Abre ciudades mudas, instantes de cansados ojos.
Mudos vamos sobre la noche de la herida, entre muebles de dudosa
Procedencia, entre abanicos que cubren fotografías del pretérito.
Muerdo el perfume desteñido de las sombras, las verjas oscuras
De los ojos cuando prolongan el rompecabezas de los cabellos.
Hay realidades desleídas en el grito del pecho.
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INSOMNIO DE LA REALIDAD
Las habitaciones son las mismas
con los mismos muebles y los mismos cuadros y no obstante
no era así, no era esto, fotografías antiguas en lugar de mi madre,
de mi padre,…
ANTÓNIO LOBO ANTUNES
La realidad dibuja nuestros insomnios a la altura de la cabeza.
Abre ciudades mudas, instantes de cansados ojos.
Mudos vamos sobre la noche de la herida, entre muebles de dudosa
Procedencia, entre abanicos que cubren fotografías del pretérito.
Muerdo el perfume desteñido de las sombras, las verjas oscuras
De los ojos cuando prolongan el rompecabezas de los cabellos.
Hay realidades desleídas en el grito del pecho.
Hay una sola realidad que recorre el infinito: el insomnio con sus
Escarabajos diurnos, los sobrenombres limpiando el aire, el rábano
Yodado para quitar las manchas de la piel y los analgésicos a base
De yerbas. Soy sólo una larga vigilia oculta en anteojos para evitar el sol.
El remedo sigue aquí, puntual, como los relojes.
Se juega al amor de manera peligrosa; crujen los cartílagos
De la indolencia; supura extraños líquidos la pústula.
Es casi imposible lavar los calcetines y dormir próximos al fuego.
En vez de afirmaciones, me niega la asfixia y el respiro de otros.
La luz está yerta entre vasijas devastadas por el caos; rota la mesa;
Inesperado el disimulo y la torpeza.
Nos asedia la ponzoña vestida de turgencia.
De una lengua gimiente, pasamos al ojo avaro del descrédito.
Nadie me habló de la obsesión diurna de los silogismos, ni de la arena
Salobre de algunas respiraciones en penuria.
Lo cierto es que salen a la calle los que duermen sótanos; los perdigones
De la ficción muerden las vísceras.
—(El patetismo es atroz en una época punzante, aunque siempre
Ha estado ahí, el mantel quemado en los resquicios,
La boca a oscuras en el mapa sin brújula, el camino de polvo
Donde se pierden los sueños, la luz que de pronto es rama seca.
Lfuegos trasegados nos devoran hasta las ingles;
El lecho sangra con su hervor de crujidos,
El filo del reloj corta los horarios, impregna su conciencia hiriente.
De pronto vivir es encontrarse con la impaciencia del sepia,
Con las uñas largas del juego de naipes o dados,
Con la doble mejilla masticada,
Con el césped adelgazado por los sentidos,
Con las aristas del agua al punto del mediodía,
Con el fluir de las máscaras, ausente de todo rostro conocible,
Con el yogur de los extraños contrastes de las semillas,
Con el inasible vuelo, respirable en la hoguera de lo oscuro.)
Barataria, 18.XI.2010
2 comentarios:
“Muerdo el perfume desteñido de las sombras, las verjas oscuras
de los ojos cuando prolongan el rompecabezas de los cabellos”
Sombras y pasillos
En las persianas semiabiertas
se cuela el tiempo sobre las cosas estáticas
y el "nomeolvides"
de las esquinas distantes a nosotros
Ahí se aproximan las figuras
(muestra de que la sombra
es sólo un reflejo de la luz
una línea incolora hacia la nada)
Permanecemos al mediodía
con su consecuencia de espejismos
constantes a la sed
y el deambular del silencio
cuando todo permanece en su sitio
Ahí los pasillos parecen precipicios
con su laberinto intangible
de sentimientos rotos
Marina Centeno
Yucatán México
Marina, amiga mía, de tantas
estoy hecho,
de tantos precipicios
y hondonadas.
la realidad es así: un río ancho
un juego de trompos y piscuchas;
un juego, a veces cruel,
cuando los sentidos rompen
los naipes del mediodía,
de la medianoche,
o de la media mañana.
Largos caminos transitamos
para llegar a la turgencia,
o a las vísceras de la ficción.
Un abrazo y un brindos por tu exquisita digresión
planteada como poema
en el poema.
te besa, tu
André Cruchaga
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