viernes, 18 de agosto de 2017

INTOXCICACIÓN

Pintura cogida de Pinterest





INTOXCICACIÓN




Mi inocencia culmina en la rosa de tu pubis esa “que hiende la vidriera gótica de la absorción” con las  patologías propias del disfraz: ese mundo donde el tacto prolonga la voz hasta los confines indivisibles de la luz (queda el letargo de las magulladuras y el río quebradizo galopando sobre el horizonte de los párpados hasta la turbación de la hora nona o el suicidio antes que el instinto se oxide reluce el agua verde en los ijares como un mar en lo hondo del aire nada tiene lógica mientras el horizonte traza sus líneas y nos pilla el absoluto con sus ráfagas de cascos es menester abrir el césped de las geometrías trepar al arbolito y morirse reír de las sombras que se desprenden del sudor obligado de la ventana) ya hemos caminado tanto que nos corroe la distancia de lo andado:  la sed sin embargo nos arrebata la lógica del padecimiento los rostros negros y el martirio de no tener sobremesa y los peligros que uno tiene al soñar diferente un mundo al de la anemia ante la intoxicación del país uno tiene que apresurar los zapatos para no caer en las indeterminaciones del vacío: ¿cuánto de nosotros se ha perdido en estas sucesivas guerras asidas al aliento? ¿Hasta cuándo desconfiaremos de las esquinas de los acuarios de sangre anónima? quizás pocos puedan con esta bisectriz de  telaraña uno se cobija con la sombra de la muerte que anda en todas partes además de los atardeceres prontos están los desgarramientos y los respetivos santuarios del sollozo: hay tantos laberintos que uno acaba torpe impreciso con esa sensación de arrebatamiento del sueño o la vigilia a veces sólo se desea otro universo duele el tiempo con su trote de cruces duele la bizarría de la falsa sabiduría y su costumbre duele soñar amando a la patria y su memoria de ceniza me dolés vos con tu nombre despierto en mi tórax me duele tu memoria y todos esas rugosidades de ciprés sucede a menudo que el camino no deja de ser otro patíbulo no menos cierto que la aldaba de hollín que abría el asombro: aquí el alfiler de las postrimerías el alfiler que copula el dolor en mis sienes aquella fue otra muerte a cuya eternidad no me resigno el sosiego es ilegible en este ruido de nudos y esquinas…
Barataria, 2017

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