martes, 27 de diciembre de 2016

DURO PONIENTE

Imagen cogida de la red




DURO PONIENTE




Si fuese necesario debo colocar mi cara sobre el asfalto y ser fiel pese a todo.
Hay candiles que solo transan con el ardor de lo oscuro.
El poniente, ahora, resulta ser una ventana fuera de contexto, violento nudo.
Las ansias desangran cualquier estrechez de la asfixia, el golpe es duro
en la desnudez de los ojos, en el montón de bocas aligerándose,
a la sorda impudicia de quienes cabildean sin rectificar los sueños y la muerte,
las anatomías de las papadas y los sombreros.

De cara al poniente, los horrores vernáculos del filo, la tierra detenida
en su luna oscura, las palabras rendidas como asfalto en la boca.
Uno lleva sobre los hombros un bulto de vientos.

Hacia el espejo, las colillas de la respiración como deudos adormecidos.
De seguro corresponde a la zoología esta excelsitud de espíritus.
A veces hay que beber el agua del sabor de las lágrimas y quemar los meses para reducir los peligros, coger con pinzas los suspiros, levantar el dedo índice solo si es necesario, hacer otra estatua o petate en el suelo de la patria.

(Las cosas son así.  A menudo es necesario reinventar los personajes
o próceres, ponerle nuevos estribos a la albarda, colocarle flores a las autopsias,
o, en todo caso, hacerle una autopista a los anfiteatros nacionales.)
Alguien de seguro querrá invocar a Diógenes para abrasar tantas sombras derretidas, (todo intento de vulgaridad puede ser apocalíptico), por eso,
a la barbarie y a sus verdugos, hay que entregarles condecoraciones.
El mundo es más humano cuando se contempla allí, el vuelo de vilanos…
Barataria, 29.X.2016


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