Imagen cogida de la red
LITORAL
Las aguas muerden las orillas de
la sangre y avanzan los cadáveres.
(¿Quién ejerce su dominio en las noticias del ombligo, en el
cosmético
Instituido en la sed?) —Digamos que hay radares en los opuestos, en el chile verde y la
mostaza, digamos que hay antenas inteligentes,
no como los ojos sombríos de los
bueyes, claro.
Dos peces a full color en el tren
del aliento, en la orgía que sostienen
las infinitas partículas del
planisferio;
y así, tardío en el fango, los
bozales implacables en la boca. Los ámbitos
indescifrables del nosotros: la
voz sorda como una oración en silencio.
Después de todo, siempre somos la
sombra miserable de la orilla,
(vos, poesía, que te convertís en mi libertad posible.)
Barataria, 2014
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