lunes, 5 de diciembre de 2016

VOCACIÓN DE AMANECER

Imagen cogida de la red




VOCACIÓN DE AMANECER




Alrededor de la reverencia, la verdadera militancia por el amanecer.
Con todo y las perturbaciones y aspavientos, fluye allí el montículo de cierzo,
y la hamaca de ramas que conjugan sueños definitivos.
Cada quien se empapa de los diversos amuletos del tiempo. (Se abren
los dedales del horóscopo y las antorchas sinuosas de los charcos.
Emergen oleadas de párpados con sus muecas de caprichoso barranco.
Unos empiezan a creer las declaraciones públicas del extravío o el temblor;
otros, arriman su pellejo a la Trinidad para salvarse.
El resto, quizá practique el hard sex, con la furia de un desheredado,
hasta saber, al punto,  de que sólo se repiten extrañas interjecciones en el acto.
Cada quien vive de frente los ahogos del país, las ventanas impregnadas
de rígidos amarillos. Ahora son más raros los días, que todo lo inerte y perdido.
Ya nos hemos gastado, sin embargo, todas las semanas.
Tenemos techos derribados u olvidados, pese a todo uno siempre es memoria.
Algo roza la verdad, más allá de las fatigas y los absurdos.
Dentro de la boca, a veces únicamente, la piedra rota de las palabras,
o el pétalo jugando a la perpetuidad del vacío.
Siempre cavamos en las viejas sombras de las sienes, en el clima violento
de la aridez, este todavía cerrado mapa del amanecer.
Mientras se va haciendo de nuevo el día, la respuesta es otra a los espasmos
y al deseo, al estallido y a los murmullos.)
No obstante, allí, la cobija bajo el fósforo de los ojos…
Barataria, 2016


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