viernes, 24 de abril de 2009

Pulso de la claridad-André Cruchaga

Near the sun (El Salvador) Fotografía propiedad de Nelson medina





______Pulso de la claridad_____




Edificar una sola vez un día totalmente claro
Y dejar que en sus múltiples y abiertos aposentos
Cada forma se comporte como quiera.
ROBERTO JUARROZ




Respiran las ventanas en la medialuz del sol. El aire
Sortea el lienzo de las nubes, las horas movedizas,
La sombra de las banderas con sus trinos sin pájaros,
La luz de los latidos buscando remotas palabras.
Pulso la claridad entre el rasguño de las ramas, entre
Las cosas que estallan como pálidos colibríes: las sombras
Sonríen colosales en cada pañuelo doblado en las bolsas.
Pero la claridad siempre se atiene al sueño: a las miradas
Erizas de la vida, a los cascos de la muerte, de los azores
Que pululan entre los cofres de las alcantarillas.
Los siglos se hunden en la madera, sin vestidos, sin bufandas,
Sin mucha cosas como el musgo del dolor en la sangre.

De un tiempo acá nunca estará la claridad absoluta
Con nosotros: El mundo se volvió una superficie de ceniza;
Y ahí sólo es posible la anemia sin medicamentos.
El esplendor del caos nos hace tragar yerbas de ponzoña,
Transparencias de peces embalsamados sin cuaresma,
Niños olvidados en cunas de periódicos, expuestos al golpe
De las aceras y a un arco iris donde el hambre contempla
Los bostezos invertidos de los ojos. El plomo filtra
Las placentas, —las municiones del relámpago en el silencio,
Los muertos que viven a fuerza del forcejeo de la memoria.
La lluvia, abrumada, atraviesa las miradas del incendio:
Los ríos de la conciencia en la suela de ultramar, donde
Donde los zapatos golpean la sal de las olas en la cara.

El universo modula las noches con sahumerios. Apenas
Sobrevivo en los círculos movedizos de las palabras. Apenas
La lengua lima el aire de manera irrefutable, lluvia ciega,
Al borde de los ceros. Sombras invocadas para abrazar
La claridad, luciérnagas de papel en la escritura endurecida
De los sueños vividos a trasluz y contraluz de cada hora
Astillada en este estar y caminar por la arena llovida de muletas.
La claridad es agónica en el parpadeo de las venas: se hizo
Así, —taller para madurar el firmamento, estatua con pájaros
De insomnio, canícula encendida de búhos, otredad de sueños
En la albarda del polen, alacena sin bisuteríes…

De otro modo los ojos no podrían reconciliar el paisaje:
Por eso, ante todo, la claridad es un espejo, precipicio sangrante;
O, acaso, una puerta donde se incineran los minutos…
A menudo puede ser un cordero desafiando las sienes.
O un espantapájaros que deambula entre escapularios rancios.
Aunque la prefiero como un caballo de alelíes, nítido pájaro,
O como una soledad, húmeda, sentada, en el País
De mis pócimas, en este País mío que rehago en cada palabra.
Barataria, 11.IV.2009

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