jueves, 11 de septiembre de 2014

TERCERA EPÍSTOLA

Imagen cogida de la red




TERCERA EPÍSTOLA




Vendrán inútilmente los recuerdos suicidas en cada uno de los pájaros
del ocaso entre las manos: contemplaremos el ojal del gargajo
y tantos nombres que murieron en la incredulidad de ciertos parpadeos.
Quemados los amaneceres, ya no hay respuestas válidas que rehagan
los instantes, sino la página pétrea en los pensamientos.
(No me juzguéis, ahora, que yo tengo mis propios tropiezos; hay letargo
en la tiniebla que ni siquiera el grito es oíble.)
Volvemos sobre la piedra y la hojarasca y ese es el evangelio en los ojos.
¿Qué doctrina nos instruye hacia la luz? ¿Qué ignorancia nos ha colmado
la sed? —de cierto, aquí, el precipicio de las fotografías y el hollín
hacia la severidad del reloj.
Todo nos parece cruel cuando las hormigas en fila india, dejan su sombra
anegada de saliva. Sangra el aliento de tantas noches; el olfato no deja
de ser fastidio, cuando prolifera el desatino de las talabarterías…
Barataria, 11.IX.2014


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