sábado, 28 de febrero de 2015

RESPIRACIÓN DE ENGAÑOS

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RESPIRACIÓN DE ENGAÑOS




En impensable todo el aire viciado que respiramos. El antro tropical
de las sombras en el paladar duro de los engaños, a menudo lo es,
este desfile de carteles, la publicidad pintada de paraíso, la sonrisa gótica
de la elocuencia y sus talismanes.
Toda la ciudad obligada a leer falsedades e imágenes recortadas de otros
paisajes menos adustos. (Y sin embargo, en las paredes, la caverna abierta),
las vértebras esculpidas en la sombra del cirio.
Ahora más que nunca es difícil tocar llaves de felicidad,
cuando la noche aflora sus dientes ciegos y el matapalo nos devora sin reparo.
¿Cuántos deseos disecados caben en las paredes?
No importa cuánto nos golpee el hambre en el pecho. Cuando es media vida
la que vivimos. No importa el paisaje gratis hacia la muerte.
No importa el oprobio y el placer gratis de otros.
La catarata es obscena para nuestros bolsillos: día y noche el semblante de sed
de las aceras endurecidas; en el harapo inagotable, la tormenta siempre
con su traje innumerable.
Y mientras marchamos, nos adentramos a otra jaula tan siniestra como la hoja
seca disuelta por la niebla. Sólo hay escarcha y herradura.
Barataria, 14.II.2015

DESASOSIEGOS

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DESASOSIEGOS




Es el hampa y el terror la gota derramada sobre las aceras. ¿Dónde decapitamos
esta orgía? ¿En qué otro desfiladero respiramos las persianas del aire?
Un muerto golpea todos los días el olfato y muerde los cansancios
hasta el punto del desasosiego.
Los trozos de parafina embotan el olfato.
De cara a los adioses se desmayan los pájaros. El miedo y el grito son nuestros
vecinos más constantes.
No importa la mosca que lame el cuello hasta la saciedad.
No importa el montoncito de ojos cercenados colgando del tapial de la memoria
ni las puertas derribadas que indiquen otro camino.
El cuchillo salta como una liebre entre las sombras: las uñas gotean erectos
ataúdes. En el cortejo, las tripas y sus  armarios y las bisagras abiertas del pulso
Desde luego nada es extraño.
Uno siempre lleva goma de mascar para hacerle frente a las navajas.
Entre la juerga de las paredes pintadas, el día a día con su taza de ventanas.
¿Quién sueña cuando la guillotina está próxima a la garganta?
En ningún lugar deja de existir el escombro…
Barataria, 13.II.2015

jueves, 26 de febrero de 2015

ESPACIOS DECAPITADOS

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ESPACIOS DECAPITADOS




En los espacios decapitados del día, las uñas y los esqueletos aúllan sus afiladas
calles de asfalto. Hay un lenguaje negro en los violines de la ceniza.
Existen cuadras donde la indiferencia hace su gimnasia; me nublan los falsos
jardines de la salmuera y sus márgenes de estériles sonrisas.
Al cabo, también los trenes se desvanecen en la bruma. Nunca es razonable
el cuentagotas de la noche,
ni la densidad de imanes invertidos en el paladar.
Al parecer el horizonte se hunde en las paredes sin más equipaje
que las analogías: la vida, toda, gravita en alfileres disecados, en durmientes
de nudos, a merced de la herrumbre de los metales de la intemperie.
En los abanicos torturados de la sed, el cloroformo hace lo suyo: cada espacio
es esa limosna o harapo que nos aniquila.
En medio de la noche, uno muerde el suplicio, y la boca a los muertos.
Excepto en soledad, uno puede ver con claridad los barrotes de la tempestad,
y los pedazos de sombras con sus códigos.
Uno, después de todo, no sólo puede encontrar mugre en retretes y lavabos.
Barataria, 11.II.2015

