Paisaje, AC
__________Sueño circular________
A Rosario Alonso,
realidad entera de la poesía.
La bala en el trípode apuntando a los alelíes.
Francotiradores de aviesa mirada muerden
El horizonte —rasgan las pupilas de los relojes,
Abren los cuerpos sin hablar, al crepúsculo.
—Existe el Evangelio pero no sirve para las batallas:
Ni en los cónclaves nutre las conciencias,
Aprendices de un diálogo con más falos que días
Sin pecado, con más escorpiones que larvas
Para alimentar en los días de vacas flacas.
He vivido habitando la tumba de las moscas, entre
Seducciones y ciertos aforismos que en nada han cambiado
Las pústulas de las alcantarillas o la infamia en la sangre.
Después de todo no sé si se pueda restaurar la vida
Con escapularios de sotanas raídas, restaurar la sangre
Desafiando a los ordenadores o al mismo verdugo
Que se tornó animal —animal de muerte. Lobo de almas.
Nada hay frente a estos ojos: salvo en frío y el sonido
Vago de la noche susurrando sin palabras al oído.
Nada hay en las aldabas, en las viseras, en las uñas:
Salvo calles absurdas sin espejos, niebla y sed y miedo
Y otra vez calles sin lunas plenas en las pupilas.
No hay manera de saberse vivo, sino en la proximidad
De la muerte —cuando la tiza de la memoria escribe ansias,
Y el minuto llaga en la asfixia hasta cegar el portento.
No hay manera de estar aquí sin socavar el aliento:
—Las aguas rompen los pétalos en ráfagas; la memoria
—Sorbo de quinina—, en fuerza funeraria del tercer mundo.
La herida en el costado me empuja hacia un nudo
De sobresaltos, hacia una cárcel donde no hay arco iris.
Después de todo, estos son los sueños que besan
El invierno de mi letargo, —la espuma crucial de mis ahogos,
El zumbido ciego, no inmune, del alba…
La oscuridad se ha vuelto un eterno papiro en mis poros.
Eterno y cierto —Sumo y obseso aprendizaje, tinta
Sobre piedra, posesa desnudez del cuerpo que a ratos
Se encrespa en las manos como un gato entre cardos.
El horizonte se ha vuelto una frontera con paredes:
La ficción, ahora, puede convertirse en paraguas;
La cruz en desclavado aliento, en ventana de cierzo,
En un solo aliento donde la saliva deje de ser martillo;
En un solo murmullo donde el trino sea la aldaba que abra
Como en el mar de antaño, las aguas claras del destino.
El sueño es como el pan cuando se reparte sin amenazas.
La cama es sueño cuando las almohadas aletean
En esa fragua insospechada de las crepitaciones.
La vida es vida, simplemente, cuando una hogaza de paz,
Disuelve, sin sangrar, cualquier escombro…
Barataria, 29.III.2009
__________Sueño circular________
A Rosario Alonso,
realidad entera de la poesía.
La bala en el trípode apuntando a los alelíes.
Francotiradores de aviesa mirada muerden
El horizonte —rasgan las pupilas de los relojes,
Abren los cuerpos sin hablar, al crepúsculo.
—Existe el Evangelio pero no sirve para las batallas:
Ni en los cónclaves nutre las conciencias,
Aprendices de un diálogo con más falos que días
Sin pecado, con más escorpiones que larvas
Para alimentar en los días de vacas flacas.
He vivido habitando la tumba de las moscas, entre
Seducciones y ciertos aforismos que en nada han cambiado
Las pústulas de las alcantarillas o la infamia en la sangre.
Después de todo no sé si se pueda restaurar la vida
Con escapularios de sotanas raídas, restaurar la sangre
Desafiando a los ordenadores o al mismo verdugo
Que se tornó animal —animal de muerte. Lobo de almas.
Nada hay frente a estos ojos: salvo en frío y el sonido
Vago de la noche susurrando sin palabras al oído.
Nada hay en las aldabas, en las viseras, en las uñas:
Salvo calles absurdas sin espejos, niebla y sed y miedo
Y otra vez calles sin lunas plenas en las pupilas.
No hay manera de saberse vivo, sino en la proximidad
De la muerte —cuando la tiza de la memoria escribe ansias,
Y el minuto llaga en la asfixia hasta cegar el portento.
No hay manera de estar aquí sin socavar el aliento:
—Las aguas rompen los pétalos en ráfagas; la memoria
—Sorbo de quinina—, en fuerza funeraria del tercer mundo.
La herida en el costado me empuja hacia un nudo
De sobresaltos, hacia una cárcel donde no hay arco iris.
Después de todo, estos son los sueños que besan
El invierno de mi letargo, —la espuma crucial de mis ahogos,
El zumbido ciego, no inmune, del alba…
La oscuridad se ha vuelto un eterno papiro en mis poros.
Eterno y cierto —Sumo y obseso aprendizaje, tinta
Sobre piedra, posesa desnudez del cuerpo que a ratos
Se encrespa en las manos como un gato entre cardos.
El horizonte se ha vuelto una frontera con paredes:
La ficción, ahora, puede convertirse en paraguas;
La cruz en desclavado aliento, en ventana de cierzo,
En un solo aliento donde la saliva deje de ser martillo;
En un solo murmullo donde el trino sea la aldaba que abra
Como en el mar de antaño, las aguas claras del destino.
El sueño es como el pan cuando se reparte sin amenazas.
La cama es sueño cuando las almohadas aletean
En esa fragua insospechada de las crepitaciones.
La vida es vida, simplemente, cuando una hogaza de paz,
Disuelve, sin sangrar, cualquier escombro…
Barataria, 29.III.2009
2 comentarios:
Amigo André. Qué torrente de imagenes porvocadoras y evocadoras. Todo un lujo de ritmo envolvente el que te lleva por los vericuetos del subconsciente.Toda una lección de poesía.
Te invito a que visites en mi blog la coleccíón de poemas POETA DE BABEL. En ellos desarroyo mi relación con la palabra y la poesía. Me gustaría saber tu sincera opinión.
Un abrazo
Juan Carlos Gómez
Gracias, hermano poeta, por tu feliz comentario.Mi poesía ciertamente es eso: vericuentos del subsconciente. Siempre lo estoy sajando para que salga la palabra. Ante un mundo como el que vivimos, hay que sajar el alma y darle paso al torrente de la imaginación como una posibilidad alternativa. Agradezco tus palabras.
André Cruchaga
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