jueves, 7 de julio de 2011

CONTAGIO DE LA LUZ


Vuelvo mis pasos, de manera deliberada a la luz:
es necesario recuperar ese símbolo de la virtud,
el ocote revelado, de pronto,
en la sangre; quedo así, como el rocío en un viñedo,...
Golden Waters Great Smoky Mountains National Park Tennesse
Imagen tomada de Ocio Networks





CONTAGIO DE LA LUZ




A Pere Bessó


Vuelvo mis pasos, de manera deliberada a la luz:
es necesario recuperar ese símbolo de la virtud,
el ocote revelado, de pronto, en la sangre;
quedo así, como el rocío en un viñedo, como tambor al principio
del alba, como los manteles henchidos de la piel, la miel del sol
como una linterna desprendida de la conciencia.
Ha sido necesario, hendir el ocote para repartir el altar
de la trementina, la albura sin ansiedades de horcones.
Debe ser así, después de todo,
cuando todo dejó de ser hollín,
y nos viene diferente la clarividencia de los días.
(Las trompetas suenan en el calendario y la almohada.)
He salido ileso de la mazmorra; me ampara o irradia la ráfaga
del huerto: aquel estanque que perdí en los espejos;
volvieron las simetrías al costado,
hiladas por la madera verde del papiro.
(Aprendemos, realmente como dijo San Agustín, según la verdad
que nos dirige desde el interior, y no por las palabras
que nos vienen desde fuera.Hay que preguntárselo al alfabeto.)
Después, el viento, sin aflicción de paraguas habita el interior:
suave ala de luz en el almácigo.
Y, por si fuera poco, tengo el alero del poniente,
como una parábola previsible, follaje viviente, del zodíaco,
sin pañuelos. Hasta ahora sé que el ojo mira lo que quiere:
saltan los peces de las sílabas
para fluir entre tanta concavidad miserable.
La luz contagia cuando la oscuridad calla…

Barataria, julio de 2011

6 comentarios:

Marina Centeno dijo...

Querido André:

Cuánta palabra falta y emoción desborda ser testigo de esste encuentro entre dos personas admirables(Pere ´Bessó y André Cruchaga), estar de pie junto a su casco de batalla y permitirse la hondura de estos versos dirigidas hacia un personaje generoso y transmitible; viniendo desde un eje sustancial y verídico.
Es de agradecerse, de alguna manera ser parte de este suceso. Confiar en las voluntades y las adversidades; en lo que transmite y lo que se guarda. Lo que se grita y lo que se esparce.
"Hasta ahora sé que el ojo mira lo que quiere" me llevo este verso en las pupilas y el cerebro. Me gusta para ungirlo en las paredes y tener la certeza que la poesía es eso: una mirada personal desde algun fondo.

Besos, querido Poeta.

Marina Centeno

André Cruchaga dijo...

Mira, pues, querida Marina lo que provoca nuestro amigo mutuo,el poeta Pere quien tuvo a bien incitarme al verbo: Vestiduras y desvestiduras de la palabra; múltiples posibilidades de la escritura, cuerpo del poema.

Un abrazo, poeta,

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

He leído el comentario y la traducción del Maestro Pere; continúo contagiada de este encuentro. Ser parte -lector- de un acontecimiento estimulante y progresivo. Sin duda es para alzar la copa y derramar el vino en la garganta, a sorbos, lento como el verano... (sonrío)

Besos!

Saludos.

André Cruchaga dijo...

Querida Marina, me alegra que te guste este periplo. A Pere, después le escribí estas líneas. Aquí las dejo:
"Ha sido, lucha desde tiempos remotos, buscar la luz después del remolino de las oscuridades o sin presencia de esos torbellinos, sólo que sin presencia de esas tormentas oscuras, sería pose y no desgarrada entraña que tras pálpitos y pálpitos, buisca el alero --aunque sea del embudo--, para salir. Y no es precisamente sólo tarea de místicos, ni de abades, ni monjas mojadas silenciosamente en su sexo: San juan, Santa Teresa y tantos otros, que ya no están en este ámbito sino en la laicidad; Goethe, por ejemplo, pidiendo más luz, envuelto en el frac de mefistófeles: demonios tenemos y en abundancia. Pero siempre hay un resquicio quizá el de nosotros, más atormentado que el de la gente común y corriente. Tampoco Descartes nos ayuda en esta búsqueda o este sacudón del alma, con sus lenguetazos de racionalidad, ni Spinoza, ni otros... la búsqueda sigue quizá en las aguas del sueño de Perséfone, quizá en la claridad que queda después que los vientos han arrasado con máscaras y labios insustanciales. Aún así, subimos y caemos, Ícaros, sobre balcones, verjas y céspedes: vaginas que nos abren al frío, terríbles catedrales de oscuridad. Al final, el poeta siempre respira: ordena las semillas del aire en el odre de la rama del pájaro.

Un abrazo, amigo,

André Cruchaga

Marina Centeno dijo...

Pues aún queda por decirse -y decirnos- de este encuentro amistoso de poemas -y poetas-, para beneplácito mío. Y es que el poema -según mi punto de vista- es un confesionario donde yo digo y tú me dices, y nos decimos. Y aunque uno no resulte cubierto de plegarias, el lector se lleva la mejor parte! Y viniendo de a dos -como este caso- es un goteo constante y persuasivo.
Yo sigo al pendiente de ambos, y no es que necesiten de cuidados, pero resulta que les procuro con mimos. (vuelvo a sonreir)

Besos infinitos, querido André y gracias por permitirme estas lecturas.

Saludos.
Marina Centeno.

André Cruchaga dijo...

Gracias a ti Marina, por acompanarnos en este periplo.

Andre Cruchaga