Imagen pintura
de Roberto Matta, Chile.
NOMBRES
DIVERSOS DEL RUMOR MORIBUNDO
Los fui aprendiendo a la luz de la caverna del pecho
como semillas
compartidas a lo largo de la hoguera pavorosa del
sueño.
Desde entonces el júbilo tiene campanas y mausoleos,
lamentos
de vidrio, fulgores desolados: (aprendí, luego, que
existen palabras
ignominiosas y absurdas), nombres breves, frenéticos y heridos.
Ahora juego a subir y bajar escaleras, subir y bajar
escaleras,
(de pronto pienso que el cielo tiene lenguaje de
basílica,
y lejanías más extensas que un plato de comida).
¿Qué circunstancias aúllan en el espesor de ciertos
nombres?
Esta tierra me invade los ojos, viola la caricia y las
tantas esperas,
esta tierra grita clavos y furias, sollozos extensos
de niebla,
esta tierra me reside y me derrama, desnuda se rompe
en mis manos,
desnuda muere largamente, yerto resplandor de abismo,
esta tierra golpea en su exterminio, golpea y debate
contra la muerte,
desclava viva mis soledades, la soledad tota en
latidos.
Todo este insomnio purgativo tiene la catequesis de
una metástasis,
un almacenaje devaluado de la vida.
Sé que mi pelaje, a menudo, se enfría con severidad en
la lluvia;
Sangra el horizonte cuando desciende al mundo de los
muertos,
Sangran dispersos los ecos una infancia agónica.
Duelen los esqueletos que traslucen sordamente las
calles del país;
en mi garganta mugen jóvenes madres en rebaño, cables
de gritos,
alta noche sin estrellas donde desaparecen las
vírgenes.
Del libro:
«Sintaxis de la fuga», Barataria, 2014
©André Cruchaga
Imagen pintura
de Roberto Matta, Chile.
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