jueves, 4 de marzo de 2021

MUNDO ENCADENADO

©Pintura de Salvador Dalí 



MUNDO ENCADENADO

 

 

Llevamos, entonces, una luz de pulsaciones en los costados del aliento.

En la sombra desnudaba el escalofrío de tus labios: devoraba

ese mundo de sueños que todavía nos encadenan; mordíamos la losa

del escondrijo hasta ver peces en el lago de la contemplación.

A la memoria ascienden todavía los relámpagos y aquella leche

de luciérnagas en las paredes que sostenían el estertor y los sedimentos

del pantano incendiado en los ojos. Cada poro cavaba su sahumerio.

Ahora, claro, ya hemos consumido la extraña carne de la aurora;

y nos acompaña, solamente, el polvo y su secuela de paisaje fenecido.

Sé que en el mundo, nunca caben los sueños, salvo el pavimento

suicida de los silencios que socaba el crepúsculo.

Antes y después, siempre ha sido mucha la sed y extraños los jardines.

Una gota encadena el cierzo y vuelve maleza los pensamientos.

En mi el ojo petrificado del cadáver en un país de sílabas de infierno,

una sonrisa turbia de perezas, un espejo de hierro en cada gesto.

Sobre las ojeras del calendario, un violín de ventanas despedidas,

un precipicio mordido por el tumulto de cipreses

que el frío nos deja laboriosamente como un cuchillo.

Mañana, si es que existe, esta suerte de un invernadero de pañuelos.

Barataria, 2014

 

Del libro: Primavera de arcilla

©André Cruchaga


 

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