domingo, 19 de octubre de 2014

ESCAPARATE DE LA HOGUERA

Imagen cogida de la red




ESCAPARATE DE LA HOGUERA




No me sirven los huecos de cristal de los escaparates, justo cuando la hoguera
no quema la ropa sucia de los ventrílocuos.
(Siempre hay tanto que decir de los vestuarios de la locura), de ciertas
personificaciones, de los ruidos que caen de las cefaleas.
Me conmueve el circo y sus ojos de confeti.
En el abandono uno espera el milagro de la luz, el día sin aparadores, solo
la plenitud de una sonrisa como hoja de cierzo (el artificio nunca alberga
pájaros ni ilumina semanas inocentes.)
Ya transcurrido el camino de la conciencia, solo el carbón en las sienes.
En los brazos siempre hay hambre: ninguna moneda puede hacerte visible
para conquistar la tierra prometida; (vos) fugaz en el mostrador
de mis visiones, y sin embargo, no te extingues en la gota de azogue.
Mañana, de nuevo, la fiebre irremediable de los muertos y la temperatura
profunda en los poros del horizonte. Al cabo la vitrinidad es parte
de los juegos simbólicos de nuestro tiempo.
Barataria, 13.X.2014

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