sábado, 4 de febrero de 2017

DEGOLLADURAS INMÓVILES

Imagen cogida de la red





DEGOLLADURAS INMÓVILES




En el estaño de lápidas del cielo, arde la parálisis o la destrucción de lo móvil, el metal fundido en los ecos de la garganta. Hay filos inexpresivos en el légamo de los pájaros, absortas porcelanas de la risa, vientos desbordados con cachivaches. Los embudos viven enrollados en mi cuello como un retrete de oscura mordaza. Ahora existen demasiadas sombras y enraizados cipreses en mi aliento. En medio de la noche se deshila el sonido de los zancudos; la piel tiene curvas de pálidas colillas, abunda el celofán de las pupilas en las fotografías, las filas petrificadas de los ataúdes, el enrarecido arco de los analgésicos. (Las herraduras de los sombreros atraviesan el centelleo de las velas; en la inclinación del acantilado, el talpetate encallado en la espuma, o la oscuridad descompuesta en los párpados. En algún lugar de las telarañas, se confunden las monedas)…

En todas las quemaduras acumuladas, resultan antilíquidos los murciélagos y la humedad chamuscada del aire. Todas las cobijas se multiplican de alfileres: el infinito juega a ser arca, o caja de Pandora.
Barataria, 11.XII.2016

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