera de pájaros, las formas aladas del viento, ondulado el aliento
de las zonas oscuras de esta piel gastada de las palabras y los goznes.
Nunca sé —si parto o regreso— del maullido del cuentagotas, ni de qué ojo 
imposible debo fiarme.
Sólo desnudo mis desiertos arrepentidos o la ventana con mis baratijas.
En el laberinto de las vocales, un dejo de luz mientras camino en dirección
al firmamento: disuelta la escritura del cordón umbilical, arrecia la intemperie
y los telegramas inútiles de los cadáveres en las aceras.
Al fondo, el metal del horizonte y otro espejo no menos cierto que los muertos;
otros ojos oscuros como mi sombra.
(Excepto las sobradas evidencias, transcurrir es una forma de vaciarse
en medio de tantas batallas. Ante el nudo de la piedra extendida, aquel designio
de caminar sobre las aguas)…
Barataria, 04.XII.2014