viernes, 18 de junio de 2010

EQUIPAJE DE INSOMNIOS

Hay fuegos y espasmos en cada noche que nos acompaña. —Uno viaja
Así, en la página efímera de las lámparas. En cada madera del despojo
Hay fuegos auscultos, lenguaje de relieves en las pupilas,
Vísceras de viejas entrañas desgarradas, extraños caballos del énfasis
Pateando los aldabones circulares de las pulsaciones.
Ilustración: Imágenes gratuitas








EQUIPAJE DE INSOMNIOS






¡Cómo duele ir al paso de las ancas,
las orejas tibias,
como se cansa el dedo que acaricia
las cosas cotidianas!
PILAR PAZ PASAMAR






Hay fuegos y espasmos en cada noche que nos acompaña. —Uno viaja
Así, en la página efímera de las lámparas. En cada madera del despojo
Hay fuegos auscultos, lenguaje de relieves en las pupilas,
Vísceras de viejas entrañas desgarradas, extraños caballos del énfasis
Pateando los aldabones circulares de las pulsaciones.
—Se va y se viene, quizá, por la calle donde el grito es vocación:
Y el destello una agalla disecada,
Antifaz de la espuma usada para el deleite. Alrededor del camino uno
Hace maletas, muerde las sienes del fuego enfebrecido; arma, si se puede,
Las historias del júbilo, el amor que tanto cuesta entre el murmullo.
A menudo cansa el casco de lo fúnebre. Los bienes fúnebres
De las franquicias, la peluca promulgada para la vigilia.
Al final, no sé si duela más el insomnio o la hoguera prolongada, fiera,
Del anhelo, si el hambre de la duda, o el viejo círculo del mal.
Junto a mi ropa, el bolsón del polvo en el camino. Este equipaje: principio
O fin del fuego. De ese viaje terco entre el murmullo de piedra y río.
Honda se hace la carcoma de las sombras, el esqueleto de la hora
Convertida en sombra,
—El rictus del horizonte en el espejo, la huella del reloj mordiendo
Los zapatos. El camino pendular del aire. La leña inundada de la caricia.
Hay poca distancia al vértigo; pero tanta para alcanzar la campana
De los meses: —resulta un ahogo, caminar sobre los colores de la aurora.
A menudo la zozobra a las puertas es letal. Tanto o igual a las miradas,
A los estados policíacos de la Esperanza,
Al sobresalto del doblez de las esquinas,
A ese alfiler del oído que roba la música, a la estridencia del escombro.
—Cierto es que la vida es una esfera de rostros desquiciados: faltan días
De limpia, quizá otros pañuelos con oráculos benignos,
Quizá menos niebla para no amontar en un tarro todos los recuerdos.
—Quizá escribir a pie de página o entre paréntesis todos los asombros:
Las semanas con ventanas, el olvido necesario de los grises, colocarle
Alfombra a los zapatos, negar la voz de los cuchillos.
He visto de todo en la paredes: presente y pasado, —nos queda en este
Vivir en vilo, hablar de los cristales del futuro,
Antes que expire la contraseña del respiro. Antes que el día
Nos reclame otro rostro…
Barataria, 12.VI.2010

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