sábado, 6 de julio de 2013

ATERDECER

Imagen cogida del FB de Micul Prinţ




ATERDECER




Tengo una historia colmada de epitafios.  Un alma de limosnas.
Pese a ello, me yergo, y busco el agua en todos los rincones de la piedra.
Siempre reúno en pequeños fragmentos cada una de las sombras
disueltas en la salmuera, cada una de las gotas del espejismo.
Qué más da —me digo—, cuando el día se desploma en el horizonte.
Cuando descarno la ventana, también viene la soledad conmigo, sumerge
el rostro en la negritud hasta inmolar el aliento.
(El espejo, es sin duda, otra cárcel donde mueren las siemprevivas.)
Por si acaso, sigo despierto, agarrado a este pedazo de nostalgia que emerge
de la sed. ¿Hasta cuándo el moscardón y sus fauces?
¿Dónde dejo la escarcha de las simulaciones, el follaje invalidado?
—Siempre me alejé de la idolatría hacia ciertos demonios…

Barataria, 28.VI.2013

2 comentarios:

Sofía Rodríguez García dijo...

"El espejo, es sin duda, otra cárcel donde mueren las siemprevivas" me encanta este poema, maestro y poeta. La reverberación de las aguas de asfalto son solo eso, el cemento que atesora cuello y oídos dispuestos.
Un abrazote, mi querido poeta
Sofía

André Cruchaga dijo...

Gracias, querida poeta y amiga Sofía, por estar en esta otra orilla de mi litoral. Un abrazo, André.