miércoles, 25 de febrero de 2015

ABISMOS DILATADOS

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ABISMOS DILATADOS




No hay abstinencia para esta melancolía de manos. En el paraguas disecado
del abismo, la garganta a traspiés del aliento suicida: hurga el azogue
en las bisagras envueltas del sigilo.
Desnudos los coágulos del cuervo colindante con el hambre.
Cada vez se dilata el espejismo en el esqueleto del aire.
En la grieta del abismo, solo los dedos grises de la ceniza hundidos en la rendija
del páramo. Todo es duda en un bostezo de lagrimales.
(Me percato de tantos huesos a mi encuentro, tal el fuego de la historia.
¿Quién sale ileso después de transitar por las calles del sonambulismo? ¿Quién?
¿Quién pervive en el escombro después de morder la tinta del grito?)
—En la asimetría de la sal o los pájaros, nunca faltan los atavismos del tiempo,
ni las aguas intravenosas de las luciérnagas.
De nuevo estamos en el reino de un laberinto apenas intuido.
Hace falta agua para validar los grifos. Hace falta saltar alambradas.
En los armarios difuminados, el horizonte ahogado en el tizne.
Barataria, 09.II.2015






lunes, 23 de febrero de 2015

REPTA LA MAÑANA

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REPTA LA MAÑANA




Hoy, vacilante el gallo, mientras repta la mañana, mientras pasa la niebla
sobre el árbol. Algunas ojeras tienen la similitud del cuervo del desvelo.
(A veces no tiene sentido la alegría, ni la poesía, ni el viejo acordeón del deshielo, 
ni los nombres quemados o pronunciados en estado de demencia,
ni el pájaro que cuelga del tabanco, ni la hoja de la emoción
que ahoga la lengua, ni la taltuza que muerde el matocho de los zapatos.)
Supongo que hay demasiados chiriviscos sobre la cripta del amanecer.
Ladra la distancia con sus lejanos trenes.
Deletrea el viento, el mugido del cierzo cuando cae sobre la piedra y enloquece.
Hay de todo al abrir la puerta: el frío erecto de las mochetas, el cáñamo
herrumbroso que sostiene las aldabas del aliento, los muertos que horadan
la infancia o la risa, el grito que arde detrás de los barrotes.
Empapada de viejas consignas, la almohada y el sello postal de las abejas.
Y mientras le zurcimos el ojal al infinito, la hora benigna de los calcetines,
el atado de dulce de la sombra del país, o la piel abyecta de antaño.
Uno siempre acaba siendo señuelo, —perenne o momentáneo—,
de los travesaños de las más adustas profecías. Así lo dice la hipnosis…
Barataria, 07.II.2015

domingo, 22 de febrero de 2015

TELAR PARA ESPECTROS

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TELAR PARA ESPECTROS




(Habitas en las esquinas del aliento, acechando paraísos inventados por el miedo,  inexistentes, caducos por la demencia. Tras la obsesión de caminar en lo inédito,
te seducen los tentáculos del humo y el frío monocorde de la indiferencia
con su alud de seca saliva.)
—Me dices que en todas partes hay niños adiestrados para el crimen.
Por si acaso, ya hice mi lápida para perpetuar mis huesos.
Caminamos entre espectros acostumbrados a horadar la conciencia.
A menudo nos dan pavor los comensales de la farándula política:
toda esa ebriedad de bocas y crepúsculos, los rezos y su piedad a ultranza.
—(Vos), ¿cuántas veces me has fingido descreyendo de las paredes?
Me sacude el plato abierto de tus ijares y ese atroz apetito de juego sexual
convertido en lanzallamas.
El ojo decapita la gota de semen que cae sobre los espejos.
Desnuda te hundes en la memoria sin mediar entre los muertos que acechan.
Debajo de la sábana copula el telar del misterio…
Barataria, 05.II.2015

