domingo, 6 de marzo de 2016

SEMEJANTE SOMBRA

Imagen cogida de unocontracero.blogspot.com




SEMEJANTE SOMBRA




Igual a un trapo con agujeros permanentes, esta sombra coagulada de resinas
en la memoria: sombra, en fin, aun en la brasa del pájaro.
Sobre las estatuas áridas de las pulsaciones, el humo denso del silencio
junto al caballo de espinas que galopa en el aliento, insomnio de barrotes.
Uno sabe a las cabales, quién huye y quien se queda: los muros son implacables
al momento de saltar las fronteras, o la sombra nuestra, agónica en su remolino.
Siempre uno huye de los recuerdos sordos del sollozo.
—Vos, te mirás en el tiempo con un poco de extrañeza, con ese poco
de destrozo que nunca acaba sino en la sucesión obstinada del tiempo.
Algo, —a veces—, es más vasto que nuestras miradas: las aguas cuyo fondo
rebasan la infancia, los fuegos de la opacidad, o los vértigos del alma.
Crece vagamente la sombra que nos recuerda en la garganta.
Semejante sombra, adherida a las costillas, incomoda.
Después de todo no hablamos en subjuntivo, sino en este indicativo feroz      
que apremia en las buenas y malas conciencias. (Al lado, —tuyo y mío—,
los ventanales fieros de la noche, o la madrugada, esta realidad que muere junto
a nosotros, gastada o envejecida como los recuerdos: todo es esta suerte
de silabario confuso, espuma esquelética en los goznes de las estaciones.
Ahora, ante todos los despojos, la boca de la polilla, o del asfalto, el horizonte roto 
del paraíso, o la úlcera del grito debajo de paraguas vacilantes.)
En medio de la afonía de los demonios, semejante vos al abismo de mi sombra.
Barataria, 2016

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