jueves, 8 de enero de 2015

ESTACIÓN DEL VACÍO

Imagen cogida de la red




ESTACIÓN DEL VACÍO




Como en aquella estación de la penumbra, la escarcha del vacío en la lengua
raída de los rieles: sobre la lengua del mantel, anochece la demencia del polvo
y la ropa colmada de agobios.
—Quizá en los aleros de la locura, los ojos cuelgan como los sombreros
de la simplicidad, como la diadema del pez rojo sobre la mesa petrificada
de la indigencia. (De pronto, la verja de la memoria eructa sus cansancios.)
En la mitad del otro ojo del plato vacío, los ascensores de la calamidad: cierta
e inevitable la ficción y su jarcia fantasmal,
la piedra intrincada, ciega de las anulaciones.
En la lección de la salmuera, todavía lo remoto y su inverosímil azar.
Si algo reprime, es la estrechez ciega del tacto dentro del jarro de la miseria,
y esa aparente movilidad de los suspiros en la escalera del mercado.
Cuando llegue al límite de la lucidez,
otros agitaran sus absolutos: esa es la diferencia de la imperfección.
(Mis equilibrios siempre respiran lo inverosímil: uno no siempre cabe en el ojo
de una aguja, ni en la entraña de ciertos trajes.)
Barataria, 06.I.2015

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