sábado, 21 de febrero de 2015

NOCHE DE CALLES

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NOCHE DE CALLES




En el último cementerio del olvido, andamos noches de calles como cuervos
amarrados a las colillas, a ese sopor de los cerrojos de la piel.
Muerde la cabeza oscura de la noche.
Ya he empezado a dudar de mis recuerdos, del junco del cansancio,
y de las obras de los buenos samaritanos: de una mano sustrae la otra el delirio;
al final, ninguna es inocente. Por eso voy descalzo y me extravío
en sus manuales obscenos.
A mi lado se pudre la ropa: es como si siempre perviviera la herida, el cieno,
el estiércol, las monedas agazapadas en el granito.
Entre la explosión de banderas, el mismo casamiento y picoteo, no el agua clara
del cierzo, ni la luna limpia de calles.
Entre la zarza y los chiriviscos, roza el aliento el guijarro de la página negra
de la historia y su manicomio de juegos consuetudinarios.
Después de todo, nos toca subvertir las ventanas, la fiera de la decadencia,
y la poca imaginación que tienen las calles derruidas al momento
de arrepentirse del laberinto habitado de electrodos.
(Ahora que lo recuerdo, [vos] en medio de tanto crimen de asesinos en serie.
(Vos), sí, que me goteás en mis propios terrores; deshojás el semen de la sombra, 
abrís el portón de la nube negra del discurso.)
Desde la noche, la noche de los muertos de mis poemas, casi en cuclillas…
Barataria, 03.II.2015

jueves, 19 de febrero de 2015

FALSO RESPLANDOR

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FALSO RESPLANDOR




Termino por evocar la luz y sus falsos resplandores, la vestidura de la piel
imposible en la entraña múltiple del horizonte, donde la lejanía desordena
la entraña del ojo. (Muerdo las orquídeas prolongadas en el espejo y desnudo
la gota de otoño de la ceniza; me hundo en el aullido de un país sin rostro.)
Caen los pliegues del ocote en la saliva derruida de tantas preguntas
y banderas; atraviesan confundidas las espigas de los cementerios y sus criptas,
los pedazos de itinerarios,
o Dios que vela en alguna esquina este miedo de colmillos.
A menudo nos lanzamos a la hojarasca disuelta por tantos transeúntes.
A menudo nuestras verdades son sólo excusas para orinar en las aceras.
De aquí al grito, la lluvia de cruces, los silogismos y los estratagemas.
Nunca faltan las bellas palabras en la lengua grotesca de algún cuerpo.
(Lo sé después del recuerdo del candil fosilizado por el tizne),
después del absurdo de las vallas publicitarias y su juego de burbujas etéreas.
Mientras el sudor nace de los remordimientos, ¿se despeja la conciencia?
¿O es que se adentra o constriñe como una rendija que nunca se atreve al más
allá de las narices? En nuestra vida ciudadana el poder siempre nos querrá
dar atol con el dedo, o simplemente jugar a las escondidas…
Barataria, 02.II.2015

martes, 17 de febrero de 2015

AL BORDE DE LOS SUEÑOS

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AL BORDE DE LOS SUEÑOS




Algo de flor negra tienen los lagrimales de este día: rostros amortajados
en el pájaro al borde los sueños. Ente los límites insepultos del fuego,
en la luz del tráfico sin salvación a la vuelta del espejo.
(Hemos perdido el pan y toda caricia),
En el manual de los pulgares, las hormigas decapitadas de la eternidad.
¿Dónde está la puerta, la ventana, sin uñas? ¿En qué lugar no aúlla el perro flaco
de los ojos, la mesa del luto a la orden del día?
A veces creo que la tristeza es una flor irreprimible. (Existe en el violín indiferente 
y la extrañeza. En los falsos márgenes de las fotografías.)
En la sombra de los trenes, le letra desvanecida de los imanes; pienso
en las vírgenes gótica del suplicio, en la densidad de los paisajes invertidos,
en las vértebras hundidas del horizonte.
A menudo los sueños se parecen a ese hueco de las esquinas, al semáforo
de señales de la boca calle, a ese himno de agujas del tiempo.
Pese a todo el filo de los vacíos, hay luz en la lengua del candil.
Hay luz en la rebelión del fuego, en esa fotografía encadenada al escombro
del pez de los deseos.
Cuando la noche haya transcurrido, el día otra vez en la página del rocío.
Barataria, 29.I.2015

