sábado, 24 de enero de 2015

ALTURA DEL TRÁNSITO

Imagen cogida de la red




ALTURA DEL TRÁNSITO




Subo en la escalera de sed de la altura: a veces, en mis manos, florecen
las jeringas de lo cerril y el azúcar de un desván inolvidable.
En el camino de tierra suelta, las sinalefas indefinidas de las alambradas,
muerden al espantapájaros de mis ojos hasta rasgar las pupilas.
He aprendido a negociar con la vida y la muerte: el hambre me habla
con sus intestinos amarillos; me retrata en la duda y los miedos, pero el viento
es inaplazable, el río de peces del galope.
Bajo a las crines fluviales del hervor; respiran las semanas transcurridas:
a veces me canso de inventarios y caminos. Me canso de jugar a los brazos
que no me pertenecen,
me canso de mi garganta y del aliento,
me canso de esa piedra con la cual tropiezo todos los días.
Sin embargo, es mi deber seguir anotando otros nombres, cambiar de olvidos
y zapatos, hacia el día con sus raíces intactas.
(Allá, en la casa de los recuerdos, la cobija quedada de los sueños: el destino
siempre está hecho de juegos invisibles que uno va descifrando según
las aguas del espejo. A la distancia, otros ojos penitentes y desnudos.)
Barataria, 23.I.2015

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