martes, 1 de mayo de 2012

LA POESÍA ES CUESTIÓN DE OFICIO


Así me lo dice el azogue de la soledad, la desnudez del instante que repta en el corcel
 del ombligo, con los crisantemos a quemarropa del alma.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





LA POESÍA ES CUESTIÓN DE OFICIO



…ebria persecución, claridad sola
CLAUDIO RODRÍGUEZ




Sucede que más allá del ojo inquisidor y los paracaídas del pálpito y el cuerpo pegajoso en su encallamiento y la jungla de luces y alfileres y la espesura de la desmesura en la vértebra de la espuma y el bramido de la serpiente y el sueño interrumpido por los zancudos y el Poeta en Nueva York de Lorca y la Tortuga ecuestre de César Moro y los comedores irisados de cuchillos y la herida del hambre sobre la mesa vacía y el árbol de la vida que también es árbol de la muerte y el paraguas roto del pararrayos y los antisépticos y anticonceptivos de la conjugación y los siglos insepultos de Darío y el diorama de los ojos clavados en el vitral de la saliva y las ciudades a coro del bestiario y la calle corporal de la sábana, mustia de zaguanes, ghetto de los relojes del arrobamiento y la orfandad generalizada como una ráfaga y los pálidos paisajes del rastro y la sinécdoque del buzo ciego en la claridad que languidece de párpados y los celajes del mar desde la mostaza y los amantes crecientes, deshaciéndose en el ascua salvaje de las viscosidades, la poesía es cuestión de oficio. Así me lo dice el azogue de la soledad, la desnudez del instante que repta en el corcel del ombligo, con los crisantemos a quemarropa del alma. Así me dice el maestro Juárroz, “al traspié de lo inmóvil”. Así me dice Claudio Rodríguez, “Oh, claridad sedienta de una forma,/ de una materia para deslumbrarla/ quemándose a sí misma al cumplir su obra.”

Barataria, 23.IV.2012

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