sábado, 2 de octubre de 2010

EN PLENO GOCE DE MIS FACULTADES

Aunque el ritmo cardíaco sea una herida de alacranes, estoy aún
En pleno goce de mis facultades mentales.
Ante el aluvión de las colillas, el tren del huracán lanza mi partida,
Hacia el guacal artificial de las vocales.
Sorteo mi vida en cada esquina de los imanes.
Autor: Poeta Francisco Basallote





EN PLENO GOCE DE MIS FACULTADES




No hay derrota en el gesto: soplo somos
compañeros de viaje hacia un poema
fugitivos anclados en un verso.
LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO




Aunque el ritmo cardíaco sea una herida de alacranes, estoy aún
En pleno goce de mis facultades mentales.
Ante el aluvión de las colillas, el tren del huracán lanza mi partida,
Hacia el guacal artificial de las vocales.
Sorteo mi vida en cada esquina de los imanes.
Celebro a diario mi viaje hacia la muerte. Hacia la acidez fonética
De la garganta, hacia los guantes oscuros de los teoremas.
Son una especie de desierto estas calles de la madrugada,
Donde no hay velas ni tacones,
Si acaso espectros como un tren líquido
Deshaciendo las huellas,
La poca alegría que hay en las postales.
La vida es así: deambular sin pijama alrededor del ojo del candil.
Tengo en mis manos la urgencia del papel, los dedos rotos de jugar
A los crucigramas,
Las semanas con canas de cárcel, las ganas de tirar las ventanas
A través de las pestañas, derramar toda mi garganta en la espuma,
Dedicarme a preparar la ropa para la partida.
Ahora necesito gasolina para mis zapatos torpes.
Morder el canapé mortecino de mis penas. Quitar la piel de las asimetrías,
Huir de los papalotes del mediodía
Dejando atrás las imágenes desabridas de las caricaturas.
Dentro de mis derruidos anaqueles está la artillería de mi memoria,
Los paraguas, las tijeras, el poema resumido en espejo,
El tren que nunca pasó por mi acera.
Debo partir hacia otras noches ciegas. Hacia otras sombras prisioneras,
Pues esta batalla de morir no termina, hasta que las sienes
Rompan la hora del vaivén.
Contra todo pronóstico, la trayectoria es la misma. Partir de un punto
A, a un punto B. Los límites del tránsito, a fin de cuentas se inventan:
Se inventan los meridianos en las manos,
Los colores del espejismo,
La carcoma de la melancolía que lo traga todo.
En pleno goce de mis facultades, lavo mis dientes con el ciprés
Indecible del vértigo. Dejo la prolongación de mis manos al azogue
Del pretérito, a otros días luminosos sin herraduras.
Dejo la duda para los interiores del eco. Tengo, por suerte, el ala
Reinventada en mis pupilas…
Barataria, 02.X.2010

2 comentarios:

Marina Centeno dijo...

La serenidad al borde del abismo, y a esa altura el eco es un estruendo en los oídos. Por qué cuesta mirarse al espejo, delinear las comisuras, acontecer en los ojos los reflejos del día...por qué será -André- que es muy amplio el desierto para una sed sedienta y tan poco el mar para naufragar en lágrimas...

Te abrazo -Poeta.
Por si duermes, un beso.
Saludos.

André Cruchaga dijo...

Gracias, amiga poeta, por tus reflexiones en torno a esta digresión mía que sólo pretente esbozar al ser como hacedor de vida, con todo y sus tribulaciones: el ser de carne y hueso, en que de continuo proclama las mudanzas.

Un abrazo de gartitud y fe en la poesía.

André Cruchaga