miércoles, 13 de julio de 2011

ESCALOFRÍO EN LA INTEMPERIE DEL RITUAL


Desde los días de la tormenta, los despojos. Ciego grano del poro
debajo de la sábana, memoria ensimismada de los viajes,
anillos en el fantasma de los rituales,
vacíos incesantes junto al escalofrío del ritual de la vigilia.
Rustic Barn Leelanau County Michigan
Imagen tomada de miswallpapers.net




ESCALOFRÍO EN LA INTEMPERIE DEL RITUAL




Desde los días de la tormenta, los despojos. Ciego grano del poro
debajo de la sábana, memoria ensimismada de los viajes,
anillos en el fantasma de los rituales,
vacíos incesantes junto al escalofrío del ritual de la vigilia.
(Hay tiempos nuestros como dramas que transcurren sin fronteras;
paisajes de ligero pelaje, paroxismos
donde la transparencia no es ninguna gracia.)
Cruje el asterisco de las manos sin alivio,
los dominios del desatino, el ardor de la canícula en medio
de lo inaudito que es esta monotonía desierta. Alrededor de mí,
juegan el gris de los relojes, tantos siglos de granito,
calles vividas en desorden; de alegría y soledad me nutren
los transeúntes que transitan el rumor del arcano.
(En la propia impureza, también los barcos visten el asedio
del tiempo y los cataclismos del prójimo.)
Por suerte, la materia es indestructible, pese a la oscuridad que emana
del susurro gótico. Pese a todo, la reinvención es permanente:
el escalofrío es otro juego menos patético que los inventarios
de los museos, que el drama de los jardines en invernaderos…

Barataria, julio de 2011

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