domingo, 30 de diciembre de 2012

CONOCIMIENTO DE LA ESPERA

Imagen tomada del FB de Georgeta Tudora





CONOCIMIENTO DE LA ESPERA





pasados los días  tengo el exacto conocimiento de lo que fue el fuego de la vela que me consume a pausas que arde visible en el pensamiento aquellos voraces límites que impusieron los barcos a mis ojos sin que nadie creyera en las espinas de las olas en los días postreros aquí la cruz de ojales del pálpito y esa muerte que vuelve al pensamiento en eco putrefacto siempre tuve conciencia de la sombra vívida y del beso gimiendo sobre el labio de la piedra del absoluto la noche continuó llegando la sed siguió las aguas del devenir giratorio de la carne: a veces fue invisible el cuerpo demorado de la luz la lucidez hecha del rayo la madera soñolienta de los peces en los dolientes años de la espera  casi a punto de zarpar en el vilano más próximo pero siempre aquí la sal vertida del ojo de la duda hacia todo el cuerpo ¿alguien me puede explicar la materia del granito? ¿alguien puede callar y ser dentro de límites imposibles a la hora en que la noche consume la carne del alba  y las manos que se abren frente a la bruma?  ya en los poros crece la maleza hay aguas hondas en el suspiro y bosques de lianas oscuras: crece la luz de lo oscuro lo oscuro del día se hace evidente en cada guacal que contiene los segundos como [vos] yo todos los días en la suma de las colillas la ceniza del mundo en la pared de las palabras el verano o el invierno la misma y distinta voz de las semillas la ceniza crispada en el aliento y ese no estar nunca debajo del azúcar de la sábana respirando la dulce hiel de los ijares el encaje de la juventud del viento que denuncia cuando el viento empuja  los mástiles del campanario no sé si existe la luz en ese instante de la nieve donde habita el olvido con todas sus ramas de sombras y abismo y si uno seca la boca en el despojo de la ceniza fundida de la añoranza sé que aunque la muerte se disfrace sólo es cuestión de tiempo para que amortaje la espera y todo lo que ella tiene de encalada caricia sí es una vastedad estar en esta orilla: nacen pensamientos y mueren se corrompe lo visible en extravíos: sabor y levedad: tus manos desnudas en el juego del delirio y la fotografía de bolsillo casi deshecha en el taburete bajo el paraguas consumido de la tierra mientras el fuego crea su porción de ceniza sigo aquí aferrado al espejo de la imagen del sonido aunque se hielen mis zapatos y el aliento de pronto rompa la camisa desmontable de los peces sigo porque seguir es otra forma de perseverar en la escalera posible de la alquimia: ya esperé jugando pese a la voracidad de los cuervos ahora solo me falta calcar aquel instante del viento donde el murmullo se oye inagotable así voy hacia el fondo desnudo y ciego de caminar…

Barataria, 26.XII.2012



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