martes, 13 de febrero de 2018

MONÓLOGO EN EL INSOMNIO

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MONÓLOGO EN EL INSOMNIO




…y he de llorar a voces este dolor mordido
que brota a borbotones de mi raíz más honda.
Pedro Garfias: Primavera en Eaton Hastings




(Ah, doliente vuelo de querencias despobladas:
amargos cauces del gusano en la sangre,
batallas de quemante sollozo,
ser la ceniza en estos fuegos recónditos, sombra del hartazgo,
duradera muerte en mi aliento,
ciego apego a la hoguera;
ser el estrecho cauce de la lengua, la cuita dolorosa del sueño,
el alimento fúnebre de la carcoma.

Camino junto al desdén del ansia, junto a la luz débil
de las cuatro paredes del vuelo: llevo sin merecer esta herida
que me ha nacido de tanto aspirar el desvelo;
en el insomnio toda mi sed se ha vuelto postrera, toda mi sed
ante la ausencia de las palabras; el limo de la lengua gime,
tierra adentro, donde se oculta la espina.

Me subyugan todas las abejas bajadas del árbol de la noche,
la resequedad plena en mi olfato, la dulzura menguada
a falta de ternura: atravieso los ríos invisibles del olfato,
cada campanazo, amedrenta, este gusano que llevo dentro,
la voz rugosa de las piedras,
la porfía del arcano hacia el abandono.

¿En qué sosiego puedo advertir estos arcanos, sin escupitajos,
después de bajar sin compañía a la perennidad,
al centro de mi cuerpo soterrado en los abanicos del crepúsculo?
El follaje de la noche tiene arenas movedizas,
ayeres de hojarasca,
equipajes que siempre amarró la sal con nudo ciego,
ternuras que nunca adiviné con mis ojos ciegos.
Cuando miro el sueño que pasa a oscuras junto al olvido,
Fugacidad, toda,  se vuelve eterna reverencia en mi aliento;
cuando la brisa llega, cegada por mis quemaduras diarias,
la espina salta del costado, el polvo del letargo se hace cierto.
Ahora me rindo al alado mutismo de mi insomnio:
a oscuras la memoria trasiega silogismos,
desatinos doctrinales
de mis pesadillas, faena que vuelve sumisa mi porfía.

A oscuras llego a la sangre sumergida de los pájaros;
es tanto el desvelo, que se vuelven cárcel mis fantasmas.
A oscuras este gemido de la pena, barcos y trenes destrozados,
la claridad enterrada de mis sueños,
esta tortura que hace más grande la herida, prolongada
bufanda del escombro, atroz rincón de mis anhelos.
Casi a la medianoche, no conservo nada de este mundo:
se ha ido toda luz; y aparece, siempre,
el afán de la herrumbre,
las Siete Cabritas a cuentagotas, el polvo insondable del delirio,
la espiga muerta de la respiración.

Nada es más cierto que la semilla plantada de esta herida;
¡cuánto latido aletargado en los párpados, cuánto frío,
cuánta lengua en derredor de mi hospedaje,
dientes oscuros del alfabeto, mi propio firmamento!

Mi propia sed torva,
a oscuras como un grito ensangrentado.
A oscuras la frazada de la llovizna, las efusiones interiores
del bosque, las cornisas medievales de mi réquiem,
o ese cumplido vencimiento del cuerpo y su rumbo
                                                               de último reloj.)

Barataria, 2011
Del libro “DESPOJOS”, 2011 (inédito). 122 pp
© André Cruchaga

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