viernes, 1 de marzo de 2013

NEBLINA

Imagen cogida del FB de Viky Frías






NEBLINA




Podré asir el horizonte mientras el mar de noche alza la neblina posesa
de horas,  de monótonas en el ojo de la tijera, puerto lamido
por la sobriedad de espejos. —Suma y resta el telón de fondo de la humedad,
la puntual estrofa del frasco del aliento,
al pie hidráulico de la rueda del tranvía. El cántaro de humedad es ciego
buzo del colibrí apilado de la brisa justo cuando la sombrilla inquieta
los acuarios sobre os andenes arqueados de la prisa.
¿Cabe el rojo en el paso apresurado de los grises de la saliva, el ijar mojado
de los reflectores, de pronto el vasto frío como un barco ebrio?
—Todo mar es esa noche incierta en las manos. Todo el poema abierto
a la noche: la voz calla para quebrarse en el viento; una sombra y otra,
el cielo fugaz de los sueños,
la tinta anegada de renglones de intensos horizontes grises.
Ya en el toque de queda de las ventanas, el roce del ansia y el espejo.

(Proscrito de alas, la palabra muda. La desnudez en fuga hasta el cuello, algún tornillo para sostener el vértigo. De hecho, la memoria es historia de gastadas espumas; contrario a la brasa, resume llaves y campanas: da pánico su redoble de tambores, igual como todas las inclemencias del Prometeo desterrado. En lo intangible del aire todo es inaudito, quizás porque estamos muriendo de continuo ante tanta paradoja, quizás porque antes de morir ya somos ceniza, ese oficio desvelado de la polilla. A menudo el tiempo, —diría hoy,— urge de puertas para que la claridad entre sin vacilaciones.)

Barataria, 16.II.2013 


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