jueves, 1 de mayo de 2025

TORTURA FRENTE A LA RESISTENCIA

 

Pintura de  Jock Macdonald


TORTURA FRENTE A LA RESISTENCIA

 

Siempre suelo jugar al olvido del cielo como para salir del agujero.

Detrás, los abanicos de sal hacen lo suyo: sobre el sendero,

el polvo muerde mis zapatos, y la zarza festeja sus años caducos.

(Siendo que la luz es pródiga, escapo de los excrementos

de la sombra), y me adentro en lo hospitalario de las estaciones,

la luz que asaltan mis ojos, los ojos inevitables frente a las vocales,

las vocales en la ruleta rusa de la desesperación, Homero más allá

de la pedagogía del dolor de los cenáculos con gases lacrimógenos.

Huyo del grito que pisotea mis sienes y del simple hilván

de los ojales en la arqueología del apocalipsis; de pronto, el sendero

poseso de fuego, referencia del caos y de la tormenta que escinde

mi oído, la miseria domesticada del perro, apedreado, además,

por la desfachatez: la pudrición hace lo mismo con la espiritualidad.

Sé que caminar es ir gastando el aliento en la sombra que humea

en el espejo, resistir a la sombra para ganarle su reputación.

No hay nada nuevo en la simetría absoluta de la cruz cristiana

ni en la gimnasia del calvario de la espiritualidad.

A lo largo de todo este tiempo la tilde del martilleo, la policía, el País

y su cadalso de pupitres, raíz intrínseca de la taberna de estos días.

Resistimos a los cuchillos fálicos del espíritu, al archivo oscuro

de los enterrados, a las monedas suicidades que carecen de civismo.

Resistimos a ser señuelos frente al saqueo, frente a la turbiedad,

la ignorancia se vuelve sacrosanta e intocable.

 

 

 

Del libro: «Insubordinación civil de las palabras», Barataria, 2014

©André Cruchaga

Imagen Jock Macdonald


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