domingo, 10 de julio de 2011

TEMPUS FUGIT


Deletreo trenes en la cortina del ala de la boca,
cipreses de tormenta cuelgan de la luz,
en el pecho hay rastro de violines, vilanos colgando
del balcón agotado de la metáfora.
Imagen de David Portland





TEMPUS FUGIT




Deletreo trenes en la cortina del ala de la boca,
cipreses de tormenta cuelgan de la luz,
en el pecho hay rastro de violines, vilanos colgando
del balcón agotado de la metáfora.
El tiempo ya no cabe en los ojos: los senderos del alba
son efímeros, amanece la larva plagada de hondonadas,
aquí la claridad ida de las campanas,
en el rasguño del presente confundimos el vuelo,
los días de las semana como un bostezo,
las manos que también atardecen luego en las barandas
del día: bestias, humo indescifrado,
éter impalpable en la trastienda del paraíso.
—Siglos breves quedados aquí en la ceniza, escenas
mínimas de la flama revelada, a pie juntillas
la fragancia esquiva del aliento.
Atardece en cada pupila, sangra el trino en el zumbido,
fenece el anhelo sin redención posible,
el viaje es frágil y de desengaños, ráfaga entre lava
que se pierde en el plumón de la espuma:
“soy un fue, y un será, y un es cansado.”

Barataria, julio de 2011

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