Imagen
pintura de Roberto Matta – Chile
JARDINES YUXTAPUESTOS
Unimos los jardines de la claridad, al petate difuso de la noche:
altas esferas devoradas en la proporción de la garganta;
a quemarropa el caracol del averno en el ojal amurallado del pétalo,
el ápice de la úvula en la garganta ahumada del filo,
sobre la catacumba del abanico de los charcos:
—cada uno perdió su propia andadura, el año bisiesto del tallo,
¿es cíclico este afán de rasguñar la esperanza,
o apenas una mueca tardía de los jardines malogrados del hambre?
El hambre, digo, junta, allegada con sus cascos de vaguada,
sobre lechos frescos, sobre lechos adustos donde asusta una jarra
perfumada de culatas y aturdimientos.
(A menudo hay que reír
sosteniendo entre las manos lo deleznable:
la solemnidad y los
paréntesis siempre gozan de buena salud).
Hay que unir los eslabones del hambre alisando el piso de los ojos.
No sé si en los péndulos hay derecho a vía,
o es mera rotación el movimiento de las aspas del aliento,
la niebla orgásmica del éter, la elipsis del ombligo, la metástasis
de la taxonomía de la cólera, la dulzura unánime del parpadeo.
Juro que el escalpelo y la miseria son el mejor verso que se ha escrito
en la historia, digamos Dios y las langostas, silva el viento.
Del
libro: «Incendios giratorios», Barataria, 2013
©André
Cruchaga
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pintura de Roberto Matta – Chile
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