domingo, 2 de diciembre de 2012

LANZALLAMAS DEL AZAR

Imagen tomada de taringa.net




LANZALLAMAS DEL AZAR




Un día como hoy la ciudad vuelve a sangrar el estrépito del azar las viejas bancas en desbanda de pájaros caducos  están ahí las huellas petrificadas del viento con su pipa de amarillos relámpagos y sábanas de hojarasca en desuso para montar guardia a los centímetros  de respiración que quedan en el pecho en el sentido figurado de las cosas crecen los eclipses para quienes gustan guardar antigüedades  a  mi por ejemplo me gusta coleccionar el canto de los gallos la desnudez dramática de los zancudos ignorar los besos de la casualidad beber peces en el confesionario verde de la esperanza a veces pensar en la nieve cuando sangra el blanco en las montañas  y cualquier ropa se vuelve liviana ante la tempestad  a veces también necesito un abrigo de piel de elefante amar hasta evaporar los pájaros disolverme en la cueva de la comarca del bien común de los sombreros después de todo el azar es como encontrarse un cojín en una taberna de recurrencias callejeras  a estas alturas no sé si pueda falsificar mis años civiles o mandarle memorándums a los meses anteriores al acantilado al lago de rocas donde terminaron su faena mis zapatos no sé si otra vez vuelva a nacer en el ojo de una aguja reír en la placenta pintoresca  del paraguas colgado de la puerta hacia la carpa tribal del leitmotiv por suerte es genial tener alucinaciones a la hora del orgasmo comer un hot dog preparado con escabeche de mercado desenfundar la inspiración de Louis Armstrong  al momento del éxtasis del lanzallamas de la atmósfera  en suma pienso que para la poesía todos los días son hábiles aunque haya quien la use como un estuche doméstico o se siente sobre las extremidades a esperar la eternidad no hay días inhábiles para la esponja de los sentidos no los hay sí es necesario suministrarle inyecciones a esta magna tarea que a menudo sacude las gaviotas pictóricas de los litorales del aliento después de todo siempre hay que andar la cabeza en el lugar que corresponde y acariciar la hostia de la niña que suelta sus cabellos y abre la habitación del más allá del imaginario de los verbos a  lo largo de los meses devoramos los insólitos paraguas del torbellino el material didáctico de las ventanas y aun el hábito que nos hace ver el faro del alfabeto con cierta discrecionalidad por último siempre nos sorprendemos del relieve de la mañana alrededor de los jardines: una palabra compensa los sueños de la noche anterior…

Barataria, 26.XI.2012


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