martes, 5 de octubre de 2010

TODA IMPRECACIÓN ES PERVERSA

A veces las palabras dicen más de lo que uno quisiere decir.
También un gesto dice más que una palabra, que mil palabras
Dicen, —aunque lo cierto es que nadie las ha contado.
O, al menos, nadie ha tapado el sol con un dedo.
Hay tantos esperando la señal de la cruz, que algunos se asustan
Con el petate del muerto.
Imágenes BLANCO Y NEGRO





TODA IMPRECACIÓN ES PERVERSA




Por qué seguir entregando las palabras del propio porvenir
ahora que toda palabra hacia lo alto es boca ladradora de
cohete, ahora que el corazón de cuanto respira es caída
hedionda?
RENÉ CHAR




A veces las palabras dicen más de lo que uno quisiere decir.
También un gesto dice más que una palabra, que mil palabras
Dicen, —aunque lo cierto es que nadie las ha contado.
O, al menos, nadie ha tapado el sol con un dedo.
Hay tantos esperando la señal de la cruz, que algunos se asustan
Con el petate del muerto.
Que las sombras traguen todos los sueños incendiados.
Que un cuerpo penetre en otro cuerpo en el tiempo justo.
Piérdete en el bosque de la sábana, en la tierra empedernida
Del invierno, salta en el sexo del silbido,
En la cama de la respiración sin paracaídas.
Que cada mariposa vuelva azul tus poros. Sea hecho de alelíes el rehacer
Del fuego, la nuez de la desmesura.
Adoro que viajes en la ráfaga de las gaviotas.
Deshace los ayes en la ducha,
Muerde la memoria salvaje de las pócimas. El encaje viscoso.
En un País como el nuestro, humea en la transparencia.
Los senos se conviertan en paraguas. No sucumba la noche
En las pantorrillas,
Ni el dedo pulgar rompa el sudario de los poros y separe los vilanos.
Bendita sea la palabra que enmudece en el globo de los tomates.
Bendito el cangrejo de las entrepiernas, el viaje de la sed en el torbellino.
Bendita sea la ignición de las pupilas,
La cal viva de la saliva,
La muerte pronta que nos damos en el mendrugo.
“Guárdenos Dios de los que no hablan y del perro que no ladra”.
Que no te duela el sahumerio del trueno,
Ni el rastrojo esparcido como ceniza.
Un día habremos de quitarle toda la sal a los jardines.
Un día deberán enmudecer todas las nubes. Y los golpes de pecho
Nefastos de las máscaras.
Dios haga de los cuervos, mansos pájaros, hartos de tanta carroña.
Ninguna yerba sea para incubar pesadillas.
“El golpe de la sartén , aunque no duela, tizna”.
El libro abierto sea, y no cerrado para que no suceda lo que dice
Don Lope de vega en la Dorotea.
La gracia sin muletas nos acompañe siempre. El salmo y el trino.
A la fosa de los dementes vayan todos los días tristes.
Cómanse las paredes los que están acostumbrados al zarpazo.
Naden en el extravío de los vertederos.
El cerebro les crezca en masturbación asfixiante.
La lengua lama la soledad de las habitaciones.
A veces las palabras se vuelven tizne perdurable. A veces repito,
Las palabras se vuelven tizne delirante, aún así hay que andarlas
De pañuelo o zapatos…

Barataria, 04.X.2010

2 comentarios:

Cristián Marcelo dijo...

Estimado André: estupendo poema, arrollador,violento, me gusta sobre todo el final: "A veces las palabras se vuelven tizne perdurable. A veces repito,
Las palabras se vuelven tizne delirante, aún así hay que andarlas
De pañuelo o zapatos…" Las palabras manchan todo lo que tocamos.
Un fuerte abrazo fraterno desde Costa Rica

André Cruchaga dijo...

Gracias, amigo Cristian, por su visita y comentario. Usted,siempre honra este humilde espacio con su preclara presencia.

Le envío mis mejores parabienes,

André Cruchaga