domingo, 15 de febrero de 2015

CHARCO

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CHARCO




Las monedas del charco de la tristeza ahogadas en el lenguaje negro
de la extrañeza. No hay salidas para este otro cielo de oscuras alquimias.
Es sombra sin nombre, mientras en él amanece el suplicio, la densidad
del aliento donde hundidas escarban las vértebras.
¿Dónde están las aguas análogas? ¿En qué madera el tiempo no se pudre?
Nunca faltan los pájaros metálicos de la muerte.
Las manos torturadas junto al cuerpo y los cansancios de las llaves sin ninguna
puerta: ahora el fango ha mutilado los dientes de las semanas;
a veces hay que sonreírle al puñal amargo del lodo, al cuerpo amarillo
de la patria, a la miseria que se yergue con todo su puño deformado.
Arrecia la tempestad con y sus impudicias. Los peces derruidos de la avidez.
Debajo de este mundo turbio, los bolsillos sólo con sus cansados días,
y los sueños quebrados como la arcilla.
—Grita el tiempo junto con sus harapos de innumerable partida.
Ante la desnudez del despojo, la libertad es un crimen de lesa humanidad.
Después de todo, el insomnio es como el tren vacío de la niebla. Como el reloj
en la tinta china de la matemática. Me distraigo siempre en lo inexplicable.
Barataria, 27.I.2015

viernes, 13 de febrero de 2015

IMÁGENES ESCULPIDAS

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IMÁGENES ESCULPIDAS




En el ojo arrancado a la piedra, el árbol disecado de los ijares en medio
de una  luna de espejos memoriosos. En los muslos amarillos del reflejo,
esta suerte de lenguaje madurado; en lo baldío de la ventana, el motín de hojas
como cuerpos precipitados en la tinta.
En las inclemencias desangradas, la elegía levísima de tus pies.
(Ángeles y pájaros alumbran la sal redonda de las fotografías: siempre es extraña
 la boca del Paraíso y lo irrefutable del náufrago que se abre igual
que el junco de la tarde.)
Las imágenes esculpidas en la memoria son calles con forma de ausencia.
Nunca hay un nombre para los diversos fragmentos del pretérito.
El aire en el abismo del paladar subvierte la cal del calendario: la angustia
siempre tiene balcones de pésame; todo el telar de las catacumbas embiste
el subsuelo de la saliva. En mis alas, encallan sin más los pantanos.
Aspiro el edén del pubis en mi aliento. (Las manos siempre avanzan
en el despeñadero; en la yema de los dedos, el delirio de la ciudad y su historia.)
Ante el epitafio, el ombligo vaciado del jadeo.
Barataria, 25.I.2015

miércoles, 11 de febrero de 2015

MURMULLO DE LA MESA

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MURMULLO DE LA MESA




Sobre la mesa, la boca ciega del hambre. Y el callado mantel que no existe.
En la cuenca de los ojos, las semanas abolladas de golpes: cada plato es paisaje
de lejanías, hemisferio subterráneo en la garganta.
Frente a los papeles sucios de los periódicos, la presencia de huesos
y su eternidad, el ala rota y la entraña con fatiga. De la pared el collar de polvo
y escombros, los retretes inmaculados de la bruma.
Sólo así, son ciertos los caballos de la opacidad, el zopilote de la sombra.
Anochecen los nombres en el taburete de la penumbra: en el umbral, el ojo
del agobio de las persianas,
la voz petrificada en el surco del hollín o el tizne.
Escucho el desatino de las monedas sobre la joroba cercana de un antro.
Brama la lluvia del harapo en un mundo sordo y retórico.
Vestidos de cansancio, rasgamos las paredes de lo burdo (siempre está más cerca 
la podredumbre a los brazos. Cada día fertilizamos defunciones.)
¿Bajo qué luz restallaremos la alegría? El ijillo da sus aletazos…
Barataria, 24.I.2015

