Imagen cogida de la red
DESCOMUNAL DESVARÍO
Hosca la raíz del crepúsculo
arrimada en las esquinas del paraguas arrastrado
por los náufragos del agua de piedra legendaria.
por los náufragos del agua de piedra legendaria.
¿En qué mano se encienden los
fermentos del confín? ¿En qué boca
los montículos de la brasa y el
rescoldo de los cangrejos de los ijares?
La miseria doméstica funde
plegaria de muslos, ultraja los dientes del sollozo,
dispersa el capuchón húmedo del
respiro.
La absolución para nosotros es
maleta de ultrajes al punto de hélices
de un huracán frenético.
En el sobre manila del diluvio
pélvico, las aguas sobre la sábana del litoral,
la avidez del crimen de los
muelles, la entereza del pétalo sostenido
en la crepitación del júbilo:
después el perro acallado en el acantilado
del campanario. Después el mundo
muriendo de tantas noticias tristes.
Cuando leemos los periódicos,
desempolvamos lágrimas y sueños:
Oye, —te digo—, el tropel de
bocas traspasando el albañal de las palabras.
Oye, —te digo—, el galope de las
ramas del horizonte…
Barataria,
12.VIII.2014
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