Imagen cogida de: paisaje-bitacora.blogspot.com
ÁRBOLES
A veces se me vienen como poesía
en marejadas. Peces dispersos
en la risa del viento: ante el
murmullo naciente de la hoja,
la emoción arde en sus lacustres
ramas, —el sentido o el sinsentido—
emerge como los sedimentos de la
clorofila.
(Hay tantas cosas sencillas que valen como una caricia, los
espejos
que juegan en la aurora, acaso la avidez que despierta
incandescente.)
Después de tanto trajín me enredo
en la tempestad de sus brazos,
crece en anhelos la garganta, —no
hay intemperie mejor para mis ojos.
Exhausto de ternura,
sigo buscando el árbol descalzo
de la propia voz en los zapatos.
Silva el temblor eléctrico del
cielo, en el andamio del lenguaje, cerca de mí,
las pupilas y sus conmovidos
imanes:
el rotundo paracaídas con timbal
de océano en la torres de mi pecho.
Barataria, 20.VI.2013
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