lunes, 9 de febrero de 2015

BOSTEZO DE LA NOCHE

Imagen cogida del FB de Pere Bessó




BOSTEZO DE LA NOCHE




Pienso en el capullo de la intimidad, en esa otra cara sepulcral del buen samaritano. 
Uno nunca termina de morir en el suelo de esta patria imposible.
(El problema es la artritis con esa dosis de eternidad.)
Después de la apoplejía de los jardines, solo nos han quedado los chiriviscos
del sueño, ese otro zodíaco de smog.
Las telarañas tienden a reencarnar el alfabeto: siempre hay discípulos
para este pulso ciego. Siempre hay quien vacíe catacumbas y se muerda
las ingles de manera vergonzante. La eternidad es apenas bostezo de la noche,
de ahí la herrumbre en los sentidos.
En el árbol del alma, —me dices—, caben todos los escepticismos.
Entonces, —pienso—, habré de vivir perennemente el infierno y su fiebre
de tormenta apocalíptica.
Antes ciertas indolencias, el yagual retorcido de la saliva, el desmayo irreparable 
y el despojo, la zarza inmutable en las ventanas.
No son efímeras estas sombras que aletean en el aliento como aves agoreras.
De este tiempo, únicamente heredamos huesos y lápidas y salmuera.
Barataria, 22.I.2015

domingo, 8 de febrero de 2015

COFRE IMPOSIBLE

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COFRE IMPOSIBLE




El sueño muerde los frascos genitales de la mañana: es exhausto el cofre
imposible de estos días con su tráfico desahuciado.
Todas las agujas como un semáforo blanco de cadáveres. Los buzos ciegos
de los cangrejos del pensamiento.
Cada vez los largos focos seminales de las constelaciones, las prestidigitaciones
en la línea telefónica del sacacorchos. Cada quien lee entre líneas los trajes
de la música ahumada de las aceras, la brizna pútrida del ala.
En el múltiple pétalo de la rosa abierta, el vivero del aliento y sus discordias.
A menudo la noche es solo eso en los objetos del sueño.
Trota el caballo de los mástiles, el paraguas y sus pájaros negros,
la incertidumbre en los flecos de los párpados, el final al borde del césped.
En medio de los tantos agobios de la hoja, el ciprés abierto de la fosa.
Por si acaso, siempre dejo que las criptas goteen la colmena adentro
de los desasosiegos. (No siempre cuando amanece las antorchas del día
están encendidas. Ni la palabra acumulada es alimento.)
Ante los sedimentos del terror, los espejos íntimos de la salmuera.
Barataria, 19.I.2015

sábado, 7 de febrero de 2015

EPÍLOGO PARA UNA ESCENA CUALQUIERA

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EPÍLOGO PARA UNA ESCENA CUALQUIERA




En el agujero de la puerta, una carcajada de alfileres, cierra la puerta del sinfín.
Nunca supe si en los anillos del evangelio existe la misericordia, o al menos
el lenguaje de la duda, el gran boquete del verano que hacen las palabras,
las excusas ante la intimidad de los abismos.
De las premoniciones me queda la piel gastada del asfalto.
Cada barco encalla en las ruinas de la memoria como un estigma.
En la esquina del antro, el diálogo y su aire ahumado de cuerpos.
Desde la alcantarilla degluto los caballos de las sombras, —mi vuelo sublevado.
En los trenes pulverizados de la sal, el fatídico chorro de salmuera.
Ante los ojos arrastrados de los peces, el pantano y su siesta acuática.
Para huir de tantas bocas dentro de mi boca,
el crimen perfecto de la obscenidad y el sordo metal del aullido.
La única catarsis posible, es el final espeluznante de ciertas gargantas
en el apocalipsis del páramo. Toda edad tiene su inocencia y ambigüedades.
“Soy lo que digo”, —Heidegger
Barataria, 17.